"El FMI tiene que estar de festejo, el país está creciendo al 10%"

"La City nos mete en las crisis y el interior productivo nos saca y hoy la Argentina productiva está intacta", afirma el presidente del BICE, Ignacio de Mendiguren.

Por: Marcia Dell'Oca.

José Ignacio "el vasco" de Mendiguren organizó la cumbre de Bancos de Desarrollo de América Latina para difundir la relevancia de la banca pública para la reactivación de la economía, un evento que coincidió con los datos que confirman que la economía argentina está rebotando a casi el 10%, luego del subsuelo al que la mandó la pandemia.

Tras la cumbre, recibió a LPO en sus oficinas de la calle Bartolomé Mitre, en los que no eludió hacer un balance de los veinte años desde el estallido de la crisis del 2001 que lo llevaron al cargo de Ministro de la Producción de Duhlade, cuando se lo identificó como el ideólogo de la salida de la Convertibilidad.

En la cumbre expusieron todos los banqueros de la región y dijeron que las finanzas mundiales están muy poco orientadas a servir a la economía y muy centradas en la especulación. ¿Qué se puede hacer para cambiar ese balance?

En el mundo el 90% de las finanzas globales son derivados financieros: está el que vende el trigo que no tiene y el que compra el petróleo que ningún día va a tener, todo es ficción. Economía de bienes y servicios se lleva nada más que el 10% de las finanzas. En Argentina el sistema financiero es muy poco lo que financia, no llega a los trece puntos del producto, cuando en Chile es el 70% y en los países desarrollados es del 100%. Y de eso, cuando vemos qué es lo que financia, más del 80% debe ser consumo, inversión muy poco. Y cuando miramos cuánto va a las grandes empresas y cuánto a las chicas, se puede asegurar que no había en la Argentina financiamiento a las pymes.

Esto es un contrasentido. ¿Cómo se puede pensar que en una economía capitalista puede haber un desarrollo nacional sin financiamiento? El primer insumo de una economía capitalista es el crédito. Y acá les quitaron todo el oxígeno a estas empresas y encima les preguntaban si eran competitivas.

  El primer insumo de una economía capitalista es el crédito. Y acá les quitaron todo el oxígeno a estas empresas y encima les preguntaban si eran competitivas. Estamos convencidos de que una pyme argentina está para ir a dar clases a Harvard, a Boston, sobrevivimos a todo. ¿Qué nos quieren contar? A un alemán o a un japonés le pasa la mitad de las cosas que pasan acá y se suicida.

Nosotros estamos convencidos de que una pyme argentina está para ir a dar clases a Harvard, a Boston, sobrevivimos a todo. ¿Qué nos quieren contar? A un alemán o a un japonés le pasa la mitad de las cosas que pasan acá y se suicida. Es un activo muy grande y lo que hemos hecho desde el sistema de banca de desarrollo que configuramos con los bancos públicos y con decisión política es apostar al entramado productivo. Kulfas lo dijo: en los dos años anteriores, todo lo que el Ministerio de la Producción había destinado a créditos eran 4.700 millones de pesos, y nosotros llevamos en estos casi dos años más de 12.000 millones de pesos. ¿Alcanza? Y no. Esperamos a que la economía crezca y cuanto más crezca, más vamos a tener que financiar.

 

Desde nuestro sector lo que nadie puede dudar es que vamos por el buen camino. La gente tiene que exigirle más a la política, no me digan "Vamos juntos que juntos es mejor" porque no dicen ni con quién ni a dónde. O "Siganme que no los voy a defraudar" y mire a dónde nos llevó. ¡Digamos cómo! Y nosotros decimos cómo: el año pasado ante una crisis profunda salimos a asistir a la producción, es una definición política. ¿Y cuál era la definición política de la oposición? Yo le preguntaría a (Martín) Tetaz: "Vos me decís que hay que hacer más de lo mismo. ¿Qué habrías hecho vos el año pasado? Explicámelo. ¿No asistías y como conclusión nos quedábamos con 30 mil pymes menos?".

