Plan reelección: el ala política insiste en buscar acuerdos con el PJ para 2020

Plan reelección: el ala política insiste en buscar acuerdos con el PJ para 2020

Los análisis futuristas del ala política del Gobierno son descarnados. En el Ministerio del Interior -convertido en estos días en un desfile de dirigentes que quieren colarse en las listas- advierten que si Mauricio Macri llega a ser reelegido la gobernabilidad será muy compleja. 

Y que hacia fin de año se necesitará ampliar al máximo los acuerdos con la oposición para llevar adelante las reformas que quedaron pendientes por los tropiezos económicos de los últimos tres años.

Así lo pudo atestiguar el ministro Rogelio Frigerio , esta semana, tras negociar con el jefe del bloque del PJ en el Senado, Miguel Ángel Pichetto , los apoyos para fijar la agenda del oficialismo en el Congreso. En el entorno del funcionario advierten que preocupa "mucho" la gobernabilidad en un potencial segundo mandato de Macri, que ya no contará con la "luna de miel" que les da aire a todos los presidentes cuando desembarcan en la Casa Rosada.

Frigerio quiso ampliar la base política de Cambiemos y sumar aliados de la oposición dialoguista antes de que llegaran los primeros vientos de la campaña. Ahora es tarde. Por eso, el plan B del ala política del Gobierno apunta al último tramo del año. "Si hay segunda vuelta, entre las elecciones generales y el ballottage habrá que trabajar muy fuerte en cerrar acuerdos. Y si gana Mauricio, habrá otra oportunidad en los días previos al 10 de diciembre", analizaron en las últimas horas en el Ministerio del Interior.

Quieren que el espacio se muestre más generoso en términos políticos y esperan contar con el aval de Macri y del jefe de Gabinete, Marcos Peña. El laboratorio electoral de Pro por ahora trabaja bajo la hipótesis de la polarización con el kirchnerismo.

Mientras en lo urgente se tejen los cierres de listas en las provincias, en el mediano y largo plazo es incierto el lugar que tendrá la pata política del oficialismo, hoy encarnada en Frigerio y el titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó .

El futuro de Frigerio y Monzó

En el caso del ministro del Interior, si bien aún sigue firme el proyecto personal y familiar de mudarse a Washington para asumir la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), lo cierto es que la designación se resolvería recién en abril del año que viene y, de concretarse, se efectivizaría a fines de ese año.

Aunque Macri consiguió la bendición de Donald Trump para ocupar ese puesto, en la Casa Rosada son cautos y advierten que si Jair Bolsonaro encamina su gestión en Brasil, también podría reclamar la silla en el banco que financia obras públicas en América Latina.

Mientras se resuelve esa postulación, Frigerio deberá poner su foco en los problemas domésticos. Hoy no se descarta que permanezca en el gabinete si Macri es reelegido, al menos para encaminar los acuerdos de los primeros meses de 2020.

Monzó, en cambio, tiene algunos meses de trabajo antes de emprender su retirada. Su única misión, dicen quienes dialogan con él a diario, será llevar una agenda muy conservadora, que no dé lugar a sobresaltos. "Lo único que tiene que hacer este año es cuidar al Presidente, no es el año para proyectos arriesgados", señalan en su entorno.

La no convocatoria a sesiones extraordinarias fue el botón de muestra de ese escenario. El oficialismo no quiere hacer movimientos que puedan exhibir debilidades. "En mayo se terminó el Congreso para nosotros, no se va a poder sacar nada cuando arranque la campaña más belicosa", señalaron esta semana en la Casa de Gobierno. "Hay que ser muy conservador con los proyectos que se envíen", agregaron.

Por lo pronto, esta semana celebraron el acuerdo con Pichetto para aprobar el proyecto que estipula penas más graves contra los barrabravas y el nuevo régimen de financiamiento de las campañas políticas. La primera de las iniciativas se tratará en Diputados y la segunda buscará la media sanción en la Cámara alta. Allí tiene el camino más allanado, aunque aún resta acordar el punto más sensible del proyecto: el tope de aportes empresarios que pueden recibir los candidatos.

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