Por qué sube el dólar libre y crece la brecha: 7 motivos detrás de la reciente tensión cambiaria

Por qué sube el dólar libre y crece la brecha: 7 motivos detrás de la reciente tensión cambiaria

El dólar marginal se pacta a $180, un máximo en ocho meses y medio. Desde abril alcanza una suba de casi 30%.

A partir de abril el precio del dólar libre encaró un sendero alcista que se sostiene firme, con los mismos fundamentos de entonces y otros nuevos, en una tendencia que parece que tendrá continuidad hasta las elecciones.

Así como queda clara la pretensión oficial de ajustar los precios del dólar en las plazas formales al ritmo más lento posible, con el objetivo de quitar presiones inflacionarias a través de un recalentamiento del tipo de cambio mayorista, también el Gobierno asume el riesgo de estirar la brecha cambiaria a niveles difíciles de sostener.

Hoy la diferencia de precios entre el dólar mayorista y el “blue” alcanza el 86%, una cifra muy alta por las expectativas de devaluación que implica y el contagio que puede tener sobre el precio de bienes con componente importado, ante la previsión de tener dificultades de reponerlos al dólar oficial si el Gobierno apela a mayores restricciones a las importaciones.

Detrás del ascenso del dólar libre se identifican varias motivos que, lejos de ser arbitrarios, explican de manera bastante concreta por qué el dólar libre se opera ahora en torno a los $180, su precio más alto en ocho meses y medio, pero todavía debajo de los $195 récord que llegó a costar el pasado 23 de octubre.

1) Nuevos controles. En una plaza muy sensible, pues la cotización del dólar en sus diversas variantes suele sobrerreaccionar a directrices oficiales y expectativas de los agentes económicos -desde pequeños ahorristas a grandes empresas-, la reciente normativa conjunta de la Comisión Nacional de Valores (CNV) y del Banco Central empujó a la divisas a sus precios más altos en 2021.

En busca de mantener ajustada la brecha cambiaria, la Comisión Nacional de Valores (CNV) estableció nuevas modificaciones en la operatoria -tanto en parking, como en montos- de los tipos de cambio bursátiles. La principal de ellas reduce en los hechos el monto que se puede operar, del equivalente a unos USD 36.000 semanales a la mitad, unos USD 18.000.

En el último año, el dólar libre subió 50 pesos, de $130 a $180, un 38,5% que perdió contra la inflación de 50%

De esta forma, así como se mantienen “pisados” los precios del dólar “contado con liquidación” y MEP a $167 y $166 respectivamente por la venta de bonos en cartera de entes oficiales, se amplía la brecha con otros dólares como el SENEBI -igual a los anteriores pero acordado entre privados- a $173 y $169. Y el contado con liqui a través de acciones llega a los 174 pesos.

Esto se debe a que la demanda privada de divisas que no puede canalizarse en la Bolsa se vuelca a otros segmentos ajenos a los controles. En la misma línea sube el dólar blue.

Mayores restricciones para dolarizarse por vía formal empujan a la suba de las cotizaciones paralelas

2) Impacto del “standalone”. Fue evidente en la valuación de acciones y bonos el golpe negativo que significó la decisión del MSCI, principal proveedor de índices bursátiles del mundo, de degradar a “standalone” o independiente la categoría del mercado de capitales argentino. Este “mal clima” que afecta a los activos financieros argentinos se replica en un peso débil o, si se quiere, un dólar más caro en el mercado doméstico.

3) Tensión electoral. Es habitual en la Argentina que la proximidad de una contienda electoral gatille una demanda de dólares como cobertura, pues muchas decisiones de política económica son postergadas -a veces exageradamente- hasta que se produzcan los comicios y se verifique el sustento político real con el que cuenta el Gobierno.