 Yo le preguntaría a Tetaz: 'Vos me decís que hay que hacer más de lo mismo. ¿Qué habrías hecho vos el año pasado? Explicámelo. ¿No asistías y como conclusión nos quedábamos con 30 mil pymes menos?'. 

Discutámoslo. Con 30.000 pymes menos, ¿cómo se arranca nuevamente? ¿Qué se construye sobre un cementerio de empresas? Que yo sepa, nada.

 

¿Cuál es el rumbo para las próximos meses entonces para poder "morderle una tajada" al capital especulativo y orientarlo al crédito productivo?

 

Cuando llegamos al BICE, este banco estaba direccionado a los grandes créditos destinados a las PPP, a los corredores viales, algo que no iba a funcionar. Y nosotros tuvimos que redireccionar el banco, salir a dar créditos para la producción y fue pasar de tener un call center que recibía unos 4 llamados por día a 1.200 llamados. Antes se daban dos créditos en el año a los corredores viales por cientos de miles (de millones) y ahora tenemos que dar millones de créditos por 20 millones o 30 millones cada uno. En el corto plazo esto trae cortocircuitos, pero es muy firme el rumbo que nos fijamos de hacia dónde tenemos que ir.

 

¿Tienen entonces capacidad de incrementar el financiamiento?

 

Es nuestra promesa. El BICE es un banco de inversión y en su momento, cuando era Banco de Desarrollo, tenía recursos. El BNDes de Brasil, por ejemplo, los recursos que después prestan a la inversión sale de un aporte de los mismos trabajadores y financia el 9% del PBI y todo su comercio exterior. Cuando las empresas salen a exportar o invertir al mundo van de la mano del BNDes. Y el Banco de Desarrollo de Alemania financia el 14,5% del PBI alemán, todo eso mediante el fondeo del Estado. El Banco de Desarrollo de China financia todo el comercio exterior de china y la ruta de la seda, su proyecto estratégico más grande, también.

Acá lo primero fue la decisión política de si tiene que tener Argentina una banca de desarrollo, o no. Y ahora lo que sigue es conseguir lo que nos falta, que es el fondeo para ir más profundo en los créditos porque hoy dependemos mucho de las posibilidades que tenga el Ministerio de Desarrollo Productivo para darnos líneas. Pero el Banco ya tiene una gran capacidad de evaluación de proyectos de inversión que la banca de comercio tradicional no lo hace. También tiene que buscar instrumentos para que la reconversión productiva sea más ágil, por ejemplo, a través del leasing y ayudar a las pymes a financiar sus ventas mediante el factoring.

Y después, lo más importante que tiene que tener un banco como el nuestro a la hora de salir a financiar exportaciones que puedan traer dólares genuinos al país, es orientación de las políticas, como lo expuso Jorge Neme en nuestra cumbre de Bancos de Desarrollo. 

Por eso, nosotros nos hemos orientado a recuperar pymes que ya han exportado, que ya tienen una experiencia en el mercado exterior. Y nos fue muy bien. No solo porque las ayudamos a acelerar los tiempos en un momento en el que vienen de cuatro años de crisis, sino porque cuando exportan lo hacen en promedio a un valor que quintuplica por tonelada el precio de los cereales, lo que exporta es valor agregado.

También estamos apoyando la exportación a supermercados de la producción del Valle de Río Negro, no solo peras que llega a 40 países, sino las cerezas que están en un boom en el mundo y la producción chilena de cerezas está prácticamente saturada. Argentina tiene muchas economías regionales con un potencial enorme no solo de generación de divisas, sino de salir de la vulnerabilidad de la volatilidad de los precios internacionales, además de que son producciones que no ocupan prácticamente a nadie.

