Los 5 números que más le preocupan a Alberto Fernández

Los 5 números que más le preocupan a Alberto Fernández

El próximo Gobierno deberá afrontar diversos frentes para sacar al país de la crisis. ¿Cuáles son las prioridades?

Apocas horas de su asunción como Presidente, Alberto Fernández sabe que tiene varios frentes económicos para atender si quiere cumplir con su tantas veces mencionado objetivo de “poner a la Argentina de pie”.

Existen un sinfín de cuestiones para mejorar, entre las que se pueden enumerar la competitividad del comercio exterior, la falta de financiamiento para empresas, la sostenibilidad del sistema previsional y muchos ítems más. Sin embargo, PERFIL analizó cuáles son los cinco puntos más urgentes que deberá resolver el próximo mandatario, apoyado en su ministro de Economía, Martín Guzmán, el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, y el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas. La deuda Sin lugar a dudas, la cuestión financiera será la madre de todas las batallas para Fernández. Tan es así que convocó a Guzmán, cuyo principal expertise y materia de estudio ha sido este punto.

  “En 2020 habrá que pagar servicios de deuda en moneda extranjera con acreedores privados por USD 21 mil millones, en un escenario donde las opciones de financiamiento escasean”, señaló un estudio reciente de la consultora Ecolatina. La posición de Guzmán, según sus propias palabras, es la de postergar por dos (o tres) años los pagos de deuda, tanto capital como intereses. De esta forma, según su visión, Argentina podría tomar aire para crecer y poder afrontar los vencimientos. A cambio, no habría quita para los tenedores de bonos. La idea es evitar un default que excluya a la Argentina de los mercados. 

El Gobierno saliente, principalmente el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, repite hasta el hartazgo que hay un problema de liquidez y no de solvencia. Que si Argentina logra convencer a los mercados con un plan creíble, el volumen de la deuda es manejable. De hecho, en un diálogo reciente con PERFIL y otros medios, Lacunza había señalado el peso de lo que Argentina debe es un 70% del PBI y no un 100% como señalan algunos estudios privados (la deuda pública total es de 314 mil millones de dólares).

Además, agrega que si se excluyen los pasivos intrasector público, equivale a un 53,6% del Producto.  Por otra parte, el Gobierno que se va se jacta de haber bajado el déficit fiscal primario desde un 5,7% incercial que heredaron a un 0,5%. En principio, esto último podría relajar las necesidades de financiamiento del país, ya que Macri ha asegurado que uno de cada tres pesos que se toman deuda es para sostener el mencionado déficit.  Cómo prepara el peronismo el acto de asunción de Alberto Fernández “La dificultad está en mostrar que el país es solvente. No tanto por el volumen de deuda, sino que simplemente estamos frente a una economía que no crece y que encima presenta déficit fiscal. La dificultad de aplazar los pagos por un tiempo y, a la vez, dar la señal que se hará un esfuerzo puede no ser suficiente para los tenedores de deuda”, señaló el economista de LCG Guido Lorenzo. Y añadió: “El sendero de crecimiento para que la deuda sea sostenible está muy lejos del desempeño argentino y eso depende en parte de la política fiscal y en parte es exógeno”.

Respecto de los plazos, Lorenzo destacó: “Mientras antes se resuelva, mejor, pero si en el medio vas a pagar con reservas, difícilmente los acreedores estén dispuestos a entrar en un canje. No les urge”.  Hay que recordar que además de negociar con los privados, el Gobierno deberá llegar a un acuerdo con el FMI, quien tiene el título de acreedor privilegiado. Sin embargo, algunos optimistas creen que el Fondo dará cierto respiro a la Argentina, puesto que gran parte de su prestigio se juega en que nuestro país no se hunda más a partir del crédito tomado por la administración de Mauricio Macri. Federico Furiase, de EcoGo: "Para poner plata en el bolsillo de la gente y que eso no afecte la inflación, va a ser clave una negociación rápida y exitosa de la deuda.  Y eso requiere un programa económico que ponga el foco en la consistencia fiscal, que muestre un camino para alcanzar en dos o tres años el superávit fiscal requerido. A partir de ello se puede estabilizar la relación deuda producto. Por otro lado, se requiere una reestructuración de la deuda que permita descomprimir el perfil de vencimientos 2020 y 2021 para aflojar la restricción externa y ganar tiempo para generar la mencionada consistencia fiscal".

La pobreza El desafío que más duele. Minutos antes de que Macri diera su última cadena nacional como Presidente de la Nación, la UCA dio a conocer el número de pobres según sus propios estudios: 40,8% de la población. De ellos, un 8,9% son indigentes. Por otra parte, un 59,5% de los niños y adolescentes están bajo la línea de la pobreza según este estudio. En uno de sus últimos diálogos con medios de comunicación, entre los que estuvo PERFIL, Lacunza recordó que la cifra oficial del Indec se coloca en un 35,4% y que se trata de un número similar al que sufre la Argentina desde la recuperación de la democracia. Es decir, salvo momentos específicos, las cifras han rondado siempre cerca del 30%. Sin embargo, el ministro saliente destacó la importancia de la Asignación Universal por Hijo para paliar la situación: “Juega un papel importante en que la desigualdad no crezca tanto. Atender a los vulnerables se convirtió en una prioridad para cualquier esquema económico que haya en la Argentina". ​El desempleo y el salario real Según las últimas cifras difundidas por el Indec, la falta de trabajo afecta al 10,6% de las personas que buscan empleo.