“Estamos a pocos meses de las PASO, y de por sí cualquier evento electoral hace que crezca la demanda de la gente por el dólar. ¿Si el mercado esperaba estas medidas? Siempre hay rumores acerca de este tipo de cosas. Y era esperable, en parte, dada la caída en el volumen de las liquidaciones, ya que termina la temporada de divisas del agro”, dijo Santiago Abdala, director de Portfolio Personal Inversiones. “Pienso que ante la posibilidad de que esto generara algún tipo de ruido, lo que buscaron los organismos oficiales fue evitar una mayor volatilidad y no tanto contener al contado con liquidación. Es más bien una medida preventiva, por decirlo de alguna manera”, añadió.

4) Menos ingreso de dólares. Estacionalmente la Argentina concentra en el segundo trimestre del año la liquidación de exportaciones del agro, cuya cosecha gruesa coincide con el otoño austral. Por lo tanto, para la economía en general tiende a ser la etapa de mayor superávit comercial; para el Gobierno, la de mejores ingresos fiscales por este concepto, y para el Banco Central, la de mayor calma cambiaria y de acumulación de reservas.

Aunque es de destacar que esta regla tácita no se está dando en julio, con fuertes liquidaciones privadas para aprovechar los aún elevados precios internacionales de los granos, junto con compras importantes de divisas por parte del Central, será inevitable una merma de estas exportaciones en los próximos meses.

El economista Gustavo Ber apuntó que la economía “deberá transitar un segundo semestre más desafiante que incluirá ‘más pesos, menos dólares’, y esto además a partir de una ya elevada ‘brecha’ en los dólares financieros -y en otras referencias más libres- que actúan como ‘brújula’”.

5) Alta inflación. Un dato ineludible de la economía doméstica es la alta inflación, otra vez sobre el 50% anual. Si se tiene en cuenta que el dólar libre a $180 está un 38,5% más caro que los $130 de un año atrás, hay un “upside” o potencial de suba solamente por el acople que tarde o temprano se produce entre la evolución general de los precios minoristas y el valor del dólar.

“El Gobierno se enfrentaría con ciertas amenazas que dificultarían afianzar la desaceleración inflacionaria. El combo de una mayor emisión de pesos para financiar al Tesoro, la reapertura de paritarias y la alicaída demanda de dinero podría ser el golpe de gracia a la estrategia oficial para frenar la suba de la canasta básica antes de las elecciones”, advirtió un informe de GMA Capital.

6) Exceso de pesos. La cantidad de pesos en la economía es el principal factor que moviliza los precios del dólar libre y el más verificable de todos. Desde que el dólar libre tocó un piso de precios este año, el pasado 7 de abril ($139), el billete subió 29,5%. En el mismo período, la Circulación Monetaria (efectivo en poder del público depósitos en cuentas a la vista) creció en $286.000 millones, un 16 por ciento.

Si el cálculo se extiende al 28 de octubre de 2019, cuando se estableció un “cepo” estricto con tope de USD 200 mensuales para la demanda privada, la Circulación Monetaria creció 128,5% (de $923.500 millones a $2,11 billones) y el dólar “blue” ganó 138,4% (de $75,50 a $180).

7) Tasas negativas. Otro factor estrictamente financiero pasa por los rendimientos de depósitos a plazo fijo, que son los que vienen canalizando los pesos sobrantes en el marco del férreo control de capitales. Es histórica en la Argentina la pulseada de tasas versus dólar y tasas reales negativas (por debajo de la inflación) para remunerar los depósitos a plazo fijo atentan contra la sustentabilidad del stock de los depósitos -aun con “súper cepo”- y presionan a la demanda de divisas en todos los segmentos de un mercado atomizado.

Incluso los plazos fijos indexados por UVA, que acompañan el ritmo inflacionario, no pueden competirle al dólar y si la previsión a futuro es que el billete verde puede aumentar más que la inflación.

“Con el dato de junio definido, llegó la confirmación de que la tasa en pesos volvió a perder contra el avance del costo de vida. Los plazos fijos (BADLAR) rindieron 0,3% debajo del nivel de precios, o -4,1% real anual. De esta manera, se extendió una racha de once meses al hilo en rojo con un retorno anualizado promedio de -10% y con una erosión de poder de compra de 9% de punta a punta”, detalló GMA Capital.

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