Los residuos orgánicos no son basura; puede darles un nuevo uso

Los residuos orgánicos no son basura; puede darles un nuevo uso

Más Compost es una empresa que facilita la separación del material y enviarlo a campesinos.

 

Si usted se animara a separar los residuos orgánicos aprovechables (los restos de frutas y vegetales, las cáscaras de huevo, las servilletas y lo que queda de la jardinería) estaría contribuyendo a una meta: que dejen de llegar residuos a Doña Juana y que se produzcan menos lixiviados y gases que contaminan el ambiente.

Hoy, una empresa busca que usted se anime a adquirir ese hábito. Se trata de Más Compost, una iniciativa nacida en 2019 de dos administradores públicos que llevaban cerca de una década promoviendo la correcta separación de residuos. Hace dos años lanzaron esta estrategia que, a través de una suscripción mensual, facilita a los ciudadanos separar los residuos orgánicos y convertirlos en compostaje.

Funciona así: usted paga la suscripción mensual y Más Compost le entrega una caneca de 10 o 20 litros donde usted puede ir depositando los residuos orgánicos y luego, cada semana, la empresa pasa, recoge ese recipiente y le entrega otro limpio; así continúa todo por cuatro semanas. Si usted decide renovar su suscripción, al tercer mes puede recibir dos kilos de abono para sus plantas o, si lo prefiere, un kilo de alimentos.

¿A dónde va lo que recogen? Primero, se lleva a un lugar donde Más Compost lo transforma en abono y, luego, lo lleva a pequeños productores. “Tenemos una alianza con un proceso agroecológico que se llama ‘A la Canasta’. Los campesinos que hacen parte de ese proceso son quienes reciben el abono. En la última ‘cosecha’ de abono enviamos a campesinos de Subachoque y La Calera, por ejemplo”, cuenta Gabriel Torres, socio de Más Compost, y explica que, en retribución, los campesinos les entregan alimentos que, finalmente, son enviados a las familias suscriptoras.

Por ahora, con un modelo de recolección que cubre las localidades de Suba, Usaquén, Chapinero, Barrios Unidos, Teusaquillo, Puente Aranda, Santa Fe, La Candelaria, Engativá y Fontibón y una zona de condominios en el municipio de Chía, Más Compost ha logrado tener 1.950 suscriptores que, en promedio, recolectan 60 toneladas de residuos orgánicos cada mes. En junio, por ejemplo, reportaron que con las 67 toneladas de orgánicos recogidos se lograron generar 35 toneladas de abono, material suficiente para abonar un área equivalente a 5 veces la cancha del estadio El Campín.

Ahora, si usted no quiere comprar el servicio, pero desea aprender a compostar y crear abono por sí mismo, la empresa ofrece talleres. “Queremos derrumbar el mito de que hacer abono en casa es difícil. Lo que hacemos es brindar las facilidades para que las familias puedan ser más sostenibles, tengan una mejor relación con el planeta y vean que los residuos orgánicos sí se pueden aprovechar”, dice Torres.

Sin embargo, más allá del trabajo de Más Compost, es necesario que toda la ciudad se comprometa con una mejor separación de residuos en la fuente. Según datos del Observatorio de Residuos Sólidos, de la Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos (Uaesp), Bogotá aprovecha menos del 8 por ciento de los residuos orgánicos que produce. En 2020, por ejemplo, se produjeron 1’269.200 toneladas de este material: al final, 1’167.241 toneladas terminaron enterradas en el relleno sanitario de Doña Juana (produciendo lixiviados y gases) y apenas 100.959 toneladas fueron aprovechadas.

Lo que hace el Distrito

Si bien Más Compost y otras empresas ofrecen un servicio cómodo para que algunos sectores se animen a la separación de residuos y si bien algunas iniciativas comunitarias ya aprovechan el abono casero en huertas urbanas, es urgente que el Distrito ofrezca soluciones públicas a gran escala.

EL TIEMPO consultó a la Uaesp para saber qué acciones están emprendiendo en ese sentido, a lo que la entidad respondió que en la actualidad están operando unos planes pilotos de recolección, tratamiento y aprovechamiento de residuos sólidos.

Según explicó la Uaesp, en sectores de Suba, Ciudad Bolívar y Usaquén se hacen sensibilizaciones para la separación correcta de orgánicos y, luego, se entregan canecas para que allí se dejen. Después, pasan rutas de transporte selectivo operadas por las organizaciones de recicladores que llevan los residuos hasta dos plantas de tratamiento y aprovechamiento y residuos orgánicos. Estas están ubicadas en Ciudad Bolívar (trata 18 toneladas a la semana) y Usaquén (trata siete toneladas a la semana).

Allí se hace un tratamiento que dura cerca de nueve semanas que, al final, produce compost que, eventualmente, es utilizado “para procesos de restauración ambiental, actividades de agricultura urbana y de ornato y adecuación de parques y alamedas en la ciudad”.

Según la Uaesp, estos pilotos “están permitiendo definir los procesos técnicos y tecnológicos así como los mecanismos de operación más adecuados que permitan reducir los tiempos de tratamiento, reducir los costos de transporte y lograr una mayor vinculación de la ciudadanía”. Adicionalmente se proyecta ampliar las plantas de tratamiento “y la construcción de nuevas infraestructuras descentralizadas de aprovechamiento que permitirán reducir el volumen de residuos orgánicos dispuestos en el Doña Juana”.

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