Una presidenta de película

Por Pablo Sirvén

Casi parece un título de comedia ligera y romanticona de Hollywood: "Presidenta de corazones".

Así pidió ser recordada Cristina Kirchner el martes último cuando les habló a los jóvenes arracimados debajo de uno de los balcones internos de la Casa Rosada.

No dijo el consabido "Nunca los voy a olvidar", que hubiese sido lo más indicado para una mandataria cuyo poder institucional se extinguirá en apenas 81 días. Su levemente diferente (e inquietante) "Nunca los voy a dejar" anticipa que no piensa disolverse tan fácilmente en el recuerdo.

Sin embargo, lo quiera o no, desde el propio cristikirchnerismoempiezan a emerger las primeras honras... fílmicas. En efecto, el peronismo, que parió esta vertiente platense-patagónica hace doce años, es el gran precursor de las ahora tan de moda selfies: tiende a autorretratarse lo más posible en los soportes más eficaces para perdurar (fotos, videos, publicaciones, estatuas, souvenirs y también bautizando con el nombre de sus héroes las cosas más dispares... y disparatadas).

Además de la previsible parafernalia en todo el sistema de medios públicos y paraoficiales, cuando vayamos aproximándonos al 10 de diciembre, para rendirle machacona pleitesía a la extendida "década ganada", ya andan circulando proyectos concretos y en gestación destinados a que la huella de la jefa del Estado, cuando haya cesado en sus funciones, perdure en lo posible para siempre.

Uno de los homenajes previstos ya tuvo hace unos días su presentación en la Biblioteca Nacional. Se llama Cristina, militante de un proyecto, es un mediometraje y tiene la curiosa particularidad de haber sido llevado adelante por Juan y Martín Navarro, hijos del conocido Fernando "Chino" Navarro, legislador provincial del Frente para la Victoria, quien produjo no una sino dos (2) películas sobre Néstor Kirchner, que costaron una millonada que la cantidad de espectadores que pagaron entrada para verlas (descontando invitados y públicos cautivos especialmente arriados), y su desproporcionada distribución en un centenar de salas, no cubrió ni de cerca.

Casi tres años después de aquellos mojones fundacionales de la mustia cinematografía kirchnerista, llega ahora la aún más modesta producción de los Navarro juniors "pensada -puntualizan- como un obsequio para la compañera" y, según se lee en el arranque del film, "sin ningún tipo de presupuesto".

Para ello tomaron como base un viejo videocasete que encontraron traspapelado en la casa paterna de Monte Grande y que registra una charla de la actual presidenta a 70 militantes que les dio en el año 2000 en el quincho de esa residencia. En aquel tiempo Cristina ocupaba una banca en la Cámara de Diputados. El mediometraje aporta también otras imágenes de la viuda de Kirchner, pero en Santa Cruz, en 1989, sin ahondar, claro, en que, por entonces, apoyaba al flamante presidente Carlos Menem y su ambicioso plan privatizador.

Los realizadores anticiparon que el documental va a tener un circuito informal de exhibiciones y que luego lo subirán a Internet, donde ya se puede ver el tráiler en el link http://tinyurl.com/onrscym.

Pero también hay un proyecto en ciernes que asombrará más todavía. Pablo Yotich (director de Cuatro de copas, con Ricardo Fort, Gerardo Romano y elenco) comunicó que próximamente comenzaría a filmar Balada de un pueblo, cuyo sugerente subtítulo es El romance de Néstor y Cristina.

Cuando Paula de Luque -la directora del segundo film sobre Néstor Kirchner- dio a conocer su película Juan y Eva, protagonizada por Julieta Díaz y Osmar Núñez, que se centraba en la relación entre Perón y Evita, Cristina Kirchner se ilusionó con algo parecido.

En 2012, cuando se estrenó aquella producción basada en un libro de Jorge Coscia, ex pareja de De Luque y ex titular del Incaa ("todo tiene que ver con todo", diría CFK), la Presidenta se ilusionó: "Quizá en el futuro realicen una película con mi historia. También fue una gran historia de amor".

Su deseo estaría por cumplirse si el proyecto de Yotich consigue pronto el empuje necesario (léase $$$). Por de pronto, el film tiene su sitio en Facebook y desde allí convoca al casting a "hombres y mujeres de 20 a 30 años". Ya circula una gacetilla de prensa que adelanta que "Balada de un pueblo es la historia de Lupín y Cristina, dos jóvenes militantes de La Plata que se enamoran poco antes del golpe del 76".

La información consigna también que, instalada la dictadura militar, "Lupín y Cristina permanecen detenidos 28 días", un tema en el que los testigos de aquella época no terminan de ponerse de acuerdo.

Más curioso todavía es el recorrido en la web de Cristina Kirchner, la película, un esbozo de documental de 30 minutos que pretende ser crítico con argumentos discutibles y cuyos propios realizadores -ver link en http://www.noova.com.ar/cfklapelicula/- luego definieron como un falso documental. También hay varias parodias al estilo de la película de Facebook que resumen algunas de sus frases y fotos más desopilantes.

La presidenta de corazones bien podría detonar una saga. Aunque se complica definir el género.

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