Pese los reparos del Gobierno, el Mercosur avanza hacia una etapa de reformas

Pese los reparos del Gobierno, el Mercosur avanza hacia una etapa de reformas

Con el impulso de Brasil y Uruguay, el bloque económico aspira a integrar las economías con cadenas globales de valor, y ampliar la red de acuerdos que permitan entrar en nuevos mercados.

Pese a los intentos de la Argentina por impedir una agenda aperturista, el Mercosur se apronta a encarar una etapa de profundas reformas con el impulso del principal socio de la unión aduanera, Brasil, y la persistencia del Uruguay.

La Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur, que sirvió para trasladar la conducción que semestralmente rota entre los socios, puso en evidencia las tensiones sin resolver, que saltaron a la luz en vísperas del encuentro virtual de los mandatarios ante la decisión uruguaya de romper con el mecanismo de negociación colectivo de acuerdos comerciales.

De allí que, al hacer uso de la palabra, Alberto Fernández insistiera en reclamar "diálogo y solidaridad", pero también blandiera una velada amenaza al llamar a "honrar los pactos originarios" y "no cortarse solos". La alusión era para respetar la Resolución 32/00 que obliga a la negociacón conjunta.

Sin embargo, poco efecto tuvieron las palabras del presidente en el resto de los mandatarios. El brasileño Jaír Bolsonaro, que tomó la palabra a continuación de Fernández, por ser quien ejecerá la presidencia rotativa este semestre, recriminó que la Argentina no haya convocado a un encuentro presencial para limar asperezas.

En durísimos términos, Bolsonaro reclamó "transformar el Mercosur en insturmento de la libertad y la prosperidad", y así, que deje de ser visto como "un desperdicio de oportunidades y restricciones comerciales"

Para "superar esa visión negativa", Bolsonaro anunció que su gobierno buscará resultados concretos en la revisión del Arancel Externo Común (AEC), que a instancias del ministro de Economía ultraliberal, Paulo Guedes, Brasil quiere reducir sensiblemente, al punto de rechazar una oferta argentina de rebajar el 75% de las posiciones arancelarias porque dicha propuesta no contenía reducciones a bienes de consumo final.

El gobierno de Brasil también le hizo un guiño a la adopción de flexibilidades para las negociaciones de acuerdos comerciales con socios externos, que impulsa ante todo Uruguay, interesado en contar con un trato preferencial con China. Bolsonaro fue tajante con Fernández al comentar que "la regla del consenso" corresponde con "visiones arcaicas que llevan a consolidar el escepticismo y la duda del potencial dinamizador del Mercosur".

A su tiempo, el presidente del Uruguay, Luis Lacalle Pou, ratificó la decisión de su país de negociar por su cuenta acuerdos comerciales para integrarse con otras economías del mundo, aunque buscó conciliar con los planteos de Fernández. 

"Comparto con el presidente Fernández la idea de un Mercosur más productivista y que dé trabajo, y créannos que hacia allí apuntamos, quizás con estrategias diversas", reparó. "Uruguay ha tomado una decisión: respetando el ordenamiento jurídico vigente, en el contexto de una zona de libre comercio y una unión aduanera imperfecta, pretendemos avanzar con otros países, porque el mundo no nos va a esperar".

La sensación de fracaso cundió en buena parte de los funcionarios involucrados en la gestión cotidiana del Mercosur, para los que no es nuevo el constante roce sobre posiciones que no se reconcilian, y en las que tiene su cuota de responsabilidad la propia diplomacia presidencial, que no ha logrado conciliar intereses con gobiernos que, ideológicamente, están enfrente.

Por su parte, el sector productivo puso sus reparos a la agenda aperturista. A instancias de la Unión Industrial Argentina (UIA), el Consejo Industrial del Mercosur reafirmó "preocupación" ante la posibilidad de que se adopten decisiones que pueden tener un "gran impacto en el entramado productivo".

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