Pese a la derrota, el gobernador bonaerense quiere liderar la próxima etapa del peronismo

Buscará hacer valer los 12 millones de votos que obtuvo; aspiraría a ser senador en 2017

Daniel Scioli está convencido de que no se terminó su carrera política. No se resigna a ocupar el lugar del derrotado. El día después del triunfo de Mauricio Macri, ya avisó que va por el peronismo.

Con el 48,6% de los votos que alcanzó el domingo -poco más de 12 millones-, Scioli se presentó como un posible garante de la gobernabilidad y le comunicó a su equipo su objetivo. Su refugio, tras abandonar la gobernación el próximo 10 de diciembre, será la Fundación DAR, el think tank sciolista que preside su hermano, José "Pepe" Scioli.

No se trata de una empresa sencilla en la que se embarcó. El PJ nunca fue condescendiente con los perdedores. Scioli lo sabe, pero quiere conducir al partido en busca por recuperar el poder. Por eso ayer juntó a su tropa para comenzar el trabajo de seducción. Habrá que esperar la reacción de aquellos que lo acompañaron en la campaña y tienen la misma aspiración, como el gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey, y el intendente de La Matanza, Fernando Espinoza. Y de los que lo enfrentaron, como José Manuel de la Sota y Sergio Massa.

En el abanico de opciones que se discutieron, se destacó la posibilidad de que Scioli se presente en 2017 como candidato a senador por la provincia de Buenos Aires. Y de ahí volver a pelear la interna. "Se dio cuenta de que casi medio país lo votó. Daniel tiene vocación de servicio y quiere capitalizar lo que consiguió como nuevo líder político. Depende de él, el peronismo suele unirse", describió un hombre de consulta del mandatario provincial.

Para prevalecer en la nueva meta que se impuso, Scioli deberá comenzar a desplegar una tarea que hasta ahora evitó: la construcción de un poder propio. En este caso con un elemento desalentador en su mochila, no contará con una caja para hacer política. Entrenado en el arte de ajedrez, sabe que no tiene mucho tiempo para mover sus piezas antes de que vayan por su cabeza. "Se puso en valor; lo que ocurrió el domingo, más allá de la derrota, es una gran oportunidad", agregaron desde el sciolismo.

Aquellos que compartieron el día con él lo vieron entusiasmado, con "optimismo". Durmió un par de horas más que de costumbre, desayunó con su esposa, Karina Rabolini; su hija, Lorena, y su nieta, Camila. Cerca del mediodía estuvo en las oficinas del Banco Provincia en el centro porteño, donde mantuvo reuniones con su equipo de colaboradores más cercanos. De ahí se fue a la quinta presidencial de Olivos para ver a la Presidenta.

"Se valoró la decisión de la gente de haber salido a defender una propuesta de gobierno como la que tenía Daniel. Fue un encuentro cordial y constructivo", aseguraron desde el sciolismo. Más temprano, en declaraciones radiales, el bonaerense contó que recibió llamadas de "todos los integrantes del Gobierno" y de Sergio Massa. "Me felicitó por mi trabajo y estaba gratamente sorprendido", relató.

También se refirió al presidente electo. "Macri tiene una enorme responsabilidad sobre todas estas expectativas que se han generado alrededor del cambio. Como le dije ayer, que Dios lo ilumine para que la gente realmente pueda sentir que ese voto se ve correspondido ahora con respuestas concretas y que sean para mejorar las cosas", dijo Scioli, que ratificó que defenderá los "derechos y conquistas de estos años".

Scioli no se resigna a aceptar el lugar que el peronismo les dio históricamente a los que lo condujeron a la derrota. "Terminó una etapa y ahora comienza otra", avisó el gobernador, que ahora va por la revancha.

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