Buenos muchachos

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En un “nuevo logro K”, la justicia norteamericana investiga a la sucursal del Banco Nación en Manhattan por lavado de dinero. Los personajes involucrados y las burdas excusas del gobierno kirchnerista

Por si le faltara más problemas a la Argentina en medio de la pelea con los fondos buitre, se le suma ahora una denuncia en los Estados Unidos contra el Banco Nación por una millonaria maniobra de lavado de dinero. La imputación tiene que ver con su sucursal en Mahattan, que habría permitido el movimiento de más de 20.000 cheques de la financista marplatense La Moneta, propiedad de Francisco Pagano y Daniel Fumaroni, por casi 24 millones de dólares.

Todas estas transacciones se hacían a través de Germán Cóppola, un ciudadano argentino que según la Justicia de los Estados Unidos trabajaba para La Moneta, con el objetivo de mover 60 millones de dólares a través de una red de empresas, entre ellas una registrada en el estado de Montana, entre 2009 y 2011.

El escrito judicial sostiene que Cóppola a través de sus empresas transfería fondos desde el país del norte a otras compañías, entre las que se mencionan a dos que tendrían nexos con Pagano y Fumaroni. Los fiscales que siguen el caso adujeron que “Coppola no tenía una cuenta con el Banco de la Nación, pero la actividad de las cuentas de La Moneta en ese banco aparentan ser consistentes con la actividad en las cuentas de Coppola y parecen ser consistentes con el negocio del cambio de dinero ilegal".

Montana es un estado al que muchos personajes de la vida empresarial ligada al kirchnerismo también han usado para realizar sus negocios. Tales son los casos de Lázaro Báez y Cristóbal López, que tendrían muchas sociedades fantasmales en el país del norte y desde allí se bifurcarían hacia distintos lugares del mundo, principalmente Suiza, Panamá y las Islas Seychelles. De hecho, los fondos buitres que litigan contra el Estado argentino tiene la lupa puesta en estas operaciones, en la búsqueda de bienes para embargar.

En ese sentido, en las últimas semanas, el poder oficial se había visto afectado por la denuncia efectuada por el fondo NML Elliot, propiedad de Paul Singer, que solicitó que se embargara los bienes de Lázaro Báez en EE.UU., donde se calculaba que tenía más de 130 sociedades.

Este tipo de maniobras que han quedado clarificadas con la tristemente célebre ruta del dinero K, sacude a un gobierno que ha perdido cualquier clase de legitimidad moral sobre la población, y que con esta clase de sucesos se muestra toda una trama de corrupción que llega hasta lo más alto del poder local.

El kirchnerismo y su principal voz en materia económica, el ministro Axel Kicillof, dejaron trascender que la denuncia “no tiene sentido, más temiendo en cuenta que todo eso se realiza sin que el Banco Nación y Central tengan conocimiento alguno sobre el tema”.

La realidad muestra que sería difícil que los organismos públicos no hayan tenido conocimiento del caso, más si se considera que de los 364 millones de dólares que el Banco Nación tenía en Nueva York al momento de la denuncia, el dinero movido representa una cantidad significativa de sus recursos, por lo que debería haber tomado cartas en el asunto. Y no sólo dejar pasar las operaciones sin investigarlas debidamente.

Situación complicada en la que se encuentra inmersa la entidad estatal, más teniendo en cuenta que los delitos de las que se le acusa son gravísimos, lo que sirve para seguir minando un poquito más la desteñida imagen que el país tiene ante el mundo y que las inversiones genuinas y productivas sigan pasando de largo buscando mejores destinos.

Personajes cuestionados

Los dueños de la financiera La Moneta, Francisco Pagano y Daniel Fumaroni, son personas que han sido cuestionadas por su accionar dentro del mundo de las finanzas.

Con sucursales en Mar del Plata y Tandil, la financiera es la más reconocida de la costa atlántica, y ya había sido mencionada por supuesta evasión impositiva y por usar sus locales para formar cooperativas con el objetivo de pagar en negro el salario de empresas pesqueras, a través de las cuales cobraban cheques a nombres de terceros que salen del sistema en efectivo sin control alguno del Banco Central y sin pagar impuestos.

Otra de las acusaciones que se le hacen a Pagano y Fumaroni es el de fundar una red de mutuales con el objetivo principal de funcionar como prestamistas, con las cuales obtendrían cuantiosas y sustanciosas ganancias. La ampliación de su actividad a negocios por fuera de la actividad financiera, como el manejo de balnearios y confiterías, es algo que suele mencionarse seguido en los convites políticos de la ciudad atlántica.

Además, la casa de cambios ya tenía denuncias radicadas en la sede del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) por el pago en negro a empleados pesqueros que trabajan en Mar del Plata.

Maniobras comunes al modelo

Ni bien se conoció la denuncia de la justicia de EE.UU. contra la sucursal del Banco Nación en Manhattan, muchos vieron que las prácticas que se habrían usado desde La Moneta, ya habían sido mencionados en otros casos emblemas de la corrupción durante la “década ganada”.

Memoriosos recuerdan que este sistema de crear cooperativas para pagar en negro a los empleados, es el mismo método que utilizó el parricida Sergio Schoklender para desviar fondos públicos destinados a la construcción de viviendas sociales a través de la Fundación Madres de Plaza de Mayo que conduce la ultrakirchnerista Hebe de Bonafini.

El exhijo putativo de Bonafini, habría tejido una red de sociedades a través de los financistas Fernando Caparrós Gómez y Jorge Fidalgo, dueños de la financiera Monetización S.A, a través de la cual cobraban cheques de la Fundación y de los cuales nunca se rindió cuentas sobre sus gastos.

Tal procedimiento fue usado también en la causa denominada “mafia de los medicamentos”, donde también una financiera del propio Fidalgo compraba documentos a droguerías cuestionadas desde lo legal y se alzaba con cuantiosas ganancias sin pagar impuestos en ninguna de ellas.

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