Buitres, mecánicos y docentes

Por Eduardo Anguita

La crisis de los fondos entre las tensiones político-económicas que se viven en los EE UU. Mientras tanto, el sindicalismo argentino 

se mantiene al acecho.

Aunque la Bolsa de Valores de Buenos Aires no mueve muchos activos, en días de incertidumbre es un buen termómetro. Ayer lunes se mantuvo estable y los bonos, donde todos ponen el ojo por la disputa con los fondos buitre, cedieron muy poco. Desde ya se trata de una quietud relativa, porque los movimientos bursátiles suelen ser repentinos. Por ejemplo, el jueves 31 de julio, cuando se supo que la noche anterior no funcionaba la negociación de Sebastián Palla, el enviado del presidente de ADEBA, Jorge Brito, la Bolsa tuvo una caída pronunciada del 7% y los títulos como el Discount y el Bonar cedían más de diez puntos. A su vez, el dólar, tanto oficial como paralelo, ayer se movió muy poco. Es bueno que el viento no sople fuerte en estos días.

Los habitantes de Nueva York empezaron su mes de vacaciones de verano, con feria judicial incluida y, sin embargo, tanto el juzgado de Thomas Griesa como la oficina del representante ante el gobierno argentino y los fondos, Dan Pollack, no tuvieron descanso siquiera el fin de semana. Es difícil saber qué pueda suceder. El gobierno argentino tiene abierto un frente de denuncia internacional con el que suma apoyos. Testimoniales o diplomáticos si se quiere pero que revelan la decisión de no dejarse atropellar. La línea que separa el atropello del cumplimiento de la sentencia parece delgada, pero existe. No sólo porque hay muchas naciones cuyas deudas soberanas están en procesos de renegociación o tienen riesgo de cesación de pagos. Hay, además, demasiados bonos argentinos en manos de empresas y bancos tantos nacionales como extranjeros. De modo que puede haber muchos perjudicados en caso de corridas. En este cuadro, y tratándose de una suma pequeña para los actores en juego (1500 millones de dólares en total por el fallo de Griesa y cifras cercanas a 250 millones para dejar en garantía) no parece lejana la posibilidad una operación capaz de poner paños fríos y destrabar parte del problema.

Esto es, que el consorcio de bancos extranjeros (Citi, HSBC, JP Morgan y Deutsche Bank), en las próximas horas o días, logre una fórmula que puede ir desde comprar el total de los títulos de los buitres –cuyo cumplimiento no puede hacer la Argentina para no activar la cláusula RUFO– hasta que los fondos litigantes acepten un depósito en garantía como compromiso de compra. Si el diálogo establecido por este consorcio de bancos avanza, serían los propios fondos buitres los que solicitarían a Griesa que repusiera el stay, lo cual permitiría destrabar el pago a los bonistas que sí reestructuraron sus acreencias en 2005 y 2010. La Argentina insiste en que no existe default porque depositó en tiempo y forma los vencimientos. El asunto es que al estar el dinero depositado pero bloqueado por orden de Griesa, la situación es anómala y ya hay calificadoras que bajaron la nota de la Argentina. Es difícil imaginar cómo es el ajedrez de los representantes de ese consorcio de bancos –dos tienen sus casas matrices en Nueva York, otro en Londres y el cuarto en Berlín– con los abogados de Paul Singer.

Como dato contextual es preciso tomar nota de que en noviembre próximo hay elecciones legislativas en Estados Unidos y los demócratas sufren el desgaste de casi seis años con Barack Obama en la Casa Blanca y serias dificultades para imponer su agenda legislativa en un Congreso que está prácticamente paralizado. Cabe recordar que votó el Presupuesto en enero pasado tres días después de vencido el plazo. A su vez, en octubre de 2013, por la falta de acuerdo entre republicanos y demócratas para tratar el Presupuesto, se produjo una suspensión de servicios públicos "no esenciales" con ausencia de empleados de la administración federal, salvo las fuerzas armadas, de seguridad y de bomberos.

Por supuesto, se vivieron días de incertidumbre en la primera potencia del mundo. Y de aquí a noviembre, esa primera potencia también vive momentos de tensión: se renovará la totalidad de la Cámara de Representantes, donde los republicanos tienen mayoría y todas las encuestas dicen que la mantendrán, y también se renueva un tercio del Senado, donde los demócratas esperan mantener su mayoría. Lo cierto es que la imagen de Obama está baja pese al respiro del repunte económico y los conservadores norteamericanos liderados por el Tea Party se sienten fuertes. Y aquí volvemos a lo que pasa en el juzgado de Griesa: como se menciona ampliamente en la prensa argentina, Paul Singer no sólo adhiere a la filosofía del Tea Party sino que sus negocios se orientan no sólo a deudas soberanas sino a comprar acciones de empresas norteamericanas en petróleo, medios de comunicación o cualquier otro sector donde compre barato y apueste a hacer alta diferencia. Eso es posible por el grado de liberalización del mercado financiero mundial donde Estados Unidos está a la vanguardia. Y también es posible si cuentan con fallos como el de Griesa. Singer se había presentado allá por 2008 en los tribunales a reclamar que la Argentina le pagara el 100% del valor nominal de títulos comprados a precio vil. Logró en 2012 que Griesa diera el "sí", que de inmediato el tribunal de alzada diera de nuevo otro "sí" y que la Corte norteamericana le diera el "no" al reclamo argentino. Volviendo a agosto de 2014, es difícil saber qué puede salir de estas negociaciones entre financistas de bancos tradicionales como el Citi y el JP Morgan y buitres. Es un partido que se juega lejos y sin nadie que esté centrado en la soberanía argentina o en las necesidades de los pobres del mundo.

