Cristillofismo puro

Cristillofismo puro

El 90% de los ministerios será comandado por figuras del entorno académico y de gestión de Kicillof, y quienes lo siguen desde hace años. Tres pedidos de CFK y una compensación para los intendentes.

Por SABRINA CARRASCO.

El gobernador Axel Kicillof presentó este lunes su gabinete, que muestra un mayor porcentaje de purísimos más la cuota sugerida por Cristina Fernández y una módica compensación a una línea de la basta estructura de intendentes del peronismo.

Kicillof decidió recostar su gestión en economistas, politólogos y abogados de su máxima confianza, a quienes conoció en las épocas de estudio y militancia en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y con quienes luego incursionó en el gobierno del Frente para la Victoria que encabezó CFK. Algunos fueron sus compañeros de estudio, otros fueron alumnos en algunas de las cátedras que encabezaba en la UBA.

En el equipo incorporó a los sugeridos por la electa vicepresidenta y jefa política del futuro gobernador, quienes ocuparán carteras de trascendencia.

Se trata del ex ministro de Justicia Julio Alak y el ex secretario de Seguridad de la Nación Sergio Berni, quienes repetirán cartera, dos leales que cumplieron funciones trascendentales durante la presidencia de CFK. En tanto que al grupo se puede sumar a la diputada nacional Fernanda Raverta, una joven camporista elegida por Cristina para pelar la intendencia de Mar del Plata.

Los intendentes, que reclamaban ministerios tradicionales como Desarrollo Social, Gobierno y Asuntos Agrarios, fueron excluidos del reparto, aunque a cambio se les concedió la titularidad del Instituto de Loterías y Casinos, un espacio trascendente por el nivel de caja que maneja.

Kicillof conformó un equipo con mucha academia, exquisita técnica pero escaso territorio. Este último dato representa una característica original para un gobierno peronista que en la historia bonaerense se ha caracterizado por incorporar dirigentes de peso territorial y fuerte ambición de poder.

El gobernador electo decidió priorizar la lealtad y confianza, antes que la experiencia de la calle bonaerense, un dato que en lo inmediato generó algunos reclamos de los jefes comunales.

Ese vacío intenta llenarlo con la ministra de Gobierno, Teresa García, una cristinista que se convirtió en espada legislativa bonaerense por pedido de la ex presidenta cuando María Eugenia Vidal desembarcó en la gobernación de Buenos Aires. Pese a que es conocedora como pocos del parlamento bonaerense, Kicillof eligió ponerla al frente de la estratégica cartera para tender puentes con los intendentes, dueños de los territorios y los votos, sin los cuales es imposible gobernar.

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