El Gobierno ve una UIA que juega a romper

El Gobierno ve una UIA que juega a romper

Cayó mal en la Casa Rosada que, después de haber pasado las fábricas por una crisis histórica con Macri, las primeras declaraciones hayan sido reclamos sin ponderar medidas de ayuda. 

El clima entre el Gobierno y la nueva conducción de la Unión Industrial (UIA) sigue caliente e in crescendo. No cayeron bien en el Ejecutivo las declaraciones inaugurales del presidente de la entidad, Daniel Funes de Rioja, planteando un esquema de menos estatismo, liberalización, críticas y un reclamo que será transmitido por carta al presidente Alberto Fernández. “Da toda la impresión de que la nueva conducción persigue intereses meramente políticos y no un objetivo de proteger los intereses de la industria”, jugaron fuerte desde la Casa Rosada. Todo se da, además, luego de que, en la asamblea de anuncio de la presidencia de Funes, el industrial José Ignacio De Mendiguren denunciara vetos y armado de una UIA a medida por parte de Techint.

El malestar escaló hasta las grandes esferas, que plantearon que “parece que no saben de dónde viene la industria”. Las fuentes oficiales que sondeó Página I12 explicaron que esa lectura refiere a lo que significó para las fábricas la gestión de Cambiemos. Cuatro años en los que la producción fabril fue relegada y hasta tildada de poco competitiva. En paralelo, hubo un proceso de alza de tasas de interés que hizo inviable el crédito y, ergo, la mayor inversión y producción. En ese período, las grandes empresas tuvieron por primera vez balances en rojo desde el 2001, como los casos de Arcor y Molinos. 

“No hubo ni un solo reconocimiento de todas las medidas que se tomaron para contribuir y ayudar, y muchas fueron fruto del diálogo y el trabajo conjunto”, expresó a este diario otro dirigente oficial. Y aclaró que se observa un componente político ideológico opositor marcado, que tiene que ver con la mano de grandes firmas por detrás de los armados. También generó resquemor que este discurso crítico haya ocurrido cuando ya Funes había sido invitado a la primera cita fuerte, la reunión de Fernández con el premier español Pedro Sánchez y empresarios ibéricos que confirmaron inversiones más allá de la crisis. 

También se cuestionó desde el Gobierno que Funes haya anunciado una reunión con el presidente del Banco Central (BCRA), Miguel Pesce, cuando no solo no estaba convocada, sino que además la agenda que plantea el industrial no se condice con la lectura oficial sobre el modelo económico y las medidas pro industria. En un sector del Gobierno entienden que el planteo de Funes es un regreso a teorías que el Ejecutivo descarta. 

Funes de Rioja, titular de la Coordinadora de Alimentos (Copal), arrancó su gestión en la UIA el martes último, con un discurso en el que habló de una entidad federal, criticó el triple cepo laboral y pidió menos estatismo y más fomento a la empresa privada. Un rato antes de esa conferencia de prensa, en la asamblea consagratoria, hubo un revuelo generado por un discurso encendido de De Mendiguren. 

El "Vasco" explicó que su candidatura a entrar en la mesa chica fue un veto político de Techint, que quiere una UIA más combativa. Y denunció que la entidad no puede seguir siendo manejada por los grandes en las sombras. No fue el único que lo dijo. También apuntó en ese sentido el presidente saliente, el aceitero Miguel Acevedo, quien pidió más debate interno y blanquear algunas cuestiones de fondo. 

Fue Acevedo quien, junto a dirigentes de Techint y otros industriales, conocieron en carne propia el modelo de Mauricio Macri: en 2019, en la previa a las elecciones, mantuvieron un almuerzo en Puerto Madero con el ex jefe de Gabinete, Marcos Peña y el entonces ministro de Producción, Dante Sica, en el que se les especificó que la idea de cara a las elecciones era ir más rápido en el mismo sentido. Y negaron que no hubiera consideración política hacia las fábricas. 

 

Por Leandro Renou

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