También estamos orientados a la maquinaria agrícola en el que Argentina no solo puede ser exportador , más bien ser un jugador internacional, porque fue el primer país es desarrollar la siembra directa y tiene la posibilidad de sumar su capacidad de producción automotriz más el conocimiento de punta en prácticas de cultivos, o en los vehículos autopropulsados. Y que suceda es decisión política, como lo demuestra la industria automotriz de Corea, por poner un ejemplo.

 Hay que salir de la exportación a granel y transformar la materia prima en valor agregado, como el alimento para mascotas que pasa de 400 dólares la tonelada a 2.000 dólares la tonelada exportada. O la harina orgánica, un nicho que el mundo está reclamando.

Estamos convencidos que, para salir de las crisis cíclicas que tiene el país por la falta de dólares, tiene que cambiar su matriz productiva. Es la única forma de crecer y bajar la pobreza. Tenemos toda la industria del conocimiento por un lado, pero por el otro lado, tenemos que dejar de exportar trigo para exportar fideos, dejar de exportar soja para vender proteína y quintuplicar el valor de lo que sale de la frontera.

 

¿Dónde más?

 

La minería. Con la misma cordillera que Chile, exportamos el 10% de lo que exportan ellos. Mire todo lo que hay para crecer no solo en la industria minera, sino en los proveedores de la industria. En Chubut está uno de las yacimientos de plata más importantes del mundo. De de los 60 países del mundo con mayor potencial minero, Argentina debe estar dentro de los primeros quince. Otro tanto sucede con la pesca, hay más riqueza para explotar en el caladero que tal vez en la pampa húmeda y exportamos sólo 2.000 millones de dólares, lo que es una locura.

Entonces hasta que tengamos más fondeo y más recursos, nos abocamos a las pymes -y también grandes empresas- que están en el proceso de reconversión y quieren dar un salto de producto a un mayor valor de la exportación. Mucho de lo que financiamos es del sector primario como molinos y todo lo que convierta nuestros productos primarios es más valor agregado: harina orgánica -un nicho que el mundo está reclamando-, alimento para mascotas que lleva el precio de la tonelada exportada de los 400 a los 2.000 dólares -y cuando vi el proyecto me generó dudas hasta que vi lo que crece la demanda en el mundo-, el sector porcino que tiene la carne congelada arriba de los 2.000 dólares por tonelada. Hay que salir de la exportación a granel y transformar la materia prima en valor agregado.

Lo mismo estamos haciendo con el sector proveedor de la industria petrolera. Más allá de las vicisitudes coyunturales, Argentina tiene futuro en la industria del shale oil y el gas. O el litio. Son sectores a los que hay que apuntar. Ya que tenemos la ventaja competitiva de contar con el gas, de contar con el recurso, lo que se denomina "densidad nacional", que eso derrame al resto de la economía, que Argentina tenga el desarrollo de los proveedores de la industria hidrocarburífera, de la industria minera.

 

¿Qué más se necesita? Usted dijo que el Fondo monetario debería "estar de festejo" porque la economía está creciendo y la única forma de honrar las obligaciones es creciendo, pero ellos piden más.

 

Con un banco de desarrollo como el que algún día espero que tengamos y una macroeconomía estable -porque si la macro cambia cada tres días, no se puede- y si hay decisión política, se puede cambiar la matriz productiva.

 

Acaban de entregarme este libro que vamos a lanzar ahora a veinte años de la crisis de 2002, cuando yo era ministro en el que explico todo, lo de los tres años previos a la crisis en los que todos la veían venir y nadie hizo nada hasta explotar, fue una crisis inédita en la que no había dónde ir a consultar un manual. Y esto hoy tiene una enorme actualidad.

