Ahora, a negociar con el Fondo: el Gobierno lo quiere tener de aliado para el plan reactivador

Ahora, a negociar con el Fondo: el Gobierno lo quiere tener de aliado para el plan reactivador

Los funcionarios ya asumen que la afinidad que el FMI mostró durante la negociación con los privados dejará lugar a la habitual dureza fiscal y monetaria.

Por Claudio Zlotnik.

¿Qué une a economistas de extracción tan disímil como Emmanuel Álvarez Agis y Ricardo Arriazu? Uno, viceministro de Economía durante el último gobierno de Cristina Kirchner; el otro, uno de los referentes del mercado financiero. Hoy en día, ambos están ligados por el mismo punto: que la próxima estación en la agenda financiera remite a una renegociación con el Fondo Monetario Internacional, que será áspera y central para la economía de la administración de "Los Fernández".

Los economistas de distintas extracciones coinciden en que esa negociación será ardua. Incluso sin los buenos modales ni la "buena onda" que mostró la relación entre el Gobierno y el Fondo Monetario desde el 10 de diciembre.

Posiblemente haya que remitirse a los tironeos y plantones que existieron durante la campaña electoral, cuando Alberto Fernández quería dejar asentado que el organismo había sido responsable de la aguda crisis económica, otorgándole a la Argentina un crédito récord que no pudo equilibrar la situación. Y que ahora hay que pagar.

Para pasar en limpio los vencimientos de la deuda con el FMI: este año habrá que pagar vencimientos por u$s1.562 millones por concepto de intereses. Pero lo más abultado, sin dudas, viene en los años siguientes.

Durante 2021 habría que girar nada menos que u$s4.853 millones (entre capital e intereses). Los años siguientes son los más pesados: los vencimientos de 2022 trepan a la friolera de u$s18.118 millones y hacia 2023, otros u$s18.356 millones, también entre capital e intereses.

En el Gobierno aseguran que están ahora enfocados en cerrar trato con los acreedores privados, y que no quieren abrir el juego de lo que viene con el Fondo Monetario. Pero en estricto off the record coinciden en que se tratará de una negociación muy dura.

Álvarez Agis lo plantea de una manera llana: "El Fondo quiere cobrar", afirma. Y señala una diferencia con la negociación con los fondos de inversión privados. El exviceministro apunta que para asegurarse que la Argentina tenga plata para pagarle intentará condicionar su próximo plan económico.

Pablo Goldin, director de la consulta MacroView, opina en la misma línea. "El FMI actúa como un aliado de la Argentina durante la negociación con los acreedores privados porque quiere cobrar su propia acreencia. Es aliado protocolar. Pero la negociación que se viene será muy dura", asegura, en diálogo con iProfesional.

Ayer mismo, Kristalina Georgieva volvió a darle un respaldo contundente a la propuesta de la Argentina. "Los acreedores de la Argentina tienen que ver éste como un momento de acción", dijo la directora gerente del Fondo durante una conferencia del G20 y el Club de París en la que participó el ministro Guzmán.

"Eso es lo que tenemos que buscar: la colaboración entre acreedores y deudores de una manera racional y mutuamente respetuosa. El Banco Mundial y nosotros, haremos nuestra parte por la transparencia de la deuda y por una prudente reestructuración de la deuda", agregó la número uno del organismo, en ese marco donde se ponen sobre la mesa la estrategia global sobre las deudas de los Estados.

Se trató de un respaldo político importante teniendo en cuenta, justamente, el escenario donde se dijo.

El rechazo de BlackRock -el principal fondo de inversión internacional- a la última oferta de la Argentina era seguido con atención en la aldea de las finanzas internacionales.

Sin recursos fiscales, el Gobierno busca alternativas para financiar un plan de reactivaciónLas claves

 

En el primer semestre de mandato, el gobierno de Alberto Fernández no pudo presentar un plan económico consistente. Básicamente porque, a poco de andar, la explosión de la pandemia barrió con todas las proyecciones preliminares.

