La ofensiva a Aleppo congela la relación entre EE.UU. y Rusia

La ofensiva a Aleppo congela la relación entre EE.UU. y Rusia

Washington anunció la suspensión del diálogo para intentar un alto el fuego por el incesante bombardeo de civiles.

En una grave escalada diplomática, el gobierno de Barack Obama dio por "terminado" el diálogo con Moscú para intentar un alto el fuego en Siria.

La medida, que supone una grave crisis entre las dos potencias y que pone en jaque la posibilidad de un freno en la guerra que desde hace cinco años devasta el territorio sirio, fue confirmada por la administración norteamericana.

Fue una pésima noticia para quienes, en Europa y en el resto de Occidente, lidian con la llegada de cientos de miles de sirios desesperados por huir del hambre y de la enfermedad. La Argentina se comprometió a aceptar a cerca de 3000 personas.

No está claro qué es lo que pasará ahora con el ensangrentado país. Anoche no había a la vista ninguna alternativa que intentara un nuevo alto el fuego y, por el contrario, los combates seguían.

"No se trata de una decisión que se toma a la ligera", sostuvo el Departamento de Estado, a través su vocero, John Kirby, que confirmó el cese de las conversaciones.

Desde su perspectiva, la culpa de todo la tiene Moscú. "Desgraciadamente, Rusia no cumplió sus propios compromisos y no pudo o no quiso lograr que el régimen [del presidente sirio Bashar al-Assad] respetara" lo acordado, sostuvo la misma nota.

La réplica de Moscú no se hizo esperar. La cartera del canciller Sergei Lavrov "lamentó", por un lado, la decisión de Washington y, por el otro, que intentara culpar a los rusos "de sus propios fracasos".

El lenguaje de ambas partes no podría ser más revelador del punto de desencuentro al que se llegó.

La piedra de disputa sigue siendo básicamente la misma que, desde un primer momento, puso en jaque los esfuerzos diplomáticos.

Washington no tolera que el presidente ruso Vladimir Putin apoye militarmente a su aliado, Al-Assad, y le exige que cesen las hostilidades contra sectores rebeldes a Damasco, a los que Estados Unidos apoya.

La diferencia de fondo se tensó más en la última semana y confirmó los indicios de la ruptura.

Desde hace días, la norteña ciudad de Aleppo viene siendo bombardeada por fuerzas del gobierno sirio, con el apoyo de Moscú. Varias instalaciones controladas por los rebeldes, entre ellas, un hospital, volaron por los aires. Hubo numerosos muertos y heridos.

En medio de la ofensiva contra esa ciudad clave, el gobierno de Obama intentó relanzar las tratativas con Rusia. Pero todo fue en vano y la resolución de la crisis -y el comienzo de otra- se confirmó ayer.

"Hemos suspendido toda participación en los canales bilaterales establecidos con Rusia para sostener el cese de hostilidades", declaró la cartera del secretario de Estado, John Kerry. "Por desgracia, tanto Rusia como el régimen de Siria han optado por una vía militar, con ataques a zonas civiles, algo que resulta absolutamente incoherente" con el acuerdo de cese de hostilidades negociado en su momento, apuntó.

La ruptura implica el retiro de los efectivos que Washington había enviado a Ginebra para montar allí un centro de coordinación en conjunto con Rusia para la aplicación del fallido acuerdo. Lo único que, según confirmó el Pentágono, se mantiene como vía de diálogo es un mínimo comando para coordinar que los aviones de ambas potencias no se estrellen unos contra otros al sobrevolar el territorio sirio.

Otro hospital bombardeado

El mayor hospital del este de Aleppo quedó completamente destruido por los bombardeos de ayer, mientras persisten los enfrentamientos entre las fuerzas gubernamentales y las facciones rebeldes e islámicas. Sólo quedan cinco centros médicos operativos en la mitad oriental de Aleppo.

La instalación sanitaria fue golpeada por una bomba antibúnker, que causó la muerte de seis civiles. Es la tercera vez en una semana que este hospital es blanco de un bombardeo. Aleppo está asediada por el ejército sirio desde septiembre, cuando inició una ofensiva militar contra los opositores, que aún controlan la ciudad.

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