​​​​​Escenario político: la lógica simple o la realpolitik

​​​​​Escenario político: la lógica simple o la realpolitik

La foto de Lorenzo con Patricia Bullrich sacudió el termómetro de Juntos. El exconductor de LU2, de todos modos, sigue sin confirmar su candidatura.

Por Maximiliano Allica

En diferentes grupos de WhatsApp comenzó a circular una serie de apuestas desde que el sábado Lorenzo Natali posteó una foto digna de afiche de campaña junto a Patricia Bullrich. Una buena parte de la dirigencia sostiene que esa imagen es la demostración cabal de que será candidato a intendente, mientras otros se juegan por la idea de que son todos amagues y que el exconductor de LU2 finalmente no será de la partida.

Es la lógica llana versus la realpolitik, es decir, la sospecha de que detrás de lo que se ve hay acuerdos ocultos entre titiriteros que negocian sin pasiones, con pragmatismo extremo.

Lo cierto es que la foto de Lorenzo-Bullrich, evidentemente estudiada y muy lejos de ser una selfie casual en un shopping, suena a virtual lanzamiento, pese a que él mantenga su discurso de que la decisión no está tomada. De más está decir: es uno de los mensajes más fuertes de los últimos tiempos dentro de la interna local de Juntos por el Cambio.

La semana pasada Lorenzo fue citado a la ciudad de Buenos Aires, donde el monzoísmo le había preparado el terreno para participar de una reunión junto a una treintena de dirigentes bonaerenses que forman parte del espacio que promueve la candidatura presidencial de Bullrich. Casi todos ellos ya están inmersos en la carrera electoral en sus municipios y Natali es el único que no formalizó. 

Tras una breve charla donde se fueron presentando uno a uno, llegó la sesión de fotos y el acuerdo de cuándo publicar y cómo. También hay un retrato grupal, que quizás el bullrichismo difunda en los próximos días. Entre los asistentes estaban el exdiputado Nicolás Massot (candidato de Bullrich en Tigre), el secretario de Seguridad de Lanús y principal aspirante a quedarse con esa comuna, Diego Kravetz, y el titular del AABE durante el gobierno de Cambiemos, Ramón Lanús, que competirá en San Isidro. Todos nombres importantes para el Pro en el decisivo Conurbano.

La exministra de Seguridad es una figura muy codiciada porque en diversos distritos viene dominando las encuestas. A este día de abril, Bahía Blanca es uno de esos. Por lo tanto, la mirada actual es que si se produce la PASO contra Horacio Rodríguez Larreta, colgarse de su boleta podría otorgar ventajas por el efecto arrastre de las listas sábana.

En torno a Lorenzo giran dos interrogantes. Uno, si está preparado para el desafío de ser intendente de una ciudad del peso de Bahía, que además se espera que en los próximos años sea centro de cuantiosísimas inversiones en la zona portuaria-industrial gracias al desarrollo de Vaca Muerta, lo cual impone contar con un liderazgo que le permita a la región capitalizar esas inversiones y que no le pasen por encima acentuando desigualdades. Esto abarca varios ejes, sobre todo a la necesidad de crear más y mejor infraestructura (vial, de servicios tecnológicos, de servicios básicos) y a potenciar la capacidad de los recursos humanos de la zona. Están en danza unos 40 mil millones de dólares en inversiones para los próximos 10 o 15 años en materia de GNL y petróleo. Una cifra inmensa.

La otra incógnita, motivo de las mencionadas apuestas, es si su jefe político Emilio Monzó no lo está promocionando con tanto énfasis para plantarse mejor en la disputa que mantiene con la cúpula bahiense del Pro, aunque en realidad está dispuesto a negociar más cerca del cierre de listas y bajar a Lorenzo a cambio de otras posiciones. "Tradear" (en inglés, comerciar) candidatos, le dicen algunos.

Todavía son dos preguntas abiertas. Lo que sí cabe decir a esta altura es que subestimar a Lorenzo es un grave error. Lo era en 2021 cuando asomó a la política y lo es mucho más hoy, cuando sus posibilidades de dar otro salto son reales. En definitiva, el camino se parece demasiado al que hizo su excolega y actual jefe comunal Héctor Gay: primer paso en una legislativa, dos años de diputado provincial y luego volver a explotar su buena imagen para acceder a Alsina 65. Monzó sabe que cualquier crítica interna que le hagan a su pupilo se responde contestando con la historia reciente.

Y un dato más. Un dirigente que pretenda liderar necesita una visión, pero también equipo. No van a trascender nombres, aunque desde el incipiente lorencismo ya están tirando redes con funcionarios anteriores o actuales para afrontar la futura gestión. Hasta ahora nadie dijo rotundamente que no.

