El candidato a jefe de los fiscales se prepara para enfrentar al Senado

El candidato a jefe de los fiscales se prepara para enfrentar al Senado

"No creo que la oposición ponga reparos", dice Rafecas sobre su futuro; se muestra a favor de que la Procuración recupere el control de la oficina de escuchas telefónicas

 

El lunes se confirmó su candidatura. El martes visitó al Presidente en la Casa Rosada, y el jueves se reunió con Eduardo Casal, el procurador interino, a quien espera suceder. Así, el juez federal Daniel Rafecas empezó su carrera para ser el próximo jefe de los fiscales. Necesita para eso el acuerdo del Senado y confía en que lo va a conseguir. "No creo que la oposición ponga reparos serios a mi candidatura", dijo Rafecas a LA NACION.

Piensa que si los senadores se atienen a la premisa constitucional de que tienen que verificar la "idoneidad" del candidato, no va a tener problemas. Confía además en su desempeño en la audiencia que está prevista como parte del proceso. Su plan es tomarse licencia desde febrero para prepararse.

Rafecas es juez federal en Comodoro Py desde hace 15 años y, de concretarse su nombramiento, será quien encabece la implementación en todo el país del nuevo Código Procesal Penal, que instaura el sistema acusatorio, que les da más poder a los fiscales porque serán ellos -y ya no los jueces- los que tengan a cargo las investigaciones. El nuevo código entró en vigor en Salta y Jujuy, y el cálculo original era que en 2025 llegaría a Buenos Aires. Pero en el oficialismo hay sectores que proponen aplicarlo de inmediato en todo el país. Además de oralizar y agilizar los procesos, eso tendría otro efecto: limitar el poder de los jueces de Comodoro Py. Para Rafecas, que destaca las ventajas del sistema acusatorio, "de inmediato" no es posible. "Como mínimo, va a llevar dos o tres años, porque requiere reformas estructurales, capacitación, presupuesto. Es algo que se va a llevar adelante en el mediano plazo", afirmó.

Rafecas cree que, mientras tanto, una medida buena sería "oralizar" las audiencias y "las instancias decisivas durante la instrucción de las causas en el fuero federal" para ganar en celeridad y transparencia. El candidato a procurador considera además que con la reforma lo más razonable sería que la oficina de escuchas judiciales volviera a depender de la Procuración. "En el marco de un modelo acusatorio parecería natural que ese tipo de herramientas estén en manos del Ministerio Público", dijo. Originalmente, la dirección que hace las escuchas judiciales (las únicas legales) dependía de la SIDE. Después, en plena pelea del kirchnerismo con Antonio Stiuso, Cristina Kirchner la pasó a la Procuración, por entonces a cargo de Alejandra Gils Carbó, y Mauricio Macri, crítico de Gils Carbó, la puso bajo la órbita de la Corte Suprema, donde sigue hasta hoy.

 

La propuesta

 

El lunes pasado, la ministra de Justicia, Marcela Losardo, le dijo a Rafecas que tenía el mandato del Presidente para comunicarle que era el candidato a procurador y que iba a iniciar los trámites para mandar su pliego al Senado. Él lo esperaba. Hace unos dos meses, después del triunfo en las PASO, el Presidente lo había llamado.

Rafecas y Fernández se conocen desde hace 20 años. Los dos son profesores regulares adjuntos del Departamento de Derecho Penal de la UBA y dan la misma materia: Teoría del Delito. Fernández a la mañana y Rafecas, a la tarde. "Muchos años nos cruzamos, nos saludamos, en el salón de profesores, en actos académicos", contó Rafecas. Además, en 2004, Rafecas fue a trabajar a la Procuración con Esteban Righi, a quien Fernández considera su maestro. El nuevo gobierno es muy crítico de Comodoro Py. Rafecas no opina sobre las denuncias de "lawfare" ni sobre los supuestos "presos políticos" que denuncia el kirchnerismo más duro. "Son debates de la arena política y en todo caso judicial, pero yo como juez no puedo emitir una opinión más allá de los límites de mi juzgado", afirma.

Tampoco opina sobre los reacomodamientos de Comodoro Py frente a los cambios de poder. "Yo puedo hablar de mi juzgado; sobre el resto, no soy quién para juzgar", dice. Y exhibe dos causas que le tocaron a él, Ciccone y la denuncia de Alberto Nisman contra Cristina Kirchner, como pruebas de que no se mueve siguiendo los tiempos políticos. Relata, en relación con la causa Ciccone, que en diciembre de 2011 asumieron Cristina Kirchner y Amado Boudou con el 54% de los votos y que en marzo del año siguiente él allanaba el Ministerio de Economía, la planta de Ciccone y el departamento de Boudou, en el momento más alto de una administración. "Y lo mismo con la denuncia de Nisman [el caso por el memorándum con Irán, después reabierto], yo firmo la desestimación en febrero de 2015, en un contexto político que iba hacia un recambio, y yo firmé a favor de funcionarios de un gobierno que estaba terminado", dice.

Por su actuación en el caso Ciccone, Rafecas fue citado por el Consejo de la Magistratura y estuvo en la cuerda floja. Tuvo un pedido de juicio político, que finalmente no prosperó, por un intercambio de WhatsApp con un abogado vinculado al caso, que era amigo de su familia, a quien el juez aconsejó. "Un error", dice él, que argumenta que era en el primer momento del caso, cuando todavía no le había llegado la causa porque estaba delegada en el fiscal. Como titular del Juzgado Federal Nº 3, Rafecas instruyó la megacausa por los crímenes del Primer Cuerpo del Ejército durante la dictadura y, en los últimos años, procesó a César Milani por enriquecimiento ilícito y tuvo a cargo una de las causas más escandalosas del kirchnerismo: envió a juicio oral a José López por el caso de los bolsos en el convento.

 

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