Ante esa crisis, lo primero que hubo fue un acuerdo político: radicales y peronistas se juntan y Alfonsín dice: "De acá salimos juntos, después cada uno hará su camino". Se crea el Ministerio de la Producción Nacional por primera vez en el país y me llaman a mí, que era presidente de la UIA para impulsar el crecimiento y todo esto que te digo que hay que hacer fue lo que aplicamos y la economía arrancó su período de crecimiento más largo. Y esto lo plasmé aquí (De Mendiguren, J.I. (2021): "2001 - 2021. La historia no contada de la gran crisis - Cómo acordar un camino para el desarrollo argentino", Buenos Aires: Editorial Sudamericana).

 

El Fondo Monetario, igual que ahora, no solamente no nos prestó en el año 2002, sino que se nos cobró 1.800 millones de dólares, le dio a Brasil 30.000 millones de dólares y 3.000 millones a Uruguay para blindarlos para que la onda expansiva de la explosión nuestra no los afectara.

En la crisis del 2002 lo primero que hubo fue un acuerdo político: radicales y peronistas se juntan y Alfonsín dice: "De acá salimos juntos, después cada uno hará su camino". Se crea el Ministerio de la Producción por primera vez en el país y me llaman a mí, que era presidente de la UIA para impulsar el crecimiento y la economía arrancó su período de crecimiento más largo.

(Saca un gráfico enmarcado de una página de El Cronista que muestra la evolución del PBI a lo largo del tiempo). Esto lo guardo porque todavía esto lo discutimos y esto es de El Cronista, no lo decimos nosotros, no lo dice Página/12. Miremos. La economía venía en baja desde 1997 después de la crisis brasileña, la mexicana, la rusa..., en enero de 2002 asumimos nosotros y a fin de febrero de 2002 para de caer y rebota, antes de que asumiera Kirchner en 2003. De la peor crisis pasamos al período de crecimiento más largo de la historia argentina, el 2002-2011. Van a decir que a partir de 2003 la soja estuvo arriba de 600 dólares la tonelada. Pero también crecimos en volumen de todo. ¿Por qué no lo podemos hacer de vuelta?.

Por eso el FMI tiene que estar de festejo. Un país no tiene otra forma de enfrentar sus compromisos que generando riquezas, creciendo. Otra forma no conozco. Y a veces el Fondo firma cosas que aunque hagan una proyección de lo que se comprometió y una proyección de ingresos, un perito mercantil puede ver que es insostenible.

¿Cuál es su diagnóstico entonces?

 

Acá hubo un saqueo financiero primero, como siempre. Acá la crisis empieza en las manzanas de la City, pero la recuperación viene del interior productivo. Y hoy la Argentina productiva está intacta. Es más, está subaprovechada: el campo está en plena producción, pero en la pesca y la minería está todo por hacer. Lo que digo es que hoy la Argentina tiene la brecha más grande entre la economía real y la economía potencial. Es terrible. Y esto se puede vivir como una desgracia o como una oportunidad: yo lo vivo como una oportunidad.

Pero la calle no lo ve así.

 

Lo dije en Mar del Plata: "Estamos cabeceando granadas en un gasoducto". La oposición no para de tirar tiros, el oficialismo también. ¿Qué quieren, volver loca a la gente? La gente está harta de pesimismo. Es una sociedad que todos los días es esmerilada para tratar de que no pueda levantar la menor esperanza para crecer, mientras esa otra Argentina del interior, de la producción, busca crecer y muestra algo totalmente distinto.

No entiendo cuál es la estrategia. Yo soy industrial textil y me fue muy bien y un día me propuse pelear por la cosa común y por eso acepté el Ministerio. Y a eso apuesto. Cuando en 2013 nos confundimos y Cristina no pudo administrar las tensiones de crecimiento, en vez de ir al acuerdo que hacía para pasar del crecimiento al desarrollo, nos peleamos entre todos y rompimos el núcleo nacional y el péndulo nos llevó otra vez a Cavallo. Fue un error, lo cometimos. Pero hoy tenemos que hacer esto (y señala su libro), tenemos que ir para adelante.

