Pesimismo en Wall Street tras el quiebre de las negociaciones entre el Gobierno y los bonistas

Pesimismo en Wall Street tras el quiebre de las negociaciones entre el Gobierno y los bonistas

Wall Street mira a la Argentina con un mayor pesimismo luego del último traspié en las negociaciones entre el Gobierno y los principales acreedores del país por la deuda, un proceso al cual los analistas, ahora, ven más complicado y con menos perspectivas de llegar a buen puerto.

 

Las conversaciones entre la Argentina y los principales acreedores del país llegaron a un punto muerto luego de que el último intento por tejer un acuerdo fracasara, sin llegar a cerrar la brecha que persiste entre las ofertas del Gobierno y las de los fondos. A eso se suman diferencias sobre las protecciones legales en los contratos de los nuevos bonos. La última ronda de negociaciones terminó además con un duro cruce de comunicados : los bonistas acusaron al Gobierno de elegir el default y amenazaron con un juicio, y el Gobierno los acusó de hacer demandas insostenibles.

 

La reacción del mercado, con fuertes caídas en los bonos, daba cuenta de un ánimo alicaído de los inversores hacia la Argentina.

Un informe del banco de inversión Goldman Sachs indicó que "la escalada de tensión no muestra signos favorables para las perspectivas de las negociaciones".

"Dado el progreso logrado en las semanas anteriores y la gravedad de la situación, las partes pueden encontrar una forma de cerrar la brecha de 5 centavos y evitar un incumplimiento desordenado y contencioso, en nuestra opinión, pero los riesgos para este resultado definitivamente han aumentado", señaló el banco.

Pilar Tavella, economista de Barclays, dijo que las declaraciones del Gobierno y el Grupo Ad Hoc, que integran BlackRock, Ashmore, Fidelity y otros 10 fondos, revela que el tono de las negociaciones "ha empeorado ", y además mencionó que el Presidente Alberto Fernández "restó importancia a la importancia de lograr un acuerdo rápidamente", al afirmar que desconoce por qué existe apuro para llegar a un acuerdo.

"Esto podría ser solo un riesgo calculado, pero a medida que las iteraciones de las negociaciones continúan sin una resolución, la probabilidad de que la Argentina llegue a la meta con una negociación integral que no deje rezagos disminuye", afirmó.

Tavella indicó que el acuerdo aún es posible. "El gobierno una vez más mejoró la oferta, y el deterioro del tono del gobierno podría ser solo un riesgo calculado y parte de la narrativa para justificar el acuerdo de deuda con una base de votantes de izquierda. Pero el sentido de urgencia del gobierno para lograr un acuerdo puede haber cambiado en los últimos meses", remarcó. "La moderación y el pragmatismo de la administración Fernández en sus primeros meses en el cargo, que incluyeron la aprobación de un presupuesto fiscalmente conservador, parece haber sido interrumpida", insistió.

Diego Ferro, fundador de M2M Capital, estimó que la saga continuará porque, al fin y al cabo, el Gobierno y los bonistas no están tan lejos de llegar a un acuerdo. "No creo que nadie tenga ganas de hacerle juicio a la Argentina. No tiene mucha lógica hacerle juicio a un país en medio de una pandemia, aunque no digo que no pueda ocurrir", afirmó.

"Esto está manejado mal desde el primer momento, y esta actitud, ahora, es la primera medianamente lógica. No digo que esté bien, pero por lo menos dice 'hasta acá llegué' porque si no, podés seguir negociando hasta el año que viene. El Gobierno está más interesado en llegar a este acuerdo que los bonistas, y la negociación podés hacerla en una o dos semanas. Pero tenés que tener credibilidad", indicó.

Siobham Morden, de Amherst Pierpont Securities, despachó un informe a primera hora titulado: "Argentina: ¿Última oferta?". Morden le dio aire a la posibilidad de que la Argentina ahora "avance con una participación minoritaria con una resolución más lenta de la crisis de la deuda", y, como otros, consideró que las idas y vueltas eran "innecesarias".

"Estas tácticas de negociación de alto riesgo parecen tan innecesarias para un país que podría suavizar algunos cupones residualmente más altos en un programa de repagos más largo", indicó.

Otro informe, de BTG Pactual, dijo que la diferencia entre el Gobierno y los bonistas se había cerrado hasta una diferencia que valuó entre tres y seis dólares, la brecha más chica desde que comenzaron las discusiones. Pero a la vez afirmó que las declaraciones del Gobierno y los bonistas fueron "bastante duras" y que los riesgos, ahora, son más altos.

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