Los indicadores de confianza de la Di Tella presagian una derrota del oficialismo

Los indicadores de confianza de la Di Tella presagian una derrota del oficialismo

La consultora Invecq estimó que el Frente de Todos obtendrá alrededor del 35% de los votos en función de los resultados de las últimas 4 elecciones.

Sacar el 35% de los votos puede alcanzar para ser la primera minoría en una elección parlamentaria muy desagregada, pero en un escenario de polarización equivale a una derrota contundente. Y ese es el escenario al que se encamina el Frente de Todos si se verifican las proyecciones de la consultora Invecq en función de la fuerte correlación entre el desempeño del oficialismo y los índices de confianza que mes a mes mide la Universidad Torcuato Di Tella.

Para llegar a esta conclusión, la consultora armó un indicador de confianza agregada que combina las mediciones de Confianza del Consumidor (CC) y Confianza en el Gobierno (CG) de la UTDT en una única variable con base 100 y buscó el factor de correlación entre éste y los resultados electorales aportados por el Consejo Nacional Electoral (CNE). Así llegó a la conclusión de que, desde la salida de la convertibilidad, cada vez que este indicador se ubicó debajo del umbral de los 60 a 70 puntos, los oficialismos se llevaron un revés en las elecciones de medio término a nivel nacional. En cambio, cuando se ubicaron en la franja de los 80-85 puntos, salieron victoriosos.

"Los últimos datos disponibles ubican a este índice algo debajo de los 65 puntos, asimilándose a los valores más bajos que registra la serie (en el 2009, a inicios de 2014 y a fines de 2018). Esto significa que, si la correlación entre los índices de confianza y los resultados electorales se mantuvieran, el oficialismo estaría a punto de enfrentar una derrota electoral importante. En términos de porcentajes de votos, a nivel nacional, sería difícil que el Frente de Todos pueda superar el 35%", señala el informe.

"De darse este resultado, el Frente de Todos estaría replicando los votos obtenidos en las legislativas del 2017 entre lo que en aquel momento era Unidad Ciudadana (Kirchnerismo Cristinista) y el PJ (Gobernadores). Pero una lectura más dura podría hacerse comparando este resultado con el 48% obtenido por la fuerza en 2019. En este caso, el gobierno estaría perdiendo el apoyo de más de 10% del electorado, lo que sería sin dudas un shock político de magnitud. De todas maneras, la verdad se sabrá en las últimas horas del domingo 12 de septiembre", agregó.

En este sentido, el análisis va más allá del impacto del Olivosgate que, de acuerdo a una encuesta de D'Alessio-IROL hizo que uno de cada cuatro de sus votantes le soltara la mano a Alberto Fernández, y apunta a dos años de errores forzados y no forzados en el manejo de la pandemia que hizo que el país atravesara la segunda caída más fuerte del PBI incluso si la economía que ya venía en un proceso de estanflación.

"Es cierto que este es un análisis incompleto ya que nos estaríamos focalizando exclusivamente en la ‘demanda electoral', es decir, en las preferencias de los votantes, dejando de lado un elemento central que es cómo se ordenan las opciones, cuántos candidatos se presentan, cómo se organizan las alianzas, es decir, los determinantes de la ‘oferta electoral'. También es cierto que la lógica de las elecciones legislativas y las ejecutivas no son iguales", aclaró el informe de Invecq.

Además, desde la consultora remarcaron que a diferencia de lo que pasó en agosto de 2019 cuando Macri perdió las PASO, esta vez una derrota del oficialismo traería más estabilidad cambiaria ante la expectativa de un cambio de rumbo más pro-mercado en las siguientes elecciones.

"Si el mercado comienza a adelantar, en base a esta elección, que el gobierno tiene menor probabilidad de seguir gobernando luego del 2023, sería razonable esperar cierta estabilización de expectativas y, por ende, una menor volatilidad cambiaria y financiera. Aunque parezca contradictorio, pareciera que el oficialismo perdiendo ganaría, porque seguir gobernando luego de las elecciones en un contexto de menor incertidumbre es mejor", analizaron.

Esta estabilidad, sin embargo, no necesariamente se sostendría después de diciembre. Si la interpretación del oficialismo sobre una eventual derrota fuera que faltó profundizar "el modelo", se radicalizaría su posición de intransigencia con el Fondo Monetario -con el que los fondos disponibles permiten estirar las negociaciones hasta enero-, con su consecuente efecto sobre la estabilidad cambiaria. "Y si el oficialismo ganara, ¿no podría argumentarse que ganaron justamente por no haber acordado con el Fondo y, en consecuencia, querer seguir del mismo modo? Ninguna de las dos lecturas sería conveniente para el futuro de la economía argentina", concluyó el análisis de Invecq.

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