Desde la City, por la baja demanda de pesos reclaman una tasa más alta. Para usted, ¿La tasa está alta o baja para que este país camine?

 

Si la comparás con la inflación, la tasa es negativa. Yo la tasa la comparo si me permite ganar, tomo cien pesos y, puestos a trabajar, me dan más que la tasa. Si no, no sirve. Para eso evalúo el proyecto. Haciendo ropa de chicos, hasta la inflación podía pagar la tasa. Pero es una tasa que nunca conseguía. Con Macri la inflación era del 52% y la tasa del 85%.

 

Hoy la tasa que nosotros y el Nación y otros estamos dando, es una tasa negativa contra la inflación. Y si al tipo que la toma le va bien es una fiesta, porque se le licúa en dos años y no pagó nada. Entonces con esa lógica a mí como banquero, me tendrían que meter preso. No soy tonto, los números los tengo que hacer.

 

De la peor crisis pasamos al período de crecimiento más largo de la historia argentina, del 2002 al 2011. Van a decir que a partir de 2003 la soja estuvo arriba de 600 dólares la tonelada. Pero también crecimos en volumen de todo. ¿Por qué no lo podemos hacer de vuelta?

Acá la importancia de la banca pública y la banca de inversión es que su norte no es ganar plata. Por eso, la relevancia de la decisión política. Si la economía no arranca y esa pyme se nos cae, cómo crece la economía. Entonces tengo que invertir.

Duhalde cuenta en su libro que nos reunía al equipo económico y me ponía por separado por ser el Ministro de la Producción y nos enfrentaba, como yo hago en una empresa. Fabrico moda y cuando tengo un problema llamo al contador y me dice: "apagá la luz, suspendé los taxis" y está bien porque es su laburo, pero no me arregla los problemas de la empresa. Tengo que llamar al capo de moda, de diseño y comercial y que me digan cómo facturamos el doble, a qué mercados tenemos que ir y ese el debate que saca adelante a la empresa. Y también saca adelante al país.

Acá lo que pasa es que llamamos a los contadores. Los otros días debatí con López Murphy en A dos voces, y él es contador. Él nunca dice cómo se hace para crecer. Y los contadores no miden el retorno social. Para eso hay un Estado: su rol no ser una máquina de ganar plata sino equilibrar en pos de un objetivo social.

 

Y Duhalde me lo dijo clarito: "Tu función es hacer arrancar el país". "Vos, Remes mirá los números" y "Vos, Vasco, no tenés que mirar los números, vos tráeme todas las medidas que nos hagan arrancar" y después la política decide. Y hoy la decisión política es ¿volvemos al a tasa de (Francisco) Cabrera del 80% cuando estaba en el BICE y nos quedamos sin las pymes o les damos un crédito para que puedan arrancar? Cuando arrancan y crecemos al 10%, ¿cuánto recaudamos? Esta es la visión del estadista, no del ajustador. ¿Qué proceso de ajuste hemos visto que funcione: si te achico se cae el nivel de recaudación y persiste el déficit? Es lo que hizo Martínez de Hoz, lo que quiso hacer Cavallo, lo que quiso hacer Macri. Ya más pruebas de que eso no anda, es imposible.

Nosotros apostamos por lo otro. ¿Es problemático? Sí. ¿Es fácil? No. Pero es el camino del que estamos convencidos. Y es el que nos dio resultados para salir adelante el 2002.

En la cumbre expusieron que Argentina no tiene un banco de desarrollo, sino una red de banca pública que actúa como un sistema que cumple la función de desarrollo. ¿Se puede sumar a los bancos privados a este sistema?

 

Sí, se puede. Aunque personalmente tengo una discusión porque la banca privada son nuestros adversarios. Ellos dicen que para dar créditos subsidiados tienen que estar el Presupuesto Nacional y que el Estado les dé los subsidios a ellos para que ellos lo gestionen, amparados en la imagen que le metieron al viejo Banco de Desarrollo de que había sido corrupto, cuando lo que se cayó fue todo un sistema bancario no el banco de desarrollo. Ellos dicen: "Nosotros nos hacemos cargo dar la tasa subsidiada, nos hacemos cargo del riesgo y de la función de banca de inversión. ¿Viste que buenos que somos?"

