Cristina se burló del viceministro de Salud y ninguneó la tecnología español

Fue durante la inauguración de un tomógrafo. Le chistó como a una mascota y lo trató como a un chico.

Cristina Kirchner derrumbó las aspiraciones del reconocido sanitarista mendocino Eduardo Bustos Villar de convertirse en el nuevo ministro de Salud luego de maltratarlo por videoconferencia como si fuera un chico.

 

Bustos Villar, una eminencia del sanitarismo de edad elevada, intentaba explicar desde el Roffo, un instituto de la UBA, las bondades del nuevo PET (por sus siglas en inglés, Positron Emition Tomography), un tomógrafo específico para mamas que permite detecciones muy tempranas de tumores de menos de un milímetro y es la forma de detección más precoz que existe hoy en el mundo.

 

El viceministro, que aspiraba a reemplazar a Juan Manzur cuando este parta para la campaña tucumana, se extendió en su explicación, lo que enervó a la presidenta, que desde Casa Rosada intentó callarlo varias veces de mala manera.

 

“Ey una pregunta”, lo interrumpió Cristina, que no dudó en tutear al anciano y tratarlo como a un chico. “Una preguntita, una preguntita, una preguntita....Ah, ya me olvidé, vos seguís hablando y yo me olvido", dijo ofuscada.

 

“¿De qué origen es toda la maquinaria, tanto el tomógrafo digital como el mamógrafo digital ese del PET?”, preguntó Cristina y se respondió ella misma: “Alemán, seguro”.

 

“¿Cuánto?”, preguntó Bustos Villar y Cristina lo cortó: “Nooo, ¿de qué origen es? ¿De qué país, de dónde viene?”, insistió la presidenta haciéndole montoncito con los dedos al pobre anciano.

 

El sanitarista respondió que uno de los artefactos era de origen estadounidense y, expectante, Cristina preguntó “¿y el otro?”, acaso esperando que Bustos Villar confirmara su suposición sobre el origen alemán de una de las dos tecnologías.

 

Pero el viceministro señaló que el PET era de origen español, por lo que Cristina entrecerró los ojos y echó su cabeza hacia atrás, descreyendo que España pudiera desarrollar una tecnología semejante.

 

“Muy bien”, dijo Cristina tras unos segundos y pidió que le pasara el micrófono a la directora del Roffo. “Dejala explicar a ella que seguro lo hace mejor”, disparó la presidenta.

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