BCRA 2016: misma Carta Orgánica y metas de emisión

La impronta que buscará darle Federico Sturzenegger al Banco Central, en el primer año de gestión, estará concentrada en dar nuevas señales institucionales y lograr un manejo más prudente de la emisión de pesos. 

El funcionario que sucederá a Alejandro Vanoli cree que, para esto, no será necesario al principio embarcarse en el costoso desafío de cambiar la Carta Orgánica y que alcanzará con implementar un cambio "de hecho" en sus objetivos y volver a ganarse, de este modo, la confianza del sector privado.

El organismo apuntará a moderarse sin necesidad de modificar los amplios márgenes de discrecionalidad que dejó la ley reformada por el Congreso a principios de 2012. El plan de Sturzenegger es, tal como anticipó el futuro Ministerio de Hacienda, Alfonso Prat Gay, establecer "metas de inflación" a las que deberá comprometerse trimestralmente el organismo (un esquema de "inflación targeting"). Pero este objetivo de política monetaria no sería aplicable en el primer año. En su lugar, y al menos durante esta transición, las autoridades del Banco Central se verán forzadas a optar por "metas monetarias", que fijarán límites para cada período sobre el tamaño de la expansión de dinero. Un programa de este tipo permitirá cumplir con el primer propósito: dar señales de previsibilidad y de transparencia al mercado, después de una época en que se caracterizó por la desconfianza.

Un trabajo que elaboró recientemente el economista jefe de la consultora de Rogelio Frigerio "Economía & Regiones", Diego Giacomini, junto a Javier Milei, advierte sobre la ineficiencia de las metas de inflación en un contexto de altos niveles de emisión como los actuales y en el que todavía no están ancladas las expectativas sobre los precios domésticos. "El inflation targeting pretende explorar la tasa natural de interés que deja a la economía en pleno empleo y crecimiento. Pero sucede que, cuando la emisión es tan alta, no se puede trabajar sobre la tasa de interés, porque lo que toma no es la tasa de interés real, sino la nominal. Y para esto es necesario tener las expectativas inflacionarias ancladas", explica Milei.

La carta orgánica del BCRA debió ser reformada luego de que, a mediados de 2011, las necesidades fiscales forzaron a Mercedes Marcó del Pont a incumplir las metas monetarias que había fijado trimestralmente. La nueva versión permitió al Central asistir con adelantos transitorios en pesos al Tesoro en un 12% de la base monetaria más un 10% de la recaudación del último año, más otro 10% "excepcional" por 18 meses.

Liberar el cepo cambiario, como primera medida, y llevar la inflación a un dígito -pasado el primer año- serán los objetivos de máxima a los que apuntará la nueva gestión. Pero habrá ahora una transición hacia ellos, en la que Sturzenegger deberá lidiar con la inercia que deja su antecesor, Alejandro Vanoli. En Cambiemos advierten que el rezago de la política monetaria, que para este país se calcula entre los doce y trece meses, podría extender a lo largo de 2016 el impacto en la economía de los actuales excesos en la expansión de liquidez. De ahí que estimen que será difícil lograr una caída abrupta en la inflación.

Para el largo plazo, sin embargo, la estrategia es imitar el modelo de grandes bancos centrales que aplicaron inflation targeting. El Bundesbank, de Alemania, se encuentra entre los ejemplos emblemáticos. Antes de llegar a instrumentarlo, sus autoridades aplicaron durante más de 20 años las metas monetarias. Hasta que, en 1988, pasaron a establecer nuevos límites tanto para la emisión como para la inflación, inicialmente del 4% anual y, luego, del 2%. Es el mismo modelo que en la intimidad le gusta mencionar a Sturzenegger. Y que le permitirá, en los próximos años, volver a levantar el histórico cartel de la entrada de Reconquista 266 que terminó por eliminar Marcó del Pont: "Es misión primaria y fundamental del Banco Central preservar el valor de la moneda".

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