Comandadas por Techint, las grandes empresas liman el poder de Funes de Rioja

Comandadas por Techint, las grandes empresas liman el poder de Funes de Rioja

El presidente de la UIA cuenta con el recelo de sus exaliados por escuchar a las pymes, que ahora lo defienden. Malestar por el vínculo con Massa.

 

Por Ariel Maciel

La crisis por la falta de insumos calentó el clima adentro de la Unión Industrial Argentina (UIA), la central empresaria más poderosa y de mayor influencia en el círculo rojo. Su presidente, Daniel Funes de Rioja, está preocupado por hacer equilibrio entre los masivos reclamos, que llegan por los parates obligados de las empresas ante el cepo a las importaciones, y el diálogo abierto que mantiene con Sergio Massa y su equipo económico. En ese contexto, se coló la interna por la sucesión presidencial, que se activó antes de tiempo, y que tiene en carpeta la reelección del caballero del lobby empresario. Esa situación se tornó paradójica porque las grandes empresas, comandadas por el Grupo Techint, hoy lo cuestionan por lo bajo, luego de haber sido artífices de su llegada al poder; mientras que las pymes, desconfiadas originalmente de sus movimientos, le reconocen hoy la capacidad de escucha ante los conflictos cotidianos.

El humor, casi siempre apacible, de Funes de Rioja se vio alterado en los últimos días. Quienes lo frecuentan afirman que estalló en cólera cuando las críticas subterráneas de Techint, en consonancia con otras grandes empresas, continuaron a pesar del alto al fuego que había pedido el presidente hasta marzo. El temor era que una interna adelantada en la UIA se conjugara con las complicaciones extremas que están viviendo las fábricas, sin distinción de tamaño. Sí hay una diferencia: las pymes encontraron en la silla que ocupa el director ejecutivo, Diego Coatz, un camino institucional para plantear y lograr soluciones que no hubieran tenido de otro modo. Distinta es la situación de las poderosas, que tienen línea directa con los principales funcionarios nacionales.

 

Según distintas fuentes consultadas por Letra P, las críticas a Funes de Rioja surgen del descontento que tienen las empresas que supieron ejercer su fuerte poder en la central fabril para que el abogado laboralista acceda a la Presidencia, a pesar de la resistencia del grueso de las pymes, un puñado de empresas grandes y varias territoriales. Incluso, hubo un sector del Gobierno que en ese momento mostró cierta disconformidad con esa designación. "Hay algunos que quiere que se enoje y grite por los conflictos que hay en la industria, pero después ellos no ponen el pecho si es que no te responden a los reclamos o te castigan por ser críticos", admitió uno de los integrantes de la conducción fabril, que además señaló que en esas actitudes existe también "el condimento político-ideológico de muchos participantes".

La grieta reabierta en la UIA, que encontró reposicionadas a algunas grandes empresas en los históricos grupos que conviven en ese espacio de poder, promete profundizar las diferencias. Según el análisis de algunos referentes, el objetivo es "limar" el poder presidencial para recortarle la capacidad de negociar lugares en la próxima lista de candidatos. Existe una certeza compartida por la mayoría de los participantes: "No es tiempo de retornar a confrontación en las urnas, mucho menos en un clima de tensión que existirá en la antesala por las elecciones nacionales", aclaró uno de los operadores de la unidad. Sin embargo, ese consenso que crujió en el acuerdo logrado en 2021 volvió a quedar en stand by, porque Funes de Rioja mandó a avisar que "no aceptará presiones para hacer lo que quiere sólo un sector, sino que seguirá trabajando con la participación de todos los sectores y regionales que participan de la entidad", según confió una fuente de su entorno.

 

Los más reactivos al poder de influencias que tiene Techint en la central fabril denunciaron que el objetivo del grupo que preside Paolo Rocca es "convertir a la UIA en AEA". Justamente la Asociación Empresaria Argentina es la que está integrada por las grandes empresas del país, que tienen en la presidencia a Jaime Campos, un empleado de los dueños que integran el establishment y que hace las veces de vocero de las definiciones unidireccionales de la conducción patronal. "Quieren imponer una voz única en una entidad que tiene muchas realidades diferentes. Acá no se trata de responder a un interés determinado, sino de mostrar las necesidades de los sectores y los territorios. En cambio, en AEA no hay debate, sino decisiones", se quejó un integrante de la conducción industrial.

La crisis de las importaciones cayó como anillo al dedo para la estrategia de "limarle el poder" a Funes de Rioja. "Yo tengo un montón de proveedores que me dijeron que lo lamentaban, pero no me vendían a 180 días, como máximo me dan 60 a 90 días. La única opción es parar la fábrica porque salir a buscar un proveedor nuevo es muy difícil ya que no te conocen para darte crédito", se quejó el dueño de una fábrica, consultado por Letra P. El conflicto estuvo presente en la última reunión de Junta Directiva de la UIA, en donde David Uriburu y Alejandro Gentile de Techint, encabezaron una serie de reclamos sobre la falta de insumos en las fábricas, pero que continuó en la voz de muchas fábricas, mayormente pymes. En ese sentido, incluso críticos de la T, aclararon que "la situación afecta a todos por igual". Aunque también dijeron que "aprovecharon la volteada para exigirle a Funes más vehemencia en los reclamos al gobierno".

 

Según los propios industriales, el trabajo que realiza el equipo técnico de la entidad fabril que permite llevar los casos urgentes es "impecable". Y la buena relación que generó el presidente permitió solucionar problemas. "La política de Daniel es mantener el diálogo bien abierto para poder conseguir arreglar los problemas hablando, y no gritando. Pero hay gente que quiere que se enoje públicamente, pero después se esconden", admitió una fuente que defiende la gestión del presidente de la UIA.

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