El diputado radical Maximiliano Abad presentó un proyecto de ley que busca poner fin a las candidaturas testimoniales. Es que, tal como sucede cada año electoral (y especialmente en 2009), en las listas aparecen muchos funcionarios que actualmente cumplen funciones que no abandonarán en caso de resultar electos. 

En rigor, la iniciativa de Abad propone que se obligue a los candidatos que estén ejerciendo un cargo electivo a presentar la renuncia ante el órgano correspondiente para que sea aceptada si es designado a través de los nuevos comicios.

Según detalló el diputado, el fin de la ley propuesta sería terminar con “el fraude de las candidaturas testimoniales, de dirigentes que especulan y manipulan la voluntad popular de modo vergonzoso”.

El proyecto busca modificar la ley electoral bonaerense incluyendo en los requisitos para oficializar las listas que “los candidatos que se encuentren en ejercicio de cargos públicos electivos acompañen copia de la presentación ante el órgano que en su caso corresponda, de la manifestación expresa de renuncia condicionada al hecho de resultar electo al cargo que se postula”. Asimismo, prevé que la Junta Electoral, antes de proclamar y diplomar debe requerir el acta de aceptación de la renuncia al órgano respectivo.

El legislador de Cambiemos aseguró que “quien se postula tiene la obligación ética de asumir el cargo para el cual fue elegido debiendo renunciar a la función que venía ejerciendo antes de ser candidato”.

El proyecto en cuestión fue presentado luego de que los ministros de Educación, Esteban Bullrich; de Defensa, Julio Martínez y el titular del Plan Belgrano, José Cano, anunciaran sus renuncias para dedicarse a la campaña electoral, tal como hizo la propia Gabriela Michetti cuando se desempeñaba como vicejefa de Gobierno porteño.

A pesar de ello, Cambiemos no es ejemplo a seguir y más allá de que destacan que "es distinto", todo indica que los funcionarios que son candidatos a concejales no renunciarán a sus cargos. En off, una alta fuente de calle 6 le dijo a este medio que "por ahora no está previsto" tal decisión.

En la lista entran el subsecretario de Gobierno y Asuntos Municipales, Alex Campbell quien es el uno de la boleta de concejales de Cambiemos en San Fernando, junto a Agustina Ciarletta, directora en Desarrollo Social de la Nación. 

En tanto, Esteban Echeverría, se postula Evert Van Tooren, Subsecretario de Tierras, Urbanismo y Vivienda de la Provincia. Y en Lomas de Zamora hace lo propio Gabriel Mercuri, subsecretario de Fortalecimiento Familiar y Comunitario en el Ministerio de Desarrollo Social bonaerense.

También Ezequiel Pazos, Subsecretario de Políticas Sociales del Ministerio de Desarrollo Social provincial, en José C. Paz; Gabriel Kunz, director de Deportes de la Provincia en Berazategui y Alberto Czernikowski, director provincial de Juventud en Malvinas Argentinas.

No son los únicos. También hay testimoniales en la oposición. Tanto la intendenta de La Matanza, Verónica Magario, como sus pares de Ensenada, Mario Secco; de Avellaneda, Jorge Ferraresi; y de Almirante Brown, entre otros, integran la lista de concejales en sus distritos. 

La pregunta que queda en el aire es si se puede ser concejal o legislador y funcionario a la vez. Sí, se puede, al menos en la provincia de Buenos Aires. Según la Ley Orgánica de las Municipalidades "las funciones de Intendente y Concejal son incompatibles con las de Gobernador, Vicegobernador, Ministros y Miembros de los Poderes Legislativo o Judicial, Nacionales o Provinciales y con las de empleado a sueldo de la Municipalidad o de la Policía".

Antes de la modificación las funciones de Intendente y Concejal eran incompatibles también "con las de funcionario o empleado a sueldo del Poder Ejecutivo nacional o provincial, sea en la Administración central, organismos descentralizados o entes autárquicos...".

Si bien se intentó avanzar en una eventual prohibición de las testimoniales, este apartado fue quitado de la Ley horas antes de ser tratada en el recinto. Ahora, el diputado Abad vuelve a traer el debate al centro de la escena. ¿Demagogia o cambio en serio?