Macri encontró en la armonización budista la manera para abrir su universo íntimo

Macri encontró en la armonización budista la manera para abrir su universo íntimo

Por Ernesto Ise | En este camino espiritual lo inició Joaquín Mollá, su amigo y publicista del gobierno porteño. Tiene maestra budista que en sesiones de dos horas, lee, conversa y libera sus chakras con cuencos y gongs.

La única “hechicera” a quien él escucha es Juliana Awada. Ella es la única “bruja” de Mauricio Macri, entendiendo por tal, no a una persona que lo trastorna con malas artes sino que produce encantamientos cotidianos. No hubo en el círculo rojo o amarillo o como sea el color que elija el PRO para el período pos las PASO, ni bruja ecuatoriana recomendada por Jaime Duran Barba ni personaje vernáculo o extranjero asociado a cuestiones esotéricas que le haya hecho un trabajo de limpieza después del ballottage que, si bien por un porcentaje muy inferior al publicitado, consagró a su delfín para sucederlo en la Ciudad.

Lo que sí tiene Macri es una guía espiritual, una maestra como la llamó Joaquín Molla, su amigo personal y uno de los publicistas del gobierno porteño, cuando comenzó a hablarle de realizar alguna actividad para en, principio, desestresarse y finalmente mejorar su calidad de vida. A mediados de esta semana y en un tiempo que parece ser de “revelaciones” políticas y  personales, fue el propio Macri quien develó que tenía una “armonizadora budista” en medio de una entrevista con Magdalena Ruiz Guiñazú.

“La grieta me tocó a mí como uno de los principales victimarios de esa agresión”, explicó. “Entonces un colaborador me propuso por qué no incorporaba una armonizadora budista que me iba a hacer bien. Y la verdad que me hizo mucho bien, mucho.   Me ayudó a conocerme a mí mismo mucho más, me ayudó  a liberar energías. La armonizacion me hizo mucho bien. (...) Una armonizadora budista es una líder budista que te ayuda a reflexionar y después te genera a través de los cuencos tibetanos y de los gongs una capacidad de adentrarte en vos mismo y de conectarte con áreas tuyas de tu cerebro que tal vez no utilizás”.

Con esta declaración, por unas horas, mezclaron dos informaciones que parecían complementarias cuando en realidad una era falsa. La “bruja ecuatoriana” Shirley Barahona tuvo sus quince minutos de fama en Argentina que usó para desmentir cualquier conexión con Macri.

En cambio, el nombre de la maestra budista es por ahora un secreto. Sólo se sabe que es argentina y que vive en Buenos Aires. Igualmente, al cierre de esta edición gente del círculo íntimo de Macri comunicó a PERFIL que, a pesar del pedido de este medio, la maestra budista le pidió a ellos que prefería que su nombre se mantuviera en reserva.

Cuencos y chakras. La India es una de las mecas de los occidentales que buscan acercarse o profundizar de distintas maneras la espiritualidad. Importadas a este continente hay también variantes que exceden o se complementan con la ya conocida práctica del yoga.

Según pudo saber PERFIL, lo que Macri inició hace algo más de dos años es el “dharma” que, resumiendo sería la filosofía en la que se basa el camino del autoconocimiento. Tedioso y en extremo acotado sería explayarse qué comprende este tránsito ya que incluso expertos en esto, lo explican de maneras diferentes.  

La aplicación in situ de esto en el caso de Mauricio Macri comprende no sólo el uso de los cuencos tibetanos y los gongs, sino también conversaciones privadas con su maestra espiritual y sesiones de lectura.

Quizá sea la “terapia” de los cuencos tibetanos y gongs que mencionó Macri a Magdalena una práctica más conocida. Para la misma se utilizan cuencos de tamaños y materiales diferentes –algunos incluso se aplican sobre el cuerpo– para producir a su vez sonidos diferentes. Esos sonidos producen ondas que a quienes practican esto lo ayudan a liberar los chakras o chacras, es decir, los centros de energía en continuo movimiento alojados en distintas partes de nuestro cuerpo. Según lo que detallan textos especializados, el cuerpo humano tiene siete chakras principales que revitalizar nuestro cuerpo físico y ayudan a desarrollar el espíritu.  Estos se encuentran en  partes específicas y cumplen un propósito determinado.

Además de esto, Macri también compartiría lecturas y en especial, charlas para potenciar ese camino de autoconocimiento. Toda esta práctica no es diaria, ni siempre a un horario fijo pero los encuentros sí pueden extenderse por hasta dos horas. Y al menos por ahora, Juliana Awada no se sumó al círculo que lidera la famosa maestra espiritual.

Nueva imagen. Tras la bisagra que marcó el ballottage, en una misma semana el PRO exhibió nuevo discurso, autocrítica interna a cargo de Jaime Duran Barba (ver página 8 de edición de ayer de PERFIL), y una faceta espiritual de parte de su líder. Esto último quizá sirva para comprender mejor la aparición de El gran desafío, un texto que lleva su firma y que hace 72 horas su gente hizo circular por las redes. Allí Macri –a quien nunca le gustó hablar de su vida privada– habla de cuatro hitos personales, de sus hijos, y por supuesto, de sus motivaciones para ser presidente.

 

Otra forma de espiritualidad

Un lunes de septiembre de 2014, Horacio Rodríguez Larreta vivió una situación personal delicada. Mientras cenaba sushi en su casa, se descompensó y terminó internado de urgencia en el Hospital Fernández con el titular del SAME a cargo del operativo. El asunto sólo fue publicado por PERFIL y mantenido en reserva por la plana mayor del PRO. Incluso ya recuperado, la propia Bárbara Diez –esposa de Larreta– fue a retirar del hospital el informe de la internación. No se sabe si fue ese hecho límite el que llevó al elegido jefe porteño a leer El poder del ahora, de Eckhart Tolle. Esta guía para la iluminación espiritual es un best-seller y su autor propone concentrarse en el presente, en lo que se está realizando en este momento para que todo fluya con suavidad. A algunos integrantes jóvenes del PRO, a quienes observa algo acelerados o estresados Larreta les ha recomendado la lectura de El poder..., para  que logren la armonía

Comentá la nota