El precio de los alimentos, el dólar y la apertura de importaciones: la trastienda de una reunión reservada

El precio de los alimentos, el dólar y la apertura de importaciones: la trastienda de una reunión reservada

Los representantes de una industria en el foco del Gobierno visitó al Secretario de Comercio; los números detrás de la nueva obsesión oficial luego del dato de inflación de febrero

 

Francisco Jueguen

El encuentro reservado fue hoy en la Secretaría de Comercio y se trató del corolario de las reuniones que el ministro de Economía, Luis Caputo, tuvo en los últimos días con empresas de consumo masivo y alimentos, y con los supermercados.

Pablo Lavigne, el secretario de Comercio, recibió a Daniel Funes de Rioja, presidente de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal). El timing no fue casual: el Gobierno había anunciado ayer que, por el precio de los alimentos, abriría las importaciones y rebajaría impuestos a esos productos provenientes del exterior. La idea es hacerlos competir con los fabricados localmente. Los empresarios de la Unión Industrial Argentina (UIA) pusieron el grito en el cielo una vez difundida la novedad: la entidad es dirigida por Funes de Rioja.

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En esa circularidad, los temas se repitieron: los precios de los alimentos fijados en los últimos tres meses, las expectativas y actualidad del dólar, y las amenazas oficiales de abrir fronteras a una industria que –se queja– tiene una fuerte presión impositiva.

“Fue un buen diálogo”, contaron a LA NACION. Dijeron que el objetivo del ministro de Economía es bajar las expectativas de un dólar a $1300 o $1500, con las que se formaron aumentos de precios luego de la devaluación y el sinceramiento (la quita de los controles y programas del kirchnerismo). De hecho, Caputo ya les había dicho a los fabricantes que lo lógico era un dólar a $900, que se ubica en una convergencia entre los “libres” y el oficial.

“Es el sector que más le impacta a la gente”, contaron en el quinto piso del Palacio de Hacienda a LA NACION. Allí creen que algunos precios en los supermercados “son ridículos” para la situación actual. Citan al café, al arroz o a los pañales, entre otros. “Los productores lo reconocen. No hay misterio”, alegan además en Economía.

La respuesta empresaria

En su encuentro de todos los martes, la cúpula de la UIA manifestó su “preocupación” por el “trato desigual” para la industria local. “Mientras los productores nacionales deben pagar en cuatro cuotas mensuales y con impuesto PAIS los insumos necesarios para la fabricación, los importadores de bienes terminados estarán exentos de impuestos y tendrán acceso total a las divisas necesarias en un solo pago a 30 días”, se escribió en la minuta oficial.

Antes de que se conociera la inflación de febrero, que fue de 12,3% (una desaceleración por debajo de lo esperado por el mercado), desde Economía habían adelantado que el Banco Central reducirá el plazo de pago de importaciones de alimentos, bebidas y productos de limpieza, cuidado e higiene personal. Pasarán de un esquema de pago en cuatro cuotas a los 30, 60, 90 y 120 días a un plazo de pago en una sola cuota a los 30 días. Además, se determinó suspender, por el plazo de 120 días, el cobro de la percepción de IVA adicional e impuesto a las ganancias a las importaciones de estos productos y de los medicamentos.

El presidente Javier MileiNatacha Pisarenko - AP

“¿Qué está viendo el Gobierno?”, es la pregunta si el capítulo de alimentos estuvo el mes pasado por debajo del índice general (13,2% del promedio contra el 11,9%)?

Con una mirada panorámica, vale recordar que la elevada y persistente inflación -como la que vivió la Argentina durante los últimos años- deteriora las señales que brindan los precios relativos para la toma de decisiones y los precios relativos son el reflejo del grado de escasez relativa de un bien.

A mayor escasez, indica un informe del Iaraf, más alto es el precio de un bien con relación a los demás bienes. “La alta inflación lleva habitualmente a los gobiernos a intervenir, buscando evitar que la inflación sea inclusive más alta, generando habitualmente un proceso de distorsión de los precios relativos”, afirmó.

El economista Amilcar Collante encontró una respuesta a lo que el Gobierno parace estar observando: entre diciembre de 2019 y noviembre de 2023, los precios de la ropa se multiplicaron por 13,7; los de restaurantes y hoteles, por 12,8; los alimentos y bebidas, por 11,6; los de recreación y cultura, por 10,8; los de equipamiento y mantenimiento del hogar, por 10,7. El nivel general, por 10,3. Estuvieron por abajo de la inflación promedio: salud, bebidas alcohólicas y tabaco, transporte, bienes y servicios varios, educación, comunicación, y vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles.

“Previo a lanzar un programa de estabilización que derrumbe la tasa de inflación hay que alinear los precios relativos”, escribió. “Los precios que crecieron por debajo de IPC-general deberían aumentar por encima de IPC estos meses”, analizó.

Ajuste de Precios Relativos

Previo a lanzar un programa de estabilizacion que derrumbe la tasa de inflación hay que alinear los Precios relativos

Los precios que crecieron por debajo de IPC -General deberian aumentar por encima de IPC estos meses pic.twitter.com/k7E9nfIUNb

— Amilcar Collante (@AmilcarCollante) March 13, 2024

Entre diciembre de 2023 –cuando asumió Javier Milei y devaluó– y febrero, los precios que más subieron fueron bienes y servicios varios, transporte, salud, comunicación, o sea los más retrasados. El único que en el último trimestre subió más de la media y que no estaba retrasado es alimentos.

“Puede apreciarse que lo que más se ha encarecido relativamente al resto, en los últimos seis años, han sido los alimentos y bebidas sin alcohol. En efecto, un consumidor promedio tiene que destinar hoy un 20,8% más de otros bienes y servicios que lo que destinaba para comprar los mismos alimentos y bebidas sin alcohol en diciembre de 2017″, concuerda un informe del Iaraf, que conduce Nadín Argañaraz.

“Equipamiento y mantenimiento del hogar son los bienes que más han aumentado su precio relativo, durante los últimos seis años, después de alimentos y bebidas sin alcohol”, agregó.

En la industria recuerdan que el Indec no sólo mide lo que pasa en las góndolas, sino también con los frescos: carne, frutas o verduras. Y recuerdan también el duro impacto de la sequía en el último año. Esto a pesar de la lluvia de bronca oficial contra el sector y la clara ansiedad por el dato de marzo.

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