El intendente Omar Duclós debe enfrentar la derrota política, el tramo final de su gestión y la posibilidad de elegir a un sucesor. Además, sostener las expectativas de la ciudadanía. También en el Concejo Deliberante se viven tramos póstumos para algunos ediles. Quiénes miran al 2011.
Duclós sufrió una fuerte derrota política el 28 de junio que va más allá de los pocos votos que lo separaron del triunfador Unión Pro de la mano de Agustín Carus subido a la ola del último invento mediático de la política criolla: Francisco de Narváez.
Vale aquí un paréntesis: entre tanta épica kirchnerista con un discurso progresista pero dependiendo del aparato más poderoso y corrupto de la política argentina como es el PJ bonaerense, inevitablemente se iba a producir un quiebre tamizado de traiciones y conveniencias.
De Narváez y Berlusconi
En el medio de esa contradicción (épica y negocios) apareció en el momento justo un personaje como De Narváez envasado al vacío y ofrecido por las grandes cadenas comunicacionales como el producto premium para esta sociedad que demostró estar más cerca de Silvio Berlusconi (el derechista primer ministro italiano especialista en orgías) que de Hugo Chávez, el histriónico presidente bolivariano. Esto lo señaló Federico Forster, un intelectual que aporta al núcleo de pensamiento del kirchnerismo y que cuestionó fuertemente el sometimiento de los K al pejotismo.
Posiblemente, el ejemplo de Chávez sea un exceso, pero esta sociedad tampoco está ni cerca de un presidente como Lula Da Silva que está empujando a Brasil como una potencia mundial de la mano de su socialismo reformista y su alianza con la famosa burguesía nacional, fundamentalmente, los industriales de San Pablo.
En Argentina, mientras, seguimos discutiendo si un personaje de reparto como Guillermo Moreno debe seguir o no en el Indec y si los pobres llegan al 40 por ciento de la población como dice la Iglesia, al 30 como estima el consultor Artemio López o al 15,3 % de Moreno disimulando, en todo caso, más de seis millones de pobres después de casi siete años de crecimiento económico con una distribución de la riqueza que sigue manteniendo la matriz de la época menemista.
Duclós y su destino
Volvemos a nuestro pago: si asistimos al final de un proceso político en lo nacional, lo que no implica, necesariamente, la extinción del kirchnerismo sino un reacomodamiento plagado de interrogantes que incluye a toda la oposición, ¿cómo repercute en Azul?
Duclós, al igual que concejales que finalizan su mandato, pueden sufrir el denominado "síndrome del pato rengo", una figura utilizada por los yanquis destinada a los gobernantes que a dos años de finalizar su mandato empiezan a sufrir la pérdida de poder cuando en el horizonte no tiene la posibilidad de continuar.
¿Qué estrategia elaborará el Jefe Comunal a quien lo que menos le interesa es entrar en esa lógica? Revisar determinadas políticas, cambios de nombres en su gabinete (empezaría por algunas subsecretarías) y elaborar una mínima agenda de temas con el Concejo Deliberante, una tarea que le resultará harto dificultosa por varios motivos.
Primero, en el cuerpo deliberativo no se respira un interés superlativo por buscar acuerdos. Sólo de la boca para afuera fumigando las palabras.
Burgos: el rigor del destino
Lo segundo es la conformación actual del cuerpo cuya mitad se va en poco más de cinco meses y la mayoría no tiene, precisamente, un promisorio horizonte político. Allí también muchos sufren el síndrome del pato rengo. La lista tiene varios nombres pero sobresale Lindor Burgos, un dirigente que entró en el crepúsculo de la política, perdiendo las dos últimas elecciones en la que se presentó como cabeza de lista (hace dos años con su candidatura a intendente logró la peor elección de la historia de la UCR) cuando asomaba como uno de los pocos hombres del radicalismo que sobresalían sobre la mediocridad generalizada. Su perdida pelea por una diputación hace dos años en manos de Duclós, quizá sea el origen de todo aunque, por supuesto, la historia oficial lo desmienta.
El otro caso es Carlos Bravo que, de bordear al menemismo en los noventa, fue la estrella fugaz de Vecinos por Azul hasta convertirse en un ferviente alfonsinista tardío.
En Argentina sería un atrevimiento augurar el final de algunos políticos. Se trata sólo de la imagen de un presente con un futuro borroneado.
Diferentes realidades
Hay otros nombres que terminarán en las penumbras o, quizá, algunos peleen por recuperar algún lugar en la política. Silvia Dinelli y Daniel Arrastua, lejos de esos avatares, Aldo Daher, una de las principales víctimas de la reciente elección, cuesta imaginar su jubilación anticipada, Claudio Bevacqua, sin sostén político, merodea las cercanías de Eduardo Duhalde o los casos de Carolina De Paula y Leandro Prat. La primera sufrió la crudeza de las artimañas partidarias en la UCR y quedó fuera del Concejo y el segundo aparece como uno de los posibles candidateables a intendente para el 2011 aunque su ausencia en la elección del 28 de junio genera algún interrogante. Sin embargo, sería uno de los puentes de posibles acuerdos en ese matrimonio desmadrado de radicales oficialistas, díscolos del GEN de Stolbizer, ahora peleados con el ARI de la decadente Elisa Carrió o el cobismo.
¿Una interna del radicalismo podrá dirimir y ordenar los distintos grupos? Mucho dependerá de lo que suceda en la nación y provincia pero en nuestra ciudad no pasa tanto por lo político sino más por cuestiones personales. Ya se sabe, la cultura radical apela más a la división y a la huída que a la vuelta al redil.
Conti y el peronismo
Es la otra cara del peronismo que no tiene inconvenientes en pelearse, reconciliarse o armar los más insólitos acuerdos. Mal que le pese a muchos, entiende de qué se trata el poder. En Azul, ése es el gran enigma que se avecina: desde dónde convertirlo en una opción real de una buena vez después de lo sucedido el 28 de junio cuando el kirchnerismo logró aglutinar gran parte del justicialismo y la ola se lo llevó puesto. Hoy se susurran traiciones y hasta corte de boleta por eso Luis Conti leyó la elección como un triunfo y es uno de los primeros, junto a Carus, que adelantó sus intenciones para postularse en el 2011.
Pero el gran acertijo es si a Duclós le queda espacio para elegir a su sucesor.
Es el problema del pato rengo.
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