Con plata y política, Axel Kicillof aleja de Buenos Aires el fantasma Misiones

Con plata y política, Axel Kicillof aleja de Buenos Aires el fantasma Misiones

Gremios y organizaciones sociales coinciden en que no hay chances de una réplica bonaerense de las protestas en el norte. La fórmula del gobernador. Alerta policial.

 

Por José Maldonado

El fantasma de una réplica del conflicto que estalló en Misiones a partir de las protestas de policías, docentes y personal de salud por ahora se mantiene alejado de la provincia de Buenos Aires, donde Axel Kicillof parece tener un escenario consolidado por acuerdos políticos con los sindicatos y una inyección de recursos con los que logra contener la situación salarial.

 

El diagnóstico es compartido y se extiende a los gremios de estatales, judiciales y docentes y también a las organizaciones sociales, a las que Kicillof hizo lugar en distintos espacios de su gobierno, especialmente en el ministerio de Desarrollo para la Comunidad que conduce Andrés Larroque.

En ATE, UPCN, el gremio de profesionales de la salud CICOP, los judiciales y el poderoso Frente de Unidad Docente Bonaerense, por ahora hay una evaluación positiva sobre la respuesta de Kicillof a la política de ajuste del gobierno nacional.

El fantasma Misiones

La amenaza de que la situación en Misiones genere un efecto contagio en otras provincias se instaló en los últimos días, con varios casos puntuales en la mira por los conflictos salariales que mantienen sus empleados estatales. Corrientes y Salta fueron dos de las provincias en esa lista de posibles réplicas.

Buenos Aires aparece por ahora lejos de ese radar, con la mayoría de los gremios alineados con Kicillof en el reclamo de recursos a la Nación y anunciando, por ahora mes a mes, aumentos salariales que intentan acompañar la inflación: 75 por ciento de enero a mayo.

Reclamos de Axel Kicillof

En un contexto de restricción por la decisión del gobierno de Javier Milei de interrumpir el envío de fondos que impactan directamente en los salarios de estatales bonaerenses -como el Fondo de Incentivo Docente (FONID) y el Fondo Compensador que iba para la Policía-, el mandatario bonaerense intenta pilotear la situación paritaria para conservar la paz gremial.

Pero el horizonte plantea algunos interrogantes. Hasta cuándo podrá sostener Buenos Aires con recursos propios esa política es una duda que se instala mes a mes en la provincia. En los últimos encuentros con representantes de los gremios estatales, funcionarios bonaerenses blanquearon esta situación y pronosticaron dificultades. "El medio aguinaldo está garantizado", dicen las dos partes.

Pero la pérdida del salario impacta fuerte y los próximos meses podrían traer un cambio de clima. "No vemos por ahora ninguna situación de desborde gremial", dicen en La Plata, con la intención de elejar fantasmas.

La amenaza que siempre se mantiene latente es la de un reclamo policial, que Kicillof vivió en carne propia. En septiembre de 2020, en plena pandemia, efectivos de La Bonaerense salieron a la calle, rodearon la Gobernación y la Quinta de Olivos para pedir aumentos y mejores condicionales salariales. La respuesta fue política. El ex presidente Alberto Fernández transfirió a Buenos Aires un punto de coparticipación de la Ciudad de Buenos Aires y el gobernador contó con fondos frescos para salir de la crisis.

La relación con los gremios

Nadie ve, por el momento, ningún escenario de conflicto policial que pueda generar una amenaza para la gestión. El martes pasado, con las imágenes de los policías misioneros copando las calles de Posadas, Kicillof anunció el aumento del 7,5 por ciento para los uniformados en el mes de mayo.

Los motivos por los cuales por ahora la chispa Misiones se mantiene lejos de Buenos Aires también son políticas. Desde su llegada a La Plata, Kicillof se encargó de cultivar el vínculo con los gremios estatales, a los que abrió espacios en su gabinete, como el Ministerio de las Mujeres, que conduce Estela Díaz, de la CTA de los Trabajadores. La buena sintonía se mantiene también con UPCN y el resto de los sindicatos que participan de las paritarias estatales y docentes.

La cercanía de Kicillof con las conducciones gremiales también se extendió en los últimos tiempos a la CGT, con la que el gobernador bonaerense marchó el 1 de mayo, especialmente con figuras como Pablo Moyano y Héctor Daer y, aunque con algunos viejos resquemores del pasado, incluso con Andrés Rodríguez, de UPCN.

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