Acá hubo un saqueo financiero primero, como siempre. Acá la crisis empieza en las manzanas de la City, pero la recuperación viene del interior productivo. Y hoy la Argentina productiva está intacta.

Pero lo hacen porque cuando tienen el manejo de la tasa subsidiada (que no le da él, sino que se lo da el Estado y él lo traslada) enganchan al cliente con la nómina de personal, la tarjeta, los seguros. Y en esto son los que combaten con nosotros para manejar el crédito. Y no sé cómo, pero los convencen. Y así, el 80% del crédito termina financiando consumo y no inversión porque es mucho más fácil darle crédito al que llena un formulario y le hacen una evaluación, o dar una tarjeta de crédito y al que se atrasa cobrarle el 120%, que evaluar un proyecto de inversión que tiene más riesgo, más dificultad en la evaluación por la macroeconomía. Entonces si los dejás a los bancos privados, ellos tienen la banca de inversión como mal necesario, no porque les interese.

 

Los países lo que hacen es decirles "De tu cartera, X% la tenés que destinar a inversión". Pero ellos no quieren eso, por eso la banca de inversión tiene que ser pública. Y acá te dicen que no por la corrupción, pero porque los autos choquen, no vamos a prohibir el tránsito, o porque exista el contrabando, no vas a sacar la Aduana.

 

¿Se puede mejorar la gobernanza dentro de los bancos públicos para evitar esas sospechas?

 

Cuando la economía crece y uno genera la riqueza que es lo que pasó entre 2002 y 2011, recuperás la soberanía económica. Recordemos que la gente vendía los dólares para hacer negocios, no los seguía comprando. Y se recuperó la gobernabilidad de la economía y se pudo pagarle al Fondo: "Tomá los 10 mil (millones de dólares) y ándate". Cuando la economía no crece y no genera, el Fondo condiciona a ajustar, te mete en deudas y así no salimos.

Si nosotros logramos que este crecimiento se mantenga y el saldo de la balanza comercial, que son los dólares de verdad, se mantenga; y algún acuerdo para regenerar la confianza de los argentinos... porque la gente que vive acá, trabaja acá, manda a los chicos al colegio acá, tiene un PBI entero entre abajo del colchón y arriba. Entre ir a pedírselo a Black Rock y convencer a los argentinos, prefiero pedírsela a los argentinos y darle las condiciones para que la ponga, que fue lo que pasó en 2002.

 El club del power point que con un Excel arreglan todo como Dujovne con el pelado Pagni que desde el escritorio arreglaba fácil el déficit y, cuando agarró la máquina, le explotó todo en tres días. No es lo mismo jugar a la batalla naval que ir a la guerra.

El mismo año 2002 la economía generó 16.000 millones de dólares de saldo comercial. Cuando los bancos no nos prestaban y el Fondo no nos prestaba ¿quién lo financió? El canuto lo financió, que no es solo Paolo Rocca, es la pyme con un ahorrito que ve que hay negocio y pone la plata. El argentino la pone, pone parripollo, canchas de paddle, se tienta enseguida y la pone. Ya lo hicimos aunque los Laje, los Hadad nos pegaban todos los días porque yo era el culpable de la devaluación y la pesificación.

Acá demostramos que los economistas son economistas que viven diciendo las mismas cosas hace 40 años, son unos gurkas. El club del power point que con un Excel arreglan todo como Dujovne con el pelado Pagni que desde el escritorio arreglaba fácil el déficit y, cuando agarró la máquina, le explotó todo en tres días. No es lo mismo jugar a la batalla naval que ir a la guerra.

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