El semáforo de la economía argentina antes de las elecciones

El semáforo de la economía argentina antes de las elecciones

Aun con indicadores sociales preocupantes y desequilibrios macroeconómicos de larga data, el Gobierno tiene algunos datos para mostrar que hay una reactivación económica y dar un mensaje de esperanza a futuro.

Por: Santiago Reina.

La economía argentina llega a estas elecciones legislativas con muchos desequilibrios y problemas que arrastra ya hace años, algunos generados o agravados por el combo de la crisis cambiaria de 2018 más la pandemia de Covid-19. Tras el resultado de las PASO, mucho se habló sobre la influencia de los deprimidos salarios reales en las urnas. Pero aun con indicadores sociales preocupantes, el Gobierno tiene algunos datos para mostrar reactivación económica y esperanza.

Por lo tanto, uno podría interpretar a la economía local como un semáforo, con algunas variables en verde que se encuentran por encima de niveles pre pandemia, otras en amarillo con mejoras que todavía resultan muy insuficientes como para destacarlas, y otras en rojo que son las que más alarman ya que traban el camino del crecimiento y el desarrollo con inclusión.

Verde

Actividad e Industria:

Los especialistas consultados por Ámbito coincidieron en destacar al repunte de la actividad económica y, fundamentalmente, de algunos sectores puntuales como la industria manufacturera o la construcción, como el aspecto más positivo de la situación económica actual.

Leandro Ziccarelli, miembro del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), sostuvo con firmeza que el nivel de actividad industrial, y del empleo en este sector, es de lo mejor que tiene para mostrar el Gobierno. El especialista en finanzas y política monetaria resaltó que la industria está funcionando en los niveles de la “pre-crisis” de Cambiemos, con creación neta de trabajo registrado.

En línea con esta mirada, Laura Testa, economista e integrante de Paridad En La Macro, afirmó que los datos de industria son “bastante alentadores”, teniendo en cuenta que el índice de Producción Industrial (IPI) tuvo recientemente el mejor septiembre desde 2017, lo cual conlleva a un repunte en el empleo. “La economía empieza a correr por las vacunas y la inyección económica y financiera que viene dando el Gobierno en este último tiempo”, dijo en diálogo con este medio.

Por su parte, la economista Luciana Romero se inclinó por destacar en la parte verde del semáforo al crecimiento en la construcción y en la industria, que en septiembre funcionaron un 19,4% y un 6,2% por encima de los niveles pre pandemia, respectivamente. “El mercado interno está reaccionando”, aseveró.

En septiembre, todos los sectores industriales, salvo el textil, produjeron más que en el mismo mes de 2019. En este marco, el sector ya tiene 36.000 empleos más que a fines de ese año, cuando Mauricio Macri dejó la presidencia. En términos de actividad a nivel general, los últimos datos del INDEC mostraron que en agosto la economía superó por primera vez el nivel de febrero de 2020, previo a la llegada del Covid-19.

Inversión productiva:

En lo que va de 2021, la inversión es 13% superior a la del mismo período de 2019. Asimismo, en el último mes hubo más de 40 anuncios de inversión por más de u$s13.000 millones.

Entre estos se destacó la decisión de la empresa australiana Fortescue de invertir u$s8.400 millones para producir Hidrógeno Verde en Río Negro. Además resaltaron proyectos vinculados con el cobre y el litio, también importantes en el marco de la transición energética a nivel local.

“En los últimos días se anunciaron muchas promesas de Inversión Extranjera Directa en sectores que para Argentina son claves, como el energético. Esto generaría muchos puestos de trabajo y traería los dólares que el país necesita para poder seguir haciendo crecer su industria”, señaló al respecto Testa aunque advirtió que las promesas todavía se tienen que cumplir y que va a tener que haber un acuerdo entre el Gobierno y las empresas en torno a la flexibilización de las restricciones para poder sacar dólares.

Romero también destacó el avance de la inversión pero la situó en el casillero amarillo ya que hay que monitorear la evolución de la tasa de interés y un acuerdo con el Fondo que facilite el acceso al financiamiento de largo plazo.

Amarillo

Empleo:

Los datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) mostraron que en agosto se verificaron 50.700 más puestos de trabajo formal que en febrero de 2020. Sin embargo, la recuperación es heterogénea a nivel sectorial; mientras sectores como la industria tienen más empleo que a comienzos del año pasado, otros como el de restaurantes y hoteles están todavía más de 20% abajo en términos de empleo.

