Giselle Fernández: la hermana de la Presidenta descubre la política

Giselle Fernández: la hermana de la Presidenta descubre la política
Es dos años menor que Cristina Kirchner, vivió siempre en La Plata y, hasta hace una semana, mantuvo un bajísimo perfil

Por Lucrecia Bullrich |

Hasta hace una semana era la "hermana anónima" , la de bajo perfil, la de vida "normal", conocida sólo para los suyos. El domingo pasado estuvo en un acto del kirchnerismo y se sacó fotos con Gabriel Mariotto y la cúpula de Unidos y Organizados. Pocas horas después dio un largo reportaje radial y opinó de todo un poco.

Giselle Fernández es la hermana menor de Cristina Kirchner y en la última semana tuvo un acercamiento al mundo de la política y un grado de exposición pública que llamó la atención en el oficialismo y en la oposición.

Giselle nació en La Plata en 1955, dos años después que la Presidenta, y allí vivió siempre. En 1982 se recibió de médica, hizo la especialización en medicina clínica y durante los 26 años siguientes trabajó en el Hospital Rossi de la capital bonaerense.

Quienes la conocieron puertas adentro del hospital coinciden. La menor de las Fernández siempre fue una profesional "excelente" y "muy dedicada" a sus pacientes.

"Compartimos cientos de noches de guardia. Me acuerdo de ver por TV los programas en los que Cristina salía cuando era senadora. Giselle opinaba como una más. Jamás hizo alarde de su apellido", contó a LA NACION una médica que trabajó durante años con ella en el Rossi.

Sólo una vez, recuerdan en el hospital, usó sus influencias para conseguir un tomógrafo. "Laburaba como una mina cualquiera. Nunca chapeó con ser la hermana de o la cuñada de", relató otra colega del Rossi.

Esta semana, en el reportaje con radio Nacional, Giselle admitió que cargar con esa "chapa" se volvió a veces complejo. "Se han dicho barbaridades en contra de mi hermana y de mi cuñado. No fue fácil. Están hablando de tu familia, son tu sangre", dijo.

Giselle está casada con Jorge Cicate, un veterinario platense que hasta el año pasado dirigió el Instituto Biológico Tomás Perón de La Plata. No tuvo hijos y siempre estuvo muy cerca de sus sobrinos Máximo y Florencia. "Habla mucho de ellos. Tiene devoción", contó a LA NACION alguien que la conoció hace años.

En el libro La Presidenta, de Sandra Russo, Cristina Kirchner contó que en los primeros días de vida de Máximo era Giselle quien le cambiaba los pañales. A ella le daba miedo que se le cayera el cordón umbilical. Cuando finalmente pasó, fue la tía la que quiso conservarlo.

La relación entre las hermanas nunca fue demasiado fluida. Por lo pronto, desde que Cristina se mudó a Santa Cruz, vivieron separadas por más de 2000 kilómetros. En 2003, cuando Néstor Kirchner asumió la presidencia, Cristina le ofreció mudarse a Buenos Aires y trabajar en el Ministerio de Salud o en el de Desarrollo Social. Giselle no quiso abandonar La Plata. Sólo después de la muerte de Kirchner pasó varias semanas en la quinta de Olivos.

A juzgar por las palabras de la propia Cristina, el vínculo con su única hermana estuvo atravesado por una buena dosis de celos. "Siempre le reproché a mamá que la quisiera más a ella que a mí. A Giselle la quisieron mucho todos, ella y Néstor también", relató la Presidenta en el libro de Russo. Contó incluso que su padre, Eduardo, a quien describió como un hombre distante y frío, fue "muy distinto con Giselle". Dijo sin embargo que su hermana siempre fue su "mejor amiga".

En 2005, cuando le detectaron una enfermedad hematológica grave, Giselle debió jubilarse anticipadamente. Dejó el Rossi y se recluyó en una casa quinta de Brandsen. Desde joven padece, además, un trastorno bipolar. En el libro de Russo, la Presidenta contó que a Giselle le costó mucho aceptar la enfermedad y el tratamiento, y que para la familia fue un golpe muy duro.

La irrupción de Giselle en la esfera pública, y en ámbitos políticos, sorprendió no sólo por el contraste con su bajo perfil anterior, sino también, por estos antecedentes.

Según pudo saber LA NACION, Giselle participó del acto de Unidos y Organizados (y hace un mes de la recepción de la Fragata Libertad, en Mar del Plata), por iniciativa personal y no por pedido de algún dirigente.

De hecho, según altas fuentes de la Casa Rosada, a la Presidenta no le cayó nada bien que su hermana haya decidido mostrarse y no lo avala. Preocupada por preservarla, hubiera preferido que no abandonara el bajo perfil.

Cerca de Mariotto negaron que Giselle hubiera sido invitada especialmente o que su presencia persiga algún objetivo político como "mostrarla" o "medirla" para una eventual candidatura. "No hay nada de eso. Es una militante más. No trabaja con nosotros", dijo, tajante, una fuente.

Fanática. Giselle heredó de su madre la pasión por Gimnasia de La Plata.

Gustavo Oliva es un amigo con quien Giselle compartió parte del secundario en el Colegio Nacional de La Plata. "Ella siempre se interesó mucho y estuvo comprometida con la cosa pública. Ahora sale en los diarios, pero nunca especuló con ocupar un cargo", aportó el hoy senador bonaerense.

Luis D'Elía coincidió. "Veo esta participación más como una cosa personal y aislada. Yo no lo leería políticamente".

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