Mientras, algunos viejos radicales se agarran la cabeza. "¿Cómo dejamos ir al tipo que nos hizo ganar la elección del 2021? ¿Cómo puede ser que en este momento, que la UCR trabaja para tener candidato propio, sea nuestro contradictor?". En rigor, las chances de que parte de los boina blanca y el locutor queden nuevamente alineados son fuertes, si se cumple la proyección de que tanto Bullrich como Larreta tendrán en sus fórmulas vices radicales. Lo que deben estar pensando algunos en Donado es cómo participar del equipo de Lorenzo, si su carrera avanza. "Hay que rodearlo bien", proponen, con más interés que desprendimiento.

Un antiguo miembro del comité viene mostrando una foto que se produjo durante la última visita de Facundo Manes entre el diputado provincial y un exconcejal que también está deseoso de competir por el sillón de Bordeu. "Prestá atención a esa dupla", dice. Todo es posible.

En conclusión: ¿Lorenzo será candidato o no? Lo mejor es circunscribirse a los datos. Al menos hasta hoy, formalmente, no. ¿Lo están "tradeando"? Puede ser, ¿pero por qué una figura de la escala de Bullrich prestaría su imagen para una jugada tan chiquita?

En Alsina, en tanto, no alteran su estrategia. Mantienen puentes abiertos con Bullrich, Larreta y hasta con María Eugenia Vidal, quien aún no se bajó de la competencia por la Casa Rosada pese a venir rezagada en los sondeos. Los detalles finos de la arquitectura electoral, entienden, todavía tienen que pulirse en la mesa nacional de Juntos y no le ven sentido a recostarse tempranamente en alguna de las veredas internas.

Como contexto de estas pujas preelectorales, las estadísticas oficiales del Indec acaban de dejar una serie de datos que confirman un problema nacional y local de primera magnitud.

Hace dos semanas se reveló que el índice de desempleo en el país bajó del 7% al 6,3% en el último trimestre de 2022. En el aglomerado Bahía Blanca-Cerri ese número tuvo un descenso más drástico, del 9% al 6,5%. Pese a que a las mediciones en nuestra ciudad hay que tomarlas con pinzas por el reducido número de hogares relevados, la tendencia es atendible.

Estas cifras, a priori positivas, hay que complementarlas con otras de tono diferente. La pobreza, al segundo semestre de 2022, subió al 39,2% en el país y se mantiene en torno al 30% en Bahía (28,4% según la última encuesta, lo cual abarca a 90.465 personas).

La lectura es que se advierte un aceptable nivel de movimiento en el mercado laboral formal e informal, pero cada vez cuesta más ganar el dinero suficiente para cubrir los costos de la canasta básica, que establece el límite de la pobreza. Dicho más simple: hay laburo o changas, pero no alcanza para correrle la carrera a la inflación.

En el último análisis sobre el mercado laboral local que realizaron el Departamento de Economía de la UNS y el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur (IIESS, dependiente del CONICET), bajo la dirección de Gustavo Burachik, surgen conceptos concluyentes.

Aunque remarcan la mencionada baja en el desempleo, exponen: "El primer hecho notable es el deterioro en la calidad de la ocupación. Las categorías ocupacionales más dinámicas fueron los puestos de trabajo informales (sin descuento jubilatorio) y los empleos por cuenta propia. Estos últimos son en muchos casos verdaderas ocupaciones inestables y de bajos ingresos. En 2016 y 2022 se han creado en Bahía-Cerri 1,6 ocupaciones precarias por cada puesto de trabajo asalariado formal".

El estudio también señala que la menor cantidad de desocupados no se explica completamente por una mayor cantidad de ocupados sino porque muchos de quienes buscaban trabajo dejaron de hacerlo. Técnicamente, desempleado es el que busca y no encuentra; no aquel que no busca.

"En general este fenómeno es protagonizado por jóvenes y mujeres (de todas las edades) sin empleo que abandonan o interrumpen la búsqueda, desalentados por las circunstancias adversas del mercado de trabajo", sentencia.

Al margen de este informe, pero a modo de complemento, vale mencionar a una noción popular aún no cuantificada por ningún organismo estadístico, pero que habla de ese desaliento. Quienes caminan los barrios explican que muchas veces esto se produce porque los salarios de bolsillo no mejoran sensiblemente la calidad de vida del trabajador respecto de quienes reciben diferentes subsidios y asignaciones, sin asistir a ningún empleo. Ergo, para qué afrontar el inconveniente de un trabajo desgastante si esa plata, o casi, se puede conseguir por otras vías que propone el Estado benefactor.

Es un fenómeno que bien valdría confirmar con investigaciones serias, porque si realmente se trata de una circunstancia extendida alterará notablemente las posibilidades de desarrollo de los sectores más postergados, que no encuentran en el estudio y el trabajo un camino de salida.

La agenda política no parece tenerlo en su temario urgente, a pesar de que hay proyectos de leyes laborales que podrían mejorar algunas condiciones. Desde una mirada liberal, flexibilizando los términos de contratación y despido, así como bajando impuestos; desde un punto de vista socialista, achicando la jornada laboral y encareciendo seriamente las horas extra para que los empleadores prefieran completar los turnos con empleados nuevos que gocen de todos los derechos vigentes.

En un año electoral es imposible que una discusión de este tenor avance.

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