Los presos que trabajan ganan más que una jubilación mínima

Por Mariano Obarrio |

La presidenta Cristina Kirchner reveló anteayer que los reclusos que trabajan en las cárceles perciben un salario de 2300 pesos, equivalente al actual salario mínimo, vital y móvil, y un monto superior a la jubilación mínima, que el 1° de septiembre aumentará a 1924 pesos.

El dato lo dio a conocer en medio de la controversia originada por las salidas de los presos de los penales federales para actividades culturales que terminaron en actos con tinte político de agrupaciones kirchneristas.

"Hoy el salario mínimo, vital y móvil es de 2300 pesos, es el mismo que cobran los presos que trabajan en las cárceles. Y quédense tranquilos que no hemos traído a ningún convicto, por ahí hay algún procesado, pero no sé si nos corresponde", dijo la primera mandataria.

Pretendió ser una referencia sarcástica hacia el jefe del gobierno porteño, Mauricio Macri, procesado en la causa de escuchas ilegales, que también estaba presente durante el acto de celebración del 158 aniversario de la Bolsa de Comercio.

"Pero bueno -agregó la Presidenta-, es lo que pagamos y el haber jubilatorio es de 1687 pesos." Luego anunció el aumento del 11,42% de las jubilaciones a partir del mes próximo. Así, la mínima quedará en 1924 pesos.

Lo que dice la ley

Consultadas por LA NACION altas fuentes oficiales del Ministerio de Justicia, que dirige Julio Alak, confirmaron que ese sueldo lo perciben los presos que trabajan dentro de los penales, tal como prevé la ley 24.600, de ejecución de penas privativas de la libertad.

En el artículo 120, se establece que ese ingreso no puede ser inferior a las tres cuartas partes del salario mínimo, vital y móvil, y se regirán por la legislación laboral en vigor por una jornada de ocho horas. En el 121 ordena que ese sueldo se distribuya de esta manera:

10% para indemnizar los daños y perjuicios causados por el delito, según lo que disponga la sentencia judicial.

35% para la prestación de alimentos, según el Código Civil.

25% para costear los gastos que causare en el establecimiento.

30% para formar un fondo propio que se le entregará a su salida del penal.

Según fuentes cercanas a Alak, el 70% de los presos trabaja y el otro 30% elige no hacerlo.

Deducidos los aportes, al recluso le quedan unos 1800 pesos, de los cuales el 70% se deposita en una cuenta del Banco Hipotecario para su familia. El 30% queda a disposición del recluso para sus gastos dentro de la cárcel.

Los internos compran con eso bebidas, alimentos y golosinas en los supermercados cercanos por medio de los sistemas habituales de compras por Internet, para lo cual tienen a disposición una salita con computadoras dentro de la cárcel.

Las mujeres suelen destinar más del 70% a sus familias, señalaron las fuentes del Ministerio de Justicia.

Para trabajar, los reclusos suelen capacitarse dentro del penal a través de convenios con el Ministerio de Trabajo y los sindicatos de la Uocra (construcción) y Smata (mecánicos).

Los trabajos que se hacen, por lo general, son productos textiles, ropa (para agentes del Servicio Penitenciario Federal) , muebles, zapatería, marroquinería, carpintería, metálica, herrería, artesanías, y cultivos (en el interior).

Muchos de esos productos luego son distribuidos dentro del penal o comercializados con otros penales o instituciones externas, a través del Ente Cooperativo Penitenciario (Encope), que llega a recaudar unos 200 millones de pesos anuales, según confiaron a LA NACION en el Ministerio de Justicia.

El jefe del servicio penitenciario es el Hombre Araña

Disfrazado

Hace un mes, durante una jornada en Devoto para las familias de los reclusos, Víctor Hortel -jefe del Servicio Penitenciario- apareció caracterizado como el Hombre Araña, junto a otros funcionarios disfrazados de superhéroes. Así vestido, hizo declaraciones a Canal 7, en las que defendió la política de "resocialización".

TRABAJO "EN SERIO"

Sin perder la seriedad, Hortel se sacó la máscara y explicó su plan de inclusión. "Esto permite a las personas que están privadas de la libertad, expresarse, estar alegres, estar contentos, porque eso en definitiva baja la conflictividad y el nivel de violencia. Y aporta para que podamos hacer un trabajo en serio".

Comentá la nota