A su vez, el gobierno argentino, además de poner en movimiento una inyección de fondos para el consumo y el bienestar de sectores postergados (derechos de los consumidores, jubilados, créditos y estímulos para empresarios pymes), recurre a distintos tribunales internacionales. Ayer, el presidente de la Comisión Nacional de Valores, informó que presentará una demanda ante la SEC (Security and Exchange Commission, la agencia federal que regula las bolsas de valores en Estados Unidos) por supuestas maniobras fraudulentas de los fondos buitre para cobrar los seguros de default. Se trata de instrumentos financieros llamados CDS (Credit Default Swaps) y en este caso permitiría la transferencia de los títulos que Singer ganó en el tribunal de Griesa. Algunos de esos swaps vencen el 10 de agosto y por eso quizá haya más interés de las partes en encontrar una salida pronto. Como las operaciones CDS están controladas por la SEC, esta deberá investigar las irregularidades que Vanoli presentará. Otro foro al que recurriría la Argentina es la Corte Internacional de La Haya. Podría servir para sentar precedentes a un debate e intentar frenar los ataques arteros contra deudas soberanas reestructuradas que, como en el caso argentino, logró el 92,4% de adhesión del monto de los títulos en default.

EL FRENTE GREMIAL. Así como las reacciones bursátiles o la cotización del dólar son relativamente imprevisibles, la conducta de la dirigencia gremial muestra prudencia pero en un ajedrez complejo, con presión desde la izquierda. Hugo Moyano y otros referentes sindicales que planeaban un paro nacional para mediados de mes, decidieron desensillar hasta que aclare, aunque el gobierno no se mostró proclive a tocar el tema de la cuarta categoría de Ganancias, que es el eje de la convocatoria al paro. 

Mientras tanto, Moyano tiende puentes. Se reunió, junto a su hijo Facundo, con los delegados de la empresa Lear, en conflicto con la patronal y la dirigencia de SMATA. Lear está en conflicto por 110 trabajadores que no fueron reincorporados ni aceptaron los retiros voluntarios ofrecidos por la firma norteamericana. Los miembros de la comisión interna quedaron fuera de la fábrica pese a la inmunidad gremial y la justicia ordenó al Ministerio de Trabajo enviar un veedor para que verificara el cumplimiento, cosa que todavía no sucedió. El guiño de Moyano a representantes de izquierda del gremio mecánico opuestos a Ricardo Pignanelli, enrolado en la llamada CGT Balcarce, forma parte de la ambición del secretario general de la CGT opositora de armar un frente con más poder. A su vez, Moyano abre diálogo con Mauricio Macri al tiempo que Facundo se alinea con Sergio Massa.

La situación gremial en el sector automotriz es delicada. En los últimos meses, Peugeot suspendió a la tercera parte de sus 3000 obreros, mientras que Fiat, Iveco y Renault redujeron las jornadas de trabajo. El derrumbe de las ventas, tanto al mercado interno como las exportaciones a Brasil, llevaron a este parate que tiene derivaciones sociales y políticas. La conducción de SMATA, históricamente, tiene una dirigencia ligada a las empresas y cuenta con el respaldo de los ministerios de Trabajo y de Industria. A su vez, la izquierda antiburocrática tiene tradición en el gremio mecánico desde hace medio siglo, pese a las persecuciones, despidos y las desapariciones de militantes durante la última dictadura. En la planta de Volkswagen de General Pacheco también hubo suspensiones y retiros voluntarios y tiene elecciones de delegados el próximo 28 de agosto, en las que se presentará la lista naranja, de izquierda, además de la verde oficialista. Aunque hasta ahora no haya pasado de un gesto, Moyano prestó un oído a esa militancia de izquierda enfrentada con Pignanelli.

Desde el lado de la CTA conducida por Hugo Yasky se suspendió la jornada nacional de protesta convocada para ayer lunes 4. Sin embargo, los docentes bonaerenses sí fueron al paro. No sólo por la presión de sectores de izquierda sino, como dijo Roberto Baradel ayer en conferencia de prensa, porque la situación salarial de los maestros es muy precaria. Mañana, los dirigentes del gremio docente de la provincia de Buenos Aires serán recibidos por el gobernador Daniel Scioli.

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