El incendio, el apagón y la desinversión PRO

El incendio, el apagón y la desinversión PRO

Mientras la Justicia perita qué combustible se utilizó y si el fuego fue intencional, los datos de obras de alta tensión de 2006 a la fecha exponen el abandono de la administración Macri sobre un servicio al que, en paralelo, se le otorgaron aumentos de tarifas récord.

 

Por Leandro Renou

El miércoles 1 de marzo, un rato después de terminado el discurso del Presidente Alberto Fernández en la apertura de sesiones del Congreso, un apagón eléctrico alcanzó a diferentes zonas del país en medio de una semana de altísimas temperaturas. A menos de 10 kilómetros de General Rodríguez, justo debajo de una línea de 500 KW, alguien encendió fuego en los pastizales y terminó afectando la red toda cuando salió de servicio ese tramo. Justo en una línea que transporta parte de la energía que sale de la central nuclear Atucha 1. El apagón, que se produjo después de las cuatro de la tarde, tuvo un restablecimiento del servicio en tiempo récord gracias a los trabajos de las empresas Cammesa (administradora del mercado mayorista eléctrico), la transportista Transener y ell Gobierno vía la secretaría de Energía. Cerca de las 19.30, la red de transporte estaba normalizada y se logró hacerlo antes de la noche, lo que hubiese empeorado las condiciones de trabajo. 

El presidente Alberto Fernández fue terminante: "no tengo dudas sobre que el apagón ocurrido el miércoles fue un sabotaje", dijo en diálogo con C5N.

Esa situación abrió dos escenarios. Por un lado, el ministro de Economía, Sergio Massa fue a la Justicia a pedir que se investigue la intencionalidad del incendio; mientras la oposición aprovechó el escenario para criticar lo que calificó como falta de inversiones y de política energética del Gobierno. Algo que, en su discurso en el Congreso, el Presidente había defendido como uno de los logros. Esos dos frentes tienen novedades y particularidades. La Justicia avanza, por un lado, en peritar el rastro de sendero que se ve bajo la línea de alta tensión y, sobre, el combustible que se utilizó para prenderlo, lo que en parte determinará si fue con intención de dañar las redes o no. 

Por otra parte, los datos de inversiones que maneja el sector privado sobre el rol del Estado como gestor del sistema interconectado, muestran un escenario de inversiones que tiene un apagón de obras en la era Macri, que corta un período de desembolsos públicos en redes de alta que inició en 2006, se frenó en 2016 y retomó camino en 2020. Esa información, que hoy publica Página I12, llegó a referentes económicos de Juntos por el Cambio, que les pidieron a los mandos políticos, sin éxito, que dejaran de difundirr crisis energética porque los datos no avalaban la teoría. Un dato importante: en los gobiernos kirchneristas se construyeron más de 4500 kilómetros de líneas de alta; Macri las frenó a todas y sólo inauguró 147 kilómetros que se empezaron a construir en 2014. 

La pista del humo

Técnicos y fuentes que están al tanto de la investigación del apagón contaron que lo que afectó a la red no fue el fuego sino unas particulas del humo, que tendrían que ver con el combustible utilizado para prender el fuego. No en esa zona, pero ha pasado algunas veces que ese tipo de daños lo hacen personas que conocen cómo afectar las instalaciones, algo que no se hace con cualquier combustible. 

Hubo, concretamente, dos focos de incendio diferentes debajo de las líneas y en el lugar hay rastros de vehículos, como de caminos. Eso, si bien no quiere decir que hayan sido intencionales para afectar la red, son datos que se sumaron a la causa. La otra opción es que hayan sido quemas de pastizales generadas por personas que no tuvieron en cuenta la inconveniencia mayúscula de encender justo abajo de una red de alta. 

Lo otro que en el Gobierno creen que hay que observar es por qué hubo un corte tan grande en el Litoral, cuando se había logrado moderar el impacto en la zona norte y sur del país. De todos modos, técnicos que hablaron con este diario elogiaron la velocidad para reponer el servicio. El ejemplo más cercano de algoo parecido fue, precisamente, en la era Macri: el Día del Padre del año 2019, a las 7 am, se produjo un apagón que no sólo afectó a todo el país sino a naciones limítrofes. Tardaron, en aquel entonces, un mínimo de 16 horas en resolverlo. Ese período coincidió, además, con el abandono de las obras de Cambiemos en materia de alta tensión. 

Redes abandonadas por el PRO

Buena parte de la derrota electoral de Cambiemos en 2019 se debió a un ajuste de la economía muy fuerte, caída de ingresos, pero sobre todo a aumentos de tarifas de hasta 3000 por ciento en distribución eléctrica y recomposiciones a transportistas y generadores. Lo curioso es que, a la vez, los números de inversión estatal en alta tensión cayeron a niveles récord. 

Un detalle de un informe al que accedió este diario muestra números elocuentes: en 2006, se construyeron 354 kilómetros (uniendo Choele Choel y Puerto Madryn) de líneas de 500 Kv que ingresaron al sistema interconectado nacional, en 2007 ninguna, pero desde 2008 el crecimiento fue exponencial. Ese año se incorporaron 1466 kilómetros, entre ellos la tercera línea de Yacyretá (914 kilómetros) y la Madryn-Santa Cruz Norte (552 kilómetros). En 2009, en tanto, se sumaron 147 kilómetros de Recreo-La Rioja Sur y, en 2010, 445 kilómetros (El Bracho-Cobos y Resistencia-Formosa). 

Un pico parecido al de 2008 en inversión en obras de alta se vieron en 2011, año de la reelección de Cristina Kirchner. En ese período se sumaron 1463 kilómetros nuevos de redes de 500 Kv. Entre ellas, la tan ansiada NOA-NEA y la de Comahue-Cuyo. En 2012 no hubo nuevas líneas, y en 2013 hubo otro salto: se construyeron allí 559 kilómetros nuevos, de la línea Santa Cruz Norte-Esperanza. 

En 2014 se sumaron 66 kilómetros con la Rosario-Coronda y 86 en 2015, con la Lavalle-Santiago. Cabe destacar que las líneas alta permiten la llegada de energía de calidad en iguales condiciones para los habitantes de todo el país, incluso para los que están lejos de los centros de generación. En síntesis, en los gobiernos del kirchnerismo se interconectó el país con 4586 kilómetros de línea de alta. 

En 2016, en tanto, el Gobierno de Macri inauguró 178 kilómetros de líneas (Gran Mendoza-Nueva San Juan), los únicos en sus cuatro años de Gobierno. No sólo eso, sino que esas líneas inauguradas se habían empezado a construir en 2014 y se terminaron porque la provincia, en su momento, puso el dinero. El resto de las que estaban en marcha se paralizaron. 

Un dato extra, las dos obras de interconexión del año 2022 también se empezaron a construir entre 2014 y 2015, Macri las paro y el Gobierno de Alberto Fernández volvió a ponerlas en marcha. La referencia es para los 715 kilómetros de las líneas de Rincón-Resistencia y Bahía Blanca-Vivoratá. Además, el actual Gobierno tiene en carpeta, en ejecución y terminadas niveles récord de obras del Plan Federal III, AMBA I, planes acordados con la CAF y varios convenios entre Nación y Municipios. 

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