Además, todavía se perciben problemas en el sector privado para generar nuevos empleos. Respecto del peor momento de la pandemia se recuperaron 125.521 puestos de trabajado asalariados en el sector privado, el 48,3% de todo lo perdido entre marzo y agosto de 2020.

Déficit fiscal:

En cuanto a lo fiscal, los especialistas coincidieron en ubicar a esta variable en un nivel intermedio. Romero sostuvo que Argentina “está haciendo la tarea” de cara a las negociaciones con el FMI. En tanto, Ziccarelli expresó que “si bien el financiamiento pasó a depender más de la emisión en los últimos meses, en sí el nivel de déficit es bajo, más si consideramos que tuvimos segunda ola de Covid-19”.

No obstante, el integrante del CEPA aclaró que el nivel de déficit “podría ser visto también como negativo, dado que, con los números de pobreza actuales, se podría haber hecho un esfuerzo fiscal más marcado en el primer semestre del año”.

Las cifras indican que en los primeros nueve meses de 2021 el déficit fiscal primario cerraría cerca del 3% del PBI. El paquete “post PASO” no cambiaría mucho la tendencia de reducción del déficit. Lo que sí encendió las alarmas fue el financiamiento del mismo; desde octubre el Banco Central transfirió al Tesoro $385.000 millones y probablemente no se cumpla la meta de financiamiento vía mercado que esperaba la Secretaría de Finanzas para este año.

Rojo:

Dólar, inflación, pobreza y salarios

Una de las cuestiones más preocupantes de la economía argentina, como de costumbre, es la escasez de dólares en el Banco Central y las presiones constantes sobre el tipo de cambio. Hoy la autoridad monetaria tiene reservas netas entre apenas u$s4.000 millones y u$s9.000 millones (dependiendo la contabilización que se utilice). Para tomar dimensión del problema, los vencimientos con el FMI durante el primer tramo de 2022 acumulan cerca de u$s20.000 millones.

“La reactivación de la industria genera una demanda de divisas que hoy no tenemos. El desequilibrio entre oferta y demanda hace que el precio de la divisa suba”, explicó Testa. La militante de Grupo Bicentenario aseguró que las restricciones del Gobierno para la compra de “billete verde” evitaron una devaluación “abrupta como la que quizás se podría haber esperado en una crisis como la que estamos viviendo”.

Sin embargo, mostró preocupación por el crecimiento de la brecha entre el oficial y los paralelos, que actualmente ronda el 100% para el caso del blue y de los financieros “no regulados”. Esto refleja las expectativas de devaluación que tiene el mercado para el día después de las elecciones, algo que también se vislumbra en la elevada demanda de bonos dólar linked emitidos por el Tesoro.

Romero puso entre las variables más preocupantes a la inflación, el dólar y las reservas. “Las tres están relacionadas ya que si el acotado nivel de reservas genera una devaluación del peso, eso implica una aceleración inflacionaria. Todo esto se da en un contexto de expectativas inflacionarias y dolarización de carteras, que son comportamientos habituales en años de elecciones en Argentina”, desarrolló.

Ziccarelli coincidió en resaltar como lo más negativo a "los indicadores sociales (como la pobreza), la inflación y la brecha cambiaria". "Son los tres focos de problemas que, en buena parte, se vinculan unos con otros", agregó.

En octubre los precios volvieron a aumentar 3,5%, ya treparon más de 40% en lo que va de 2021, y se encaminan a registrar su segunda mayor suba anual desde 1991, detrás del dato de 2019.

"Se activó una inercia inflacionaria que se vuelve compleja de resolver. En noviembre vamos a ver si el congelamiento de precios en los productos de consumo masivo tiene algún impacto para desacelerar aunque sea un poco los aumentos. De todos modos, no creo que esta medida vaya a resolver de manera estructural el problema de la inflación, que es multicausal y responde a factores como la falta de divisas y devaluaciones recurrentes, cuestiones energéticas y tarifarias, y la incertidumbre, entre otros", analizó Testa.

Las constantes subas de precios limitan seriamente la recuperación de los salarios reales que, aunque vienen mejorando levemente en los últimos meses, todavía están muy lejos de recuperar lo perdido entre 2018 y 2020. En paralelo, la victoria de los precios en la carrera contra los ingresos se refleja en una pobreza que se mantiene arriba del 40% y supera el 50% en el caso de los jóvenes.

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