En el marco de la celebración por el 25 de mayo, el gobernador se mostró muy conectado con el intendente de Carlos Paz. Las elecciones por el Defensor de Pueblo, como telón de fondo.
Por Yanina Soria.
En apenas unos meses, el intendente de la ciudad de Carlos Paz, Esteban Avilés, pasó de acusar al gobernador Martín Llaryora de hacer kirchnerismo en Córdoba y de faltarle el respeto a sus vecinos por la inacción provincial en materia de seguridad, a destacar el trabajo conjunto con el Gobierno. Desde entonces, colección de fotos juntos. Gajes del oficio, le dicen.
Claro, entre esas acusaciones y de la finísima sintonía política que mostraron este fin de semana, pasaron algunas cosas.
Tal como adelantó Alfil hace un tiempo, de la mano del ministro de Gobierno, Manuel Calvo, el cordobesismo de Llaryora achicó con el taquillero intendente del departamento Punilla: la variable de ajuste fue el ex titular de la Cuenca San Roque y enemigo político de Avilés, Emilio Iosa, quien terminó trasladado al ministerio de Producción. Y así, asunto cerrado para el Palacio 16 de julio.
Desde entonces, Avilés ya no elige al Panal como su blanco de crítica y esa gentileza se devuelve. En menos de una semana, el Partido Cordobés que gobierna hizo pie tres veces en Carlos Paz.
El martes pasado, el propio Calvo asistió al acto de apertura del sobre 1 (propuesta técnica) para la ejecución de una mega obra que mejorará el sistema de agua potable en la Villa. Allí, además de destacar la sinergia de trabajo con el gobierno municipal, anticipó que esa cuidad sería parte del cronograma de actos oficiales en el marco de la conmemoración por los 215 años de la Revolución de Mayo.
De ahí que el sábado a la noche Llaryora encabezó junto al alcalde anfitrión una velada de gala en un hotel de Carlos Paz y al otro día, el desfile cívico militar por las calles de la ciudad.
El Fogón Patrio reunió a autoridades provinciales y municipales, hubo empanadas, locro y buen vino, elogios cruzados y promesa de fondos para instituciones locales. Nota al pie: tan dinámica es la política del Partido Cordobés que, en nombre de la institucionalidad, aplaudiendo los abrazos entre Llaryora y Avilés, estuvieron dirigentes históricamente enfrentados al carlospacense, como, por ejemplo, Mariana Caserio.
Lo cierto es que tanta prueba de amor entre el Gobierno y el municipio, incomoda al sector del peronismo que se resiste al avilecismo y que buscará enfrentarlo en el proceso electoral del próximo 29 de junio.
Se trata del sector con terminal política en la senadora Alejandra Vigo, que armó un frente local postulando un binomio de mujeres para destronar al actual Defensor, Víctor Curvino, en su intención de reelección como favorito del palacio municipal.
Si bien en apenas unos días comenzará formalmente la campaña en Carlos Paz, la realidad es que entre la dirigencia ya se vive el clima de tensión política. Se trata de un test electoral que puede sonar a insignificante en el mapa general de la provincia, pero en el que hay intereses locales y provinciales en juego.
Desde el Panal hicieron saber que no tienen intenciones de entrometerse en la compulsa doméstica (y menos de embarrarle la cancha a Avilés). Por eso, Hacemos Unidos como espacio político no juega esta partida.
Sin embargo, Vigo decidió seguir adelante con el objetivo de consolidar su representación en Punilla y apoya la lista “Ética y Compromiso” conformada por el PJ de Carlos Paz y vecinalismo. Desde ese lugar, el fin de semana se escucharon reproches contra Llaryora por elegir justo este momento de apoyo público a Avilés quien, además, durante los actos estuvo acompañado por el propio Curvino.
Vigo, arribó hace pocas horas a Córdoba de un viaje que realizó a Italia junto al ex gobernador Juan Schiaretti, pero antes de irse prestó respaldo público en esa localidad a la lista de mujeres y pidió votar por ellas a los vecinos de la ciudad.
Lo que queda claro entonces es que, más allá del accionar del gobernador en Carlos Paz, la senadora moverá sus fichas en tierras del avilecismo, enfrentándolo.
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