Lifschitz: “Contamos con estructura política para bancar un gobierno”

El futuro gobernador prefiere centrarse en la primera acción administrativa a encarar una amplia convocatoria a los tres poderes del Estado santafesino para delinear un plan contra la inseguridad.

Mientras apura un mate, Miguel Lifschitz da por sentado que no le preocupan esas voces que le auguran, a partir de diciembre próximo, una gestión provincial sin legitimidad. “Hay estructura política para bancar un gobierno”, advierte el mandatario santafesino electo por tan sólo 1.496 votos de diferencia con su rival directo, Miguel Del Sel.

 

Lifschitz prefiere centrarse en la primera acción administrativa a encarar una vez instalado en la Casa Gris: una amplia convocatoria a los tres poderes del Estado santafesino para delinear un plan contra la inseguridad. Consenso es la palabra que marcará a fuego el principio de su gestión. Y, en ese sentido, asegura a La Capital que su futuro gabinete tendrá un perfil más frentista que el de sus antecesores del mismo signo partidario, no descartando sumar a “independientes que hagan su aporte en temas específicos”.

 

—¿Qué impronta le imprimirá a su gobierno?

 

—Seremos un gobierno de puertas abiertas, con un gabinete frentista que integre a los dirigentes de todos sus partidos, con nuevas generaciones y con representación de los distintos puntos de la provincia, no sólo de Rosario y la ciudad de Santa Fe. Proyectamos una administración de mucho diálogo con la política, con la Legislatura. Le imprimiremos un fuerte perfil de gestión, porque es mi característica y también porque tenemos poco tiempo: el régimen electoral hace que el último año de gobierno sea de comicios. También priorizaré la inversión en infraestructura, es decir, rutas, acueductos, energía eléctrica y gas natural, y en vivienda. Tendremos una política orientada a la proactividad económica y a la generación de empleo. Habrá medidas innovadoras respecto de la promoción industrial y el desarrollo del turismo. El objetivo es crear 200 mil puestos de trabajo en cuatro años. Y, por supuesto, está el otro gran tema: la seguridad. Procuraremos apoyarnos en los avances registrados hasta el momento y darles un nuevo impulso en la próxima etapa. No veo un escenario de confrontación, todo lo contrario.

 

—¿Cuál será la primera medida a implementar?

 

—El día después de asumir convocaré a los presidentes de bloque de ambas Cámaras de la Legislatura, al titular de la Corte Suprema, al procurador general del alto tribunal, a los ministros de Seguridad y Justicia y a los jefes policiales para discutir un plan contra el delito. Una iniciativa que nos permita resolver rápidamente las cuestiones pendientes. Habrá que hacer nuevas leyes y aplicar ajustes a la normativa que regula a la policía, como también designar magistrados y fiscales que están faltando. Hablamos de arrancar de cero con una planificación consensuada.

 

—Hasta ahora, las recetas para revertir la inseguridad no fueron efectivas…

 

—Debemos hacerlo rápido y de común acuerdo, porque de lo contrario se nos van dos o tres años sin afrontar el problema. También, como innovación, someteremos a aprobación legislativa la designación del jefe de policía. Queremos una figura con liderazgo, compromiso con el servicio público y respaldo político. Obviamente, reforzaremos las policías Comunitaria, de Acción Táctica (PAT) y de Investigaciones. Y reformularemos el sistema de comisarías, que es arcaico.

 

—¿Irá por una mayor presencia de fuerzas federales en la provincia?

 

—Es fundamental. Gendarmería tiene unos 40 mil efectivos en el país y, si consideramos que Santa Fe es el 8 por ciento de la Argentina, al menos unos 3 mil uniformados deberían estar de manera permanente en la provincia. Entonces, requeriremos una mayor presencia de gendarmes y prefectos, no para hacer la tarea de la policía sino para combatir los delitos federales: narcotráfico, tráfico de armas, trata de personas y lavado de dinero.

 

—En lo inmediato, ¿mantendrá reuniones con la oposición?