La cifra venía bajando hasta que rebotó luego de la crisis financiera que se desató en 2018.  Hay más de 2,5 millones de personas buscando trabajo sin suerte, por el momento. Al respecto, el economista y especialista en mercado del trabajo Martín Trombetta consideró: “No tiene caso discutir empleo sin resultados macro: nadie va a salir a tomar trabajadores en blanco en una economía en recesión y con un default por resolverse. Ahora, supongamos que la macro empieza a acomodarse: la situación en el mercado de trabajo es complicada. Hay un desempleo alto y encima está subiendo. Y la informalidad en asalariados sigue clavada en un tercio y tenemos una gigantesca masa de cuentapropistas, que están formalizados por vías muy débiles”. El propio Lacunza, incluso, reconoció que la calidad del empleo se deterioró en estos años, más allá de la cantidad.

De hecho, cuando creció la ocupación fue a partir de vías no tradicionales, como el monotributo. Macristas llaman a no mirar tele el día de la asunción de Alberto Fernández Por otra parte, hubo un fuerte impacto en el salario real. Así lo describe Luis Campos, del Observatorio del Derecho Social de la CTA: “El salario real volvió a caer fuerte en septiembre y se comió todo el rebote prePASO. Desde noviembre de 2015 el retroceso acumula un 18% en el sector privado y un 21% en el público”. Es decir, estos número reflejan la pérdida de poder adquisitivo. En tanto, Campos hizo un duro análisis de los últimos datos de empleo emitidos por la Secretaría de Trabajo: “Hubo una fuerte caída del empleo registrado en septiembre. En la comparación mensual es el tercer peor registro de los últimos 11 años. La destrucción de puestos de trabajo formales no para. Creo que ni el más pesimista pensaba que luego de cuatro años de gobierno los valores absolutos iban a volver a niveles de 2012 y, en el medio, la población creció un 7% aproximadamente”.

La inflación Argentina finalizará este año con el aumento generalizado de precios más alto que se registre desde 1991 (se espera que esté en torno al 54%). También en este rubro el Gobierno de Macri había logrado una leve mejora, pero el impacto de la devaluación arrasó con todo. Argentina ha probado diversos esquemas de desinflación y, hasta el momento, ninguno ha resuelto la problemática. Salvo la convertibilidad, que generó otros dramas. Los analistas privados a los que consulta el Banco Central calculan que el año que viene la inflación se ubicará en 43%, una cifra también altísima.  Hace algunas semanas PERFIL había preguntado a una estudiosa de la inflación como Victoria Giarrizzo por dónde podía pasar la solución. A lo que ella respondió: “En lo inmediato, se necesita incrementar la capacidad de generar dólares para reforzar las reservas y evitar subas bruscas en el tipo de cambio que automáticamente se trasladan a precios. Pero, simultáneamente, hay que crecer, para que las empresas vuelvan a invertir, aumenten la oferta de bienes de nuestra economía, y crezca el empleo privado descomprimiendo al Estado.

La tercera pata es reducir el costo argentino, y eso se puede lograr mediante inversiones públicas en infraestructura que ayuden a bajar el costo logístico, bajando las tasas de interés para reducir los costos financieros y mejorando la eficiencia del sistema tributario para bajar la presión sobre los sectores productivos. Simultáneamente hay que continuar desburocratizando el Estado para bajar la cadena de múltiples minicostos que encarecen las cadenas productivas”. Estancamiento económico La Argentina tiene un PBI per cápita inferior al que tenía allá por 2011, lo que muestra una severa caída en la producción del país. Y esto se ha acentuado en los últimos años.

De los cuatro años en los que gobernó Macri, tres fueron de caídas contundentes del Producto.  Como mencionó Trombetta, sin crecimiento, es imposible la generación de empleo y, como señaló Lorenzo, también es impracticable cumplir con las obligaciones de deuda. A la vez, respecto de los pasivos, hay una cuestión de retroalimentación, porque el estrés financiero también retrasa el crecimiento. Así lo describe Gabriel Caamaño, de la consultora Ledesma: “Pero para estabilizar tenés que despejar las dudas en el frente financiero-fiscal, anclar expectativas desde ahí, para que el mercado te deje de jugar en contra. Además, lo monetario te puede dar aire tanto en lo fiscal como en actividad. Porque la progresiva recuperación de la demanda de pesos que tendrías implica recuperación de la demanda agregada y reducción de la tasa de interés al mismo tiempo”.

Argentina afronta el mayor índice de pobreza desde la crisis de 2001 Precisamente, aumentar la demanda de pesos daría lugar a que el próximo Gobierno pueda emitir sin echarle nafta al fuego inflacionario. 

¿Una vez encaminado el frente financiero, ¿hay margen para estímulos al crecimiento? Así lo explica Caamaño: “Podés sumar políticas activas en el mientras tanto, siempre y cuando, no te rompan la consistencia en el frente financiero-fiscal. Puede ser sosteniendo o mejorando programas que ya existen (Ahora 12, devolución IVA alimentos, etc) o introduciendo otros nuevos (beneficios fiscales para determinados sectores, por ejemplo)”.

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