Y las que se formularon en las últimas semanas, también ya quedaron desactualizadas. La contracción del 6,5% del PIB que el ministro Martín Guzmán les presentó a los fondos de inversión con los cuales negocia la deuda, también ya quedó corta. Nadie cree que la Argentina podrá escapar de un desplome de su economía de al menos el 12% este año.

Una vez que los funcionarios y los técnicos del FMI se sienten a negociar, la situación será diferente.

El Fondo Monetario querrá asegurarse que a la Argentina le sobren dólares para afrontar los vencimientos. Para eso será determinante que haya nuevas reglas fiscales y monetarias. Un escenario muy distinto a lo que ocurre durante la pandemia, donde no hay prácticamente reglas, más allá de buscar la contención social.

En los pasillos oficiales admiten que esa negociación será durísima porque, obviamente, Alberto F. pondrá sobre la mesa dos cosas que cree fundamentales para encarar ese vínculo:

Que la Argentina necesitará recuperar el terreno perdido en los últimos tres años de profunda recesión. Y con un 2020 que terminará con un hundimiento histórico por culpa del coronavirus.Que el FMI fue corresponsable de la crisis, al cederle al gobierno de Mauricio Macri un crédito de u$s57.000 millones (de los cuales se concretaron u$s44.000 millones) y que terminó por endeudar al país sin que eso signifique una estabilización de la economía.

Es obvio que, así planteado, cualquier acuerdo parece lejano. Y seguramente así será al menos en el inicio de las conversaciones.

¿Hacia el modelo de Ecuador?

En el manejo de la pandemia, Ecuador registró una de las peores experiencias internacionales. A esta altura figura en el ranking de más cantidad de fallecidos en términos relativos a la poblacino: tiene 276 fallecidos por millón de habitantes, contra 320 de Brasil y los 407 de los Estados Unidos. Pero lejos de los 37 de la Argentina.

Sin embargo, acaso la suerte de Ecuador y la Argentina pueda parecerse cuando, en los próximos meses, se analicen ambas experiencias en la negociación de sus respectivas deudas.

Ecuador acaba de sellar un acuerdo con los acreedores privados, encabezados por BlackRock. Sin embargo, se le está complicando la negociación con el Fondo Monetario. Por ahora pudo firmar acuerdos de muy corto plazo, ya que las exigencias del organismo sobre la meta fiscal luce incumplible.

¿Acaso sea ésta la variante que vaya a encaminar a la Argentina? Está claro que el Fondo pedirá una rebaja del rojo fiscal, que este año se agrandará a por lo menos 6,5 o 7 puntos del PIB. Y, como siempre, reclamará una regla cambiaria que deje atrás el cepo y las restricciones.

Al respecto, Pablo Goldín se imagina una negociación "extensa", que en el mejor de los casos recién pueda rubricarse a comienzos del próximo año.

Una de las posibilidades que avizoran en el mercado financiero refiere a la chance de que, como ahora Ecuador, el gobierno argentino también se encamine hacia acuerdos de corto plazo, que permitan refinanciar los vencimientos del próximo año a plazos que no vayan más allá de los dos o tres años. De manera tal de quitar incertidumbres y dar oxígeno para que la actividad económica se recupere.

Claro que ese escenario debería contar con el aval de un FMI que, hoy por hoy, puede aparecer como un aliado contractual de la Casa Rosada frente a los grandes jugadores internacionales, pero que una vez sentado en la misma mesa se pondrá el traje del negociador más duro.

¿Puede ser que ese sea el escenario de 2021? ¿Sin reglas tan ortodoxas para aceitar el camino hacia un acuerdo?

Es una de las posibilidades con mayores chances, pero la verdad se conocerá próximamente. Cuando comiencen las negociaciones formales. Hasta entonces, sin dudas "pasarán cosas".

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