En el Gobierno dicen que el “veranito económico” aleja los fantasmas de conflicto social

En el Gobierno dicen que el “veranito económico” aleja los fantasmas de conflicto social

En la Casa Rosada admiten que no hay más un clima que ponga en riesgo la gobernabilidad o el control de la calle. La oposición coincide. Ambos ponderan el impacto de un dólar estable.

 

Mauricio Macri no centrará su campaña en la situación social. Los indicadores lo hacen imposible. Prefiere rivalizar con el kirchnerismo en materia de obras y seguridad. Sin embargo, en el Gobierno hay quienes sostienen que el “veranito económico” -10 semanas de estabilidad del dólar y la tendencia a la baja de la inflación- tiene su correlato a nivel social y que ya se respira un aire más calmo aun en los barrios más postergados del Conurbano.

“Al final tenía razón Aníbal (Fernández): todo es una sensación”, ironiza y exagera un importante funcionario del Ejecutivo, acostumbrado a tomar el pulso de la emergencia social.

Lejos de celebrar -el índice de pobreza trepó al 32% en la última medición y volverá a registrar un alza en la de septiembre- en el Gobierno ponen la lupa en el “clima social”. Aseguran que ya no se vive un escenario de irritabilidad que ponga en peligro la gobernabilidad y el control de la calle.

Cerca de la ministra de Desarrollo Social Carolina Stanley destacan que ha sido fundamental el incremento de los montos destinados a la ayuda alimentaria y los aumentos -al nivel de la inflación- de la AUH y del salario social.

Esa cartera reparte dos millones de kilos de alimentos por mes a organizaciones sociales, Cáritas, parroquias, ONGs y centros evangelistas. En febrero se decidió un aumento del 20%. También destacan que se incrementó el gasto per cápita para comedores y merenderos. Después de las PASO, está pautado una suba de la tarjeta social Más Vida.

Destacan que el el consumo empieza tímidamente a repuntar gracias a los crédito de las ANSES para jubilados y beneficiarios de asignaciones y a la reactivación del trabajo informal. “Las changas se empezaron a caer en 2017, 2018 fue la nada y ahora empezó a moverse de vuelta”, insisten.

En la Casa Rosada registran una baja de la protesta social. Pero no creen que tenga que ver con una mejora de la situación social que aún señalan como delicada. “Saben que en este año electoral no les rinde cortar calles y muchos dirigentes están compitiendo por espacios políticos en estas elecciones”, afirma un ministro.

Las reuniones de la mesa tripartita de diálogo social que Stanley mantenía con los referentes de las organizaciones y de la Iglesia se interrumpieron. 

El 7 de agosto de todos modos -a solo 4 días de las primarias- volverá a sentirse el poder de convocatoria de las organizaciones en la marcha por Tierra, Techo y Trabajo. En distritos importantes de la Provincia, como Mar del Plata, ya se hicieron notar.

La “sensación” de la que hablan en Desarrollo Social es una conclusión repetida entre los funcionarios que recorren el Gran Buenos Aires, pero sin números objetivos que los avalen. Tampoco cuentan con relevamientos de encuestas o focus, como otras Carteras.

“La respuesta estatal fue muy fuerte y se mantuvo. No hay un aumento de la demanda”, analiza el ministro bonaerense del área, Santiago López Medrano.

Los referentes de la oposición en materia social y de las organizaciones comparten solo parcialmente el diagnóstico del Gobierno. “Efectivamente, que el dólar esté contenido ayuda a que no se traslade tanto a los precios. Y los aguinaldos y paritarias empiezan a mover el consumo. El problema es que no arrancás de cero sino de menos 5. La gente se sigue endeudando”, explica Daniel Arroyo.

El diputado, que suena para integrar un hipotético Gabinete si Alberto Fernández resulta electo, señala dos problemas fundamentales: el costo de los alimentos y la baja del consumo de leche. En un año el precio se duplicó. Hoy se toma un 21% menos que en 2016, según números oficiales. 

El referente de la CTEP, Juan Grabois, integrante del Frente de Todos, también tiene coincidencias parciales con el Ejecutivo. “Coincido con el Gobierno en algún punto. Hace dos meses nos íbamos a pique. La cosa se estabilizó a partir del 29 de abril, cuando el FMI autoriza a quemar las reservas”, le dice a Clarín. Para Grabois el veranito existe, pero es “economía electoral y artificial”.

Grabois anticipa que “es una burbuja que explotará luego de las elecciones gane quien gane”. El dirigente social de la CTEP pondera el pedido de Alberto y Cristina Fernández para evitar el conflicto.

Daniel Menéndez, de Barrios de Pie, destaca que la merma de la protesta callejera tiene que ver y la calma en la periferia de los centros urbanos tiene que ver con la expectativa electoral y la presunción de que Macri no será reelegido. “Han logrado controlar el precio del dólar y no es menor en relación al de los alimentos, pero los comedores siguen estando arrebatados de gente”, sentencia.

¿Y la Iglesia? Stanley y María Eugenia Vidal no acudieron al congreso de obispos. Muchos especularon con que no querían prestarse a las críticas públicas de los prelados, como en 2018, en Mar del Plata. El entorno de ambas aduce problemas de agenda. La gobernadora y la ministra, sin embargo, escucharon a los prelados en las oficinas de la primera, en Retiro. “Trabajamos juntos”, desdramatizan.

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