El timbreo oficial viene en descenso

El timbreo oficial viene en descenso

Cambiemos salió a medir el termómetro social y no obtuvo el mejor resultado. Más allá del relato, desde marzo se profundiza un quiebre con los vecinos. Los beneficia aún la falta de una oposición fuerte.

El último sábado el oficialismo volvió a los timbreos, y no lo hizo con la misma impronta que en las ediciones previas. La intención fue salir a la calle para tener un mano a mano con los vecinos y acceder a una suerte de termómetro social que no esté representado por mediciones de encuestas.

Pero no fue lo único. Es que, según pudo saber La Tecla, la presencia oficial en cada comuna contó con la particularidad de estar acompañada con los datos del desempeño electoral de 2017. El objetivo fue conocer en qué situación se encuentran las principales figuras y si hubo un deterioro cierto, como lo reflejan los sondeos. Por ello, los números de 2017, internamente, fueron claves.

El arreglo inicial y el cambio en la presentación para “dar la cara”

Mayo fue el mes más complicado para la alianza Cambiemos. Los problemas de la macroeconomía impactaron de lleno en la marca electoral y, a pesar de ser una crisis de índole nacional, tuvieron su repercusión -menor- en la provincia de Buenos Aires. 

Claro, el aumento del dólar, más el cambio en la tasa de intereses de las LEBACS como forma de apaciguar el alza de la divisa norteamericana, que acabó con la confirmación del regreso a la relación con el Fondo Monetario Internacional, elevaron drásticamente los índices negativos de la gestión presidencial. Al menos en eso coinciden los encuestadores.

Con dicho panorama, que se sumó al malestar por la inflación y los tarifazos, desde el equipo comunicacional de Cambiemos se armó una rápida estrategia. “Salimos a dar la cara, 19/5 timbreo nacional”, fue el mensaje que surgió desde Balcarce 50, y que se replicó en las sedes de gobiernos afines. La oración, corta y sencilla, tenía como objetivo dotar al Gobierno de fortaleza y compromiso con la coyuntura económica y social. Sin embargo, lejos estuvo de ser una medida tomada sobre el derrotero de la “turbulencia financiera” para dar la cara ante los hechos. El timbreo para el último fin de semana se había decidido en la primera semana de marzo, más precisamente el día 7, y antes del estallido de la divisa norteamericana, en una reunión llevada a cabo por la mesa política nacional de Cambiemos.

El blindaje se rompió y las críticas aumentan al ritmo inflacionario

“Los problemas no son de ahora, vienen de arrastre”, confió a La Tecla uno de los hombres de Cambiemos que salieron a recorrer el interior bonaerense en patota. La realidad indica que desde marzo comenzaron a aumentar las críticas hacia la gestión nacional de Mauricio Macri, y los principales focos de conflicto son dos: la inflación y el incremento de las tarifas.

La preocupación y las críticas siempre son de índole nacional, y los dardos contra María Eugenia Vidal son prácticamente nulos. A su vez, el reciente regreso al Fondo Monetario Internacional no fue un tema que caló hondo en los vecinos de la Provincia. La situación diaria, el aumento de los precios y la pérdida de valor del poder adquisitivo se ubican bastante por encima del regreso a las filas del FMI.

“Antes salíamos y no pasaban estas cosas, la gente no daba respuestas negativas o no mostraba preocupación. Ahora, desde hace un tiempo, hay algún temor”, explica un legislador radical. La variable decreciente comenzó en marzo y no logró revertirse, aseguran.

Asimismo, los timbreadores ven que las situaciones entre el interior bonaerense y el Conurbano comenzaron a emparejarse. “En el Gran Buenos Aires, siempre te llevás algún palo, es normal”, dicen, y relacionan esto con la presencia de comunas opositoras. 

Igualmente, no fueron todas pálidas para los timbreadores, que se quedaron un saldo positivo con tinte electoral: “Reconocen (los vecinos) que lo otro (la oposición) es peor”, destacan. 

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