La brecha entre alimentos y la inflación llega al 8,5 %

La brecha entre alimentos y la inflación llega al 8,5 %

Este fenómeno se viene dando en los últimos cinco años, según reveló el último informe de la Universidad Nacional de Avellaneda. ¿Cuáles son las perspectivas?

Febrero marcó una inflación del 4,7 por ciento, pero la suba de los alimentos alcanzó el 7,5 por ciento. Lejos de representar un fenómeno aislado, alimentos subiendo por encima del índice de la inflación general fue un fenómeno extendido en los últimos cinco años, de acuerdo al último informe de la Universidad Nacional de Avellaneda - UNDAV. 

De esta forma los alimentos, cuyo costo impacta más en los segmentos de menores recursos por ser el grupo que mayor porcentaje de sus ingresos le destina, fueron un componente central en la inflación. Asimismo, el informe de la UNDAV permite concluir que el fenómeno se intensifico en el último año, ya que febrero del 2022 marcó un crecimiento interanual del nivel de precios general del 52,3 por ciento (1,6 puntos mayor que el mes anterior), pero menor a las variaciones interanuales de los precios de alimentos y bebidas no alcohólicas, que crecieron un 55,8 por ciento. 

Si bien otros componentes de la canasta tuvieron subas interanuales aún mayores y contribuyeron a potenciar la inflación, como prendas de vestir y calzado (67,2 por ciento), transporte (55 por ciento), educación (60,4 por ciento), y restaurantes y hoteles (64,1 por ciento), al no ser de primera necesidad, como el hogar, los alimentos, o los servicios públicos, los mismos tienen un menor peso en la canasta básica de los sectores populares, con lo que su impacto no tiene las mismas características.

Pero además, la “guerra” que planteó el gobierno para atacar este fenómeno, consistente en una suba acotada de las retenciones a la harina y el aceite de soja para abaratar el pan y los fideos, y solicitar que los precios de 580 productos se retrotraigan al 10 de marzo, parecen ser insuficientes frente a los múltiples factores que están interviniendo en este fenómeno.

Uno de ellos es que, según se depreden del informe de la UNDAV, los precios minoristas parecieran estar en un proceso de re captación de la rentabilidad resignada en 2021 a causa de los aumentos de los precios mayoristas. Sucede que desde enero del 2021, estos precios se aceleraron más rápidamente que los precios al consumidor, alcanzando una brecha de 17,1 puntos porcentuales en el mes de mayo, cuando el índice de precios mayoristas alcanzó el 65,9 por ciento mensual interanual. A partir de esa fecha, los precios al consumidor fueron recuperando terreno, aunque sin recuperar la rentabilidad resignada, hasta converger a comienzos de este año.

Para febrero, ya aumentaron un 3,3 por ciento más que los precios mayoristas, y existen altas posibilidades de que de no existir una intervención gubernamental que controle esta situación sin afectar la viabilidad de los comercios, los mismos intenten continuar recuperando la rentabilidad pérdida en 2021 aumentando los precios al consumidor.

El otro aspecto, es la fuerte suba de las materias primas, sobre todo luego de iniciada la guerra. Según un reciente informe de IPA, los fondos financieros de inversión global aumentaron fuertemente su posicionamiento en materias primas agrícolas en el mercado de futuros, al punto que actualmente su posición compradora neta en commodities es la más importante de la historia, incluso mayor a la mantenida en 2008 y 2012, los últimos grandes ciclos de alza de los precios de los mismos.

Así, citando cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), IPA sostiene que los precios de alimentos y cereales muestran para 2021 valores récord, con 28,3 por ciento de aumento en dólares en el caso de los alimentos generales, y 12,9 por ciento para la carne, 17 por ciento para los lácteos, 27,2 por ciento para los cereales, 65,8 por ciento en el caso de aceites, y 37,5 por ciento para la azúcar.

También, de acuerdo a la UNDAV, desde febrero del 2020 al mismo mes de 2022, el trigo aumento un 32,1 por ciento, el maíz un 55,1 por ciento y la soja un 86,7 por ciento, mientras que la energía necesaria para producirlos y distribuirlos tuvo un aumento del 55,3 por ciento en el caso del petróleo y del 324 en el caso del gas. 

Pese a ello, y en relación a las materias primas, el ministro de Desarrollo Matías Kulfas anunció que no se piensan establecer nuevas retenciones que desacoplen su precio internacional del local, al tiempo que el acuerdo con el FMI plantea el compromiso del país por efectuar una devaluación de, como mínimo, el 50 por ciento del peso para este 2022, dejando atrás el ancla inflacionaria que había utilizado el gobierno desde febrero de 2021 hasta la actualidad, la cual implicó una devaluación del peso del 19,9 por ciento, es decir 22,4 puntos porcentuales menos que la tasa de inflación anual.

De esta forma, con alimentos subiendo por encima de la inflación, bocas de expendio minoristas que buscan recuperar la rentabilidad perdida en manos de los mayoristas, un tipo de cambio que ya no actuará como ancla inflacionaria, y un gobierno que anunció que no prevé implementar nuevas retenciones, la posibilidad de que los alimentos corten el ciclo de cinco año subiendo por encima de la inflación general, parece poco probable. A menos que la anunciada “guerra”, incluya medidas hasta el momento no comunicadas.

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