Mano a mano con INFOCIELO, Ricardo Alfonsín criticó el paso de Mauricio Macri por España y dijo que "el futuro aparece como una amenaza"
Por Federico Maggiori
No es fácil vivir lejos. En muchos casos es una elección. La distancia nos obliga a buscar imágenes, escenarios, que se parece a eso que llamamos hogar. Por ejemplo, si nos paramos sobre Gran Vía, en Madrid, y miramos en dirección a la Fuente de Cibeles, es probable que recordemos a la Ciudad de Buenos Aires cuando uno se para en Plaza de Mayo y mira en dirección al Obelisco. Para los del interior: Cercedilla, en la sierra de Madrid, me hace acordar a mi querido Tandil.
En la mesa del embajador Ricardo Alfonsín hay dos libros: Acerca de Borges, ensayos de poética, política y literatura, que tiene muchas marcas de colores; y otro llamado Defensa de los indios.
En frente al escritorio hay un pequeño mueble con otros volúmenes. Encima hay un plato que tiene estampada a la Fragata Libertad. También hay una estatuilla de un peón rural, con la insignia de la UATRE.
Este reportaje tiene dos partes. En la primera que pueden leer en el siguiente enlace, hablamos de la actividad de la Embajada. En un momento de la entrevista, Alfosín dice:
—Una persona que ha ocupado responsabilidades importantes en el país no debe hablar mal del país fuera del país, eso es básico. No se hace.
—Lo dice por Mauricio Macri, que dijo en una de sus últimas apariciones en España que la sociedad argentina era la “más fracasada de los últimos 70 años”.
—Si, eso ha hecho el ex Presidente. Ha hecho valoraciones arbitrarias y carentes de objetividad. No creo que se trate de malicia, en todo caso, no es consciente de lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer. Suele ocurrir con los que empiezan a hacer política de grande.
En frente al escritorio hay un pequeño mueble con otros volúmenes. Encima hay un plato que tiene estampada a la Fragata Libertad. También hay una estatuilla de un peón rural, con la insignia de la UATRE.
Este reportaje tiene dos partes. En la primera que pueden leer en el siguiente enlace, hablamos de la actividad de la Embajada. En un momento de la entrevista, Alfosín dice:
—Una persona que ha ocupado responsabilidades importantes en el país no debe hablar mal del país fuera del país, eso es básico. No se hace.
—Lo dice por Mauricio Macri, que dijo en una de sus últimas apariciones en España que la sociedad argentina era la “más fracasada de los últimos 70 años”.
—Si, eso ha hecho el ex Presidente. Ha hecho valoraciones arbitrarias y carentes de objetividad. No creo que se trate de malicia, en todo caso, no es consciente de lo que se debe hacer y lo que no se debe hacer. Suele ocurrir con los que empiezan a hacer política de grande.
Moncla también es un nombre al que llama la política argentina como un mantra en momentos de crisis. Ricardo Alfonsín cree que es necesario poner en marcha una segunda transición. “La primera fue de la dictadura a la democracia. Ahora tenemos que hacer una segunda transición del subdesarrollo al desarrollo o del estancamiento al desarrollo. O a la democracia formal, a la democracia social. Estamos en el plano de la democracia formal. Cuando Alfonsin hablaba de democracias rengas, se refería a la necesidad de avanzar hacia la democracia social, esa con la que se come, se cura y se educa”.
Para él, “esta segunda transición no es obra de un partido político. Requiere un acuerdo en la política primero de objetivos, metas e instrumentos. En los instrumentos en donde más puede haber dificultad porque en esos instrumentos en donde se enfrentan los intereses poderosos. No es solo un acuerdo de la política, se necesita un acuerdo con los sectores económicos y del trabajo. Pero es una tarea que debe poner en marcha la política”.
—El precio de la Moncloa fue el olvido
—No idealizo ningún pacto. La democracia argentina se consolidó como un acuerdo entre las fuerzas políticas, los movimientos sociales y la mayoría de la sociedad, que se propuso terminar con las dictaduras. Si no hubiera sido imposible. La Moncloa es un ejemplo de acuerdos políticos, económicos y sociales. Las posguerra europea también. Hubo acuerdos entre partidos de izquierda que fueron perseguidos y partidos de derecha que habían tenido algunos una actitud ambigua con los regímenes que causaron la guerra.
—El actual gobierno argentino tiene mucho ruido en el interior y eso desenamora a parte del electorado.
—Aunque no hubiera ruido, los problemas los tendríamos igual.
—Pero el problema es que los problemas salen afuera.
—Algunos que salen afuera son ciertos y otros no lo son.
El embajador cree que las dificultades que atravesó Alberto Fernández son similares a las que tuvo que enfrentar el gobierno de su padre Raúl Alfonsín. “Tuvo que enfrentar una situación económica y social muy compleja, que no se iba a resolver de un día para el otro. Y padeció una gran incomprensión de la oposición en un sentido amplio. Pero además cayó la pandemia. Nadie lo imaginaba. Lo que obligó al gobierno a poner en suspenso los programas que había diseñado en la campaña y a diseñar de emergencia”, dice.
Piensa que el rol de la oposición no es constructivo, y que las actitudes de los principales referentes de Juntos por el Cambio instalaron que la pandemia no fue la causante de las dificultades económicas y sociales que se registraron en el 2020. “En todos los países del mundo cayeron las economías, las inversiones, el empleo. Argentina no fue ni podía ser una excepción. Sin embargo en el 2022 PIB se recuperó, estamos con récord de recaudación y de exportaciones, el empleo de manera importante, cayendo sensiblemente la pobreza, aumentando las inversiones”.
—Pero la gente está enojada.
—Sabes lo enojada que estaría la gente si en 2019 hubiera ganado Cambiemos, con las políticas que se hubieran aplicado y que son las que quieren aplicar en el 2023 si ganan. Espero que no cometan ese error los argentinos. A Alberto Fernández nadie le puede decir que hizo algo, que dijo que ni iba a hacer. Nadie seriamente le puede decir que avanzó contra las instituciones de la República. Creo que va a ser valorada su gestión. Espero que más temprano que tarde.
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