Cuestión de nombres: no más Kirchner, no más tantos otros

Cuestión de nombres: no más Kirchner, no más tantos otros

La idea es que para que un edificio público lleve el nombre de alguna persona, ésta debió haber fallecido hace más de veinte años. Se apunta a Kirchner, pero son muchos más los que caen, vivos y muertos.

Por ahora es sólo un borrador. Pero ese borrador dice mucho. El objetivo principal del Gobierno es sacarse de encima el nombre de Néstor Kirchner, que, como es sabido, fue colocado a unos mil ochocientos o dos mil lugares públicos a lo largo y ancho del país. Ir directamente por el expresidente sería demasiado “personal”, así que “se le buscó una vuelta”, indican fuentes cercanas al kirchnerismo. 

“En ningún caso pueden designarse calles o lugares públicos con nombres de personas antes de haber transcurrido veinte años de su muerte o desaparición forzada, o de haber sucedido los hechos históricos que se tratan de honrar”, señala uno de los puntos de la iniciativa que defiende a capa y espada el titular del Sistema Nacional de Medios Públicos, Hernán Lombardi. 

¿El veto es de acá en adelante? No. Se apunta a que la norma comience a regir en forma retroactiva, o sea que varios de los nombres existentes, incluido el de Kirchner, por supuesto, sean cambiados, o al menos analizados. “Las restricciones son de aplicación a las denominaciones existentes en la actualidad, las que deben adaptarse en un plazo de 120 días”, marca otro de los artículos del todavía borrador. 

Ni Kirchner, ni Alfonsín, ni Favaloro, y menos todavía las personas que aún estando vivas fueron inspiradoras para nombrar edificios públicos, calles o lo que fuere perteneciente al Estado nacional. ¿Y las provincias y los municipios? También van a poder ser parte de la movida; siempre y cuando decidan adherir, y las legislaturas y los concejos deliberantes aprueben esa adhesión. 

Por caso, si se avanza a paso firme como pretende el Gobierno, el hospital “Alberto Balestrini”, de La Matanza, ya no podrá llevar el nombre del exvicegobernador. Tampoco el edificio anexo del Senado, ni el Centro Municipal (La Matanza) de Eventos Culturales y Deportivos podrán llamarse como el otrora dos de Daniel Scioli en la Provincia. 

El Papa Francisco, de no demasiada buena relación con el macrismo, entraría, al igual que Balestrini, entre los nombres a verificar y/o rectificar. Así, la Unidad de Pronta Atención (UPA) de Lezama, conocida como “UPA Papa Francisco”, podría tener que variar su denominación. Lo propio sucedería con el tramo de la calle 53 de La Plata comprendido entre 14 y 19. Esto no pasa sólo en Buenos Aires. En Paraná (Entre Ríos) tendrían que ver qué se hace con la avenida “Su Santidad Francisco”. 

En tanto, en Avellaneda, siempre y cuando el ultra K Jorge Ferraresi deje la intendencia, el edificio de cinco pisos ubicado en la calle San Martín al 1300, donde funcionan una oficina legal, dos oficinas sociales, seis oficinas de atención y dos oficinas de personal, entre otras, podría ver modificada su denominación, pues se llama “Cristina Fernández de Kirchner”.

También en los pagos de Racing e Independiente, allá por mayo del año 2010, en un multitudinario acto organizado por el Municipio, se realizaba la inauguración de la “Plaza Estela de Carlotto”, con las presencias de la homenajeada y diferentes autoridades locales, provinciales y nacionales. ¿Qué pasará con el nombre de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo?

Los casos son muchos más y se replican a nivel municipal, con homenajes realizados a dirigentes políticos o sociales y deportistas que se destacaron a nivel local. ¿Habrá que dar marcha atrás? ¿A los espacios en cuestión habrá que cambiarles el nombre provisoriamente para volver a rebautizarlos veinte años después de la muerte del homenajeado (o deshomenajeado)? Es pronto aún saberlo, pero en principio son pocos los que están de acuerdo con la iniciativa. 

ALFONSIN, EL OTRO EX TACHADO

Después de Néstor Kirchner, Raúl Alfon-sín es el nombre de un expresidente (desde el regreso de la democracia) más utilizado para “bautizar” edificios públicos. Y en este caso, tampoco han pasado veinte años de su muerte, sino apenas siete. Por tanto, si es que se avanza con la iniciativa impulsada por Hernán Lombardi, también tendrían que redenominarse varios otros sitios estatales o municipales. 

El primero, el edificio en el que funciona la Administración General de Justicia (AGN), llamado “Presidente Raúl Ricardo Alfonsín” desde diciembre de 2014. También entran en la lista las plazas “Raúl Alfonsín” de Tigre, Bragado, Berisso y Lomas de Zamora, y las avenidas “Presidente Raúl Alfonsín” de Bahía Blanca y de Lanús. 

VARIOS EX INTENDENTES EN LA MIRA

Siempre y cuando la iniciativa avance y los municipios adhieran, son varios los jefes comunales fallecidos hace menos de veinte años que podrían perder su homenaje. Por caso, el actual mandamás de Rojas, el radical Claudio Rossi, encabezó, emocionado, la inauguración de un paso peatonal que lleva el nombre de Norberto “Chano” Aloe. ¿Qué pasará ahora? Difícil saberlo todavía. 

En Trenque Lauquen, en tanto, el recordado Jorge Alberto Barracchia tiene su nombre en un Centro Cultural municipal y en una importante Avenida. También en Lanús, el histórico Manuel Quindimil fue agasajado post mortem con el cambio de denominación del puente General Paz, que desde 2010 lleva su nombre.

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