Moreno insiste con BAADE: ahora con supermercados

Pese a que por ahora sólo recogió promesas y rechazos, Guillermo Moreno continúa avanzando en sectores de la economía real para que compren partidas del Bono Argentino para el Desarrollo Económico (BAADE).
Ahora fue el turno de viejos amigos: las grandes cadenas de supermercados, grandes comercios de electrodomésticos y almacenes. El funcionario comenzó a llamar a los responsables de estos rubros, asegurándoles que la compra de estos bonos les garantizará en un futuro cercano (después del domingo) un mercado secundario sólido donde descargar las potenciales ventas. Según Moreno, la operación sería utilizar los pesos para comprar dólares en el mercado de contado con liquidación, ya que según la visión del funcionario, los supermercados y las cadenas de comercialización tendrían el suficiente efectivo proveniente de las operaciones diarias de ventas como para hacer el esfuerzo y adquirir el bono. Luego, los privados utilizarían esas divisas para comprar los BAADE y, si no pueden esperar hasta la finalización de la vida útil del bono en 2016, venderlos en el mercado secundario que próximamente estará en funcionamiento con toda la gloria posible.

De nada sirvieron por ahora las explicaciones que los grandes supermercadistas le dieron a Moreno, sobre la imposibilidad de realizar una operación de este tipo en condiciones económicas ventajosas, ya que la cotización del contado con liquidación (9,35 pesos según el precio de ayer) y la posible compra de esos bonos que en teoría cotizarían en un valor de entre 7,5 y 8 pesos (hoy además es imposible medirlo ya que sólo hay colocados en el mercado unos u$s 30 millones). Los privados le aclararon a Moreno que sería utópico presentarles a los accionistas de la empresa en el exterior una operación a pérdida de este tipo, y mucho menos con divisas. Además, le explicaron a Moreno que los privados operan con mucho efectivo y con elevada velocidad de circulación de dinero; pero con márgenes restringidos de ganancias que dependen además de una articulación casi artesanal entre los precios a los proveedores, los costos internos y los valores de venta al público.

Moreno recordó los acuerdos que mantiene aún con las cadenas de supermercados con el congelamiento de precios para 500 productos que viene languideciendo (desde el Gobierno aseguran que aún está vigente y existente en las góndolas supermercadistas); y que ante la falta de voluntad de las cadenas para que lo apoyen en su cruzada a favor del BAADE, podrían convertirse en más exigentes desde el sector público. Los privados deslizaron al secretario otra alternativa negociadora: que se agilice y profundice la apertura de las importaciones de productos que puedan ser fácilmente comercializados y que tengan demanda del público local. Para Moreno, es algo irrealizable.

La presión de Moreno a los supermercadistas y grandes cadenas no es la única del funcionario. Esta semana volverá al ataque contra los representantes del sistema financiero, en este caso los de la Asociación de Bancos Argentinos (ABA), las entidades de capital extranjero. La semana pasada, y por tercera vez, intentó presionar a los delegados de la Asociación de Bancos de la Argentina (ADEBA) y de la Asociación de Banca Especializada (ABE) para proponerles lo mismo que a los supermercados: comprar dólares vía "contado con liqui" y venderlos al precio del futuro mercado secundario. Los banqueros se negaron y prometieron alguna otra operación, que no les haga perder plata; al menos no voluntariamente. Ya habló antes con los petroleros Bridas y con Eduardo Eurnekian anunció que podría adquirir otro tanto para asociarse con YPF en Vaca Muerta; ambos se comprometieron públicamente a analizar seriamente la posibilidad. Las cerealeras también afirmaron que podrían adquirir en conjunto unos u$s 500 millones en negociaciones por ahora trabadas por la falta de vigencia de un mercado secundario y la nula voluntad de la AFIP de revisar los juicios contra el sector por unos u$s 970 millones. Moreno avanzó, además, con llamadas a las automotrices y a las telefónicas, pidiendo que traigan dólares del exterior.

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