 

—Con Omar Perotti quedamos en reunirnos en las próximas semanas, ya hablamos por teléfono en un par de oportunidades. A Del Sel también lo voy a convocar. Es importante que las dos figuras que encabezaron los proyectos del FpV y del PRO sean escuchadas e integradas a un espacio de consulta y definición de los grandes temas. Desde luego, mantendremos contacto con las representaciones legislativas de esas fuerzas.

 

—Frente a un macrismo que insiste con la falta de legitimidad, ¿siente que llega a la Casa Gris cargando una mochila pesada?

 

—Para nada. Primero, porque la gente no le da demasiada importancia a eso. En segundo lugar, la diferencia puede haber sido escasa pero el FPCyS tiene una base muy sólida. Gestionamos Rosario y Santa Fe, junto a otras 170 ciudades y comunas de la provincia. Tenemos mayoría en Diputados y una fuerte presencia en el Senado. Hay estructura política para bancar un gobierno. Además, creo que la legitimidad de una administración se gana en la cancha. Ya vimos gobiernos que arrancaron con un formidable caudal de votos y lo dilapidaron rápidamente. Y otros que comenzaron con pocos sufragios, como el caso de Néstor Kirchner (2003), y se afirmaron de inmediato y ganaron consenso.

 

—¿Qué mensaje decodifica del voto santafesino?

 

—Hay un escenario político dividido en tercios. Ya había ocurrido en 2011 con la aparición del PRO y Del Sel. Además, la instalación de Mauricio Macri a nivel nacional abrió una brecha en un escenario más tradicional, con un electorado repartido entre el FPCyS y el PJ. Creo que el macrismo tomó parte del electorado conservador del peronismo, es decir, el reutemismo, pero también un sector tradicional del Frente Progresista. Ahora se equilibraron las tres fuerzas. Veremos qué ocurrirá con el PRO, si se sostiene como proyecto o el electorado vuelve a su cauce natural. Por nuestra parte, conservamos el voto duro frentista. Aunque tenemos el desafío, junto a Mónica Fein en Rosario, de subir ese piso.

 

—¿Definió el perfil del gabinete?

 

—Todavía no tengo nombres, sí algunos dando vueltas en la cabeza, pero nada definido. Vamos a conversarlo dentro del FPCyS y la idea es que tenga la representación de los partidos más importantes que lo integran. El objetivo es darle una impronta más frentista que los anteriores del mismo signo. Posiblemente continúen algunos funcionarios en actividad para aprovechar su experiencia y, tal vez, sumemos hombres de las gestiones municipales de Rosario o Santa Fe. También evaluamos incorporar a independientes que hagan su aporte en temas específicos. Tengo las manos libres para armar el equipo, no hay grandes condicionantes.

 

—¿Cómo avizora la relación con Rosario?

 

—Trabajaremos codo a codo con Mónica. Venimos hablando al respecto, e incluso hay varios temas que dejé pendientes como intendente de Rosario que procuraré resolverlos como gobernador.

 

—Mucho se habló de la reforma constitucional en Santa Fe, poco se avanzó en ese sentido…

 

—Es un tema importante, pero no urgente. Si se dan las condiciones propicias, valdrá la pena impulsarla. Siempre fuimos reformistas. Particularmente, la Legislatura que viene será muy proclive a avanzar en ese sentido. Es algo a considerar si hay consenso. Desde luego, la autonomía es un tema fundamental.

 

—¿Cómo será la relación con el próximo gobierno nacional, teniendo en cuenta los nombres en danza?

 

—No me preocupa tanto. Cualquier presidente en el futuro deberá tener más diálogo con las provincias. Al respecto, hay una demanda de la sociedad hacia todos los candidatos y, por lo que uno ve en sus perfiles, tanto Daniel Scioli como Sergio Massa, Margarita Stolbizer y Macri apuntan también en esa dirección. Aspiro a una mejor relación institucional, a un mayor federalismo en materia de recursos y decisiones políticas. Además, el escenario presidencial todavía está abierto. La Argentina es muy cambiante: cuando parecía que Macri se comía a los chicos crudos, tan sólo dos meses atrás, Scioli comenzó a tomar fuerza. Todo indica que está entre ellos dos, pero me parece que todavía puede haber una sorpresa.

 

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