Advierten que, tras priorizar la inflación sobre la actividad y el sector externo, el mercado exige "normalizar la política monetaria" y un nuevo régimen para sumar reservas. La duda es el orden de los factores: el BCRA y los inversores tienen planes opuestos sobre cómo y cuándo comprar dólares.
Eugenia Muzio
Con la confianza de los mercados renovada, el presidente Javier Milei movió fichas de su Gabinete, pero el programa económico sigue intacto. La incógnita es cómo el Gobierno resolverá su “trilema”: un desafío de tres vértices en el que conviven la inflación, el sector externo y la actividad económica. Mientras, los inversores exigen de forma inmediata tanto la normalización monetaria como un nuevo rumbo para el dólar oficial.
Así lo planteó Federico Filippini, jefe de Research de Adcap Grupo Financiero, quien explicó que hasta las elecciones generales del 26 de octubre la administración libertaria eligió controlar la suba generalizada de precios por sobre las otras dos variables. “Cuando se enfoca en una, sufren las otras dos”, marcó en una presentación a la prensa, entre quienes se encontraba PERFIL.
Por esa decisión, a partir del segundo trimestre la economía se estancó y el sector externo empezó a generar mucha presión. La pregunta ahora es cuál será el objetivo principal. Para el experto de la sociedad de Bolsa el camino es “normalizar la política monetaria”: bajar tasas de interés y resolver la cuestión de los encajes cambiarios modificados en línea con la astringencia monetaria que implementó el titular del Banco Central, Santiago Bausili.
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Pero también "el consenso 99% de los inversores extranjeros es que el régimen cambiario con una política de acumulación de reservas tiene que ser una prioridad” y que muchos de los riesgos que tiene la economía argentina hoy se apaciguarán “si hay una definición clara”.
Dos claves para recalibrar el "trilema"
En ese sentido, para Adcap —una Alyc con clientes e influencia en Wall Street— hay dos datos clave: cuánta es efectivamente la ayuda concreta que va a venir de los Estados Unidos en términos del impacto sobre la baja del riesgo país; y cuándo, efectivamente, el Gobierno tomará la decisión de comprar divisas, si antes o después de salir a los mercados.
Javier Casabal, estratega de renta fija de la Alyc, planteó: “El orden causal es comprar reservas para que baje el riesgo país y entonces ahí poder salir a los mercados de capitales. Pero en la presentación de Werning, el camino es al revés: ‘Vamos a salir al mercado y después vamos a poder acumular’”. Así se refirió al documento que presentó el vicepresidente del BCRA en el que advierte que el plan económico apunta a subir la demanda de pesos para que el contexto sea el óptimo para comprar reservas, pero recién en 2026.
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Las condiciones para que ocurra ese clamor por los pesos es que aumente la confianza con una normalización de las tasas de interés, una baja de esos porcentajes y un crecimiento de la actividad. Mientras, la expectativa de que EE.UU. aporte los dólares necesarios para cumplir con los vencimientos de deuda en todo 2026 está “priceada”, es decir, ya asumida en los precios de los activos que tiene hoy el mercado.
“El disparador es: anunciamos que vamos a ir a un nuevo régimen y que en ese régimen vamos a poder comprar. Posiblemente ahí la pregunta es qué pasa con el resto del cepo”, calculó Filippini. La conclusión de Adcap es que el Gobierno actuará con cautela. “La demanda de pesos está estructuralmente débil. El Central proyectó un movimiento del M2 (base monetaria amplaida) que viene performando por lo esperado en abril, cuando se presentó el acuerdo con el Fondo (Monetario Internacional)”, indicó el economista.



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