Parrillada y algo más

Parrillada y algo más
Sorpresivamente se presentó el gobernador José Manuel de la Sota en la comida con periodistas que convocó el jueves el flamante ministro de Comunicación, Jorge Lawson, en un hotel del centro de la ciudad.
El encuentro gastronómico reemplazó al más formal, frugal y público brindis de fin de año que suele servirse en la Casa de Gobierno, y que este año se suspendió para evitar comentarios maliciosos sobre festejos, saqueos y saqueados.

De la Sota llegó con ganas de hablar (de hecho, para eso fue; ya se conoce que raramente sale de boca del mandatario algo que no quiera decir, con excepciones notorias pero cada vez menos frecuentes, donde el “José Manuel” deja lugar al “Gallego”) y eso hizo, rodeado de satisfechos (en el sentido digestivo y en el periodístico) trabajadores de prensa que detuvieron sus cubiertos para escuchar lo que el gobernador tenía para decir.

Varias definiciones hubo esa noche, algunas destinadas a dirigentes con nombre y apellido. Por ejemplo, y en relación a la multinacional Monsanto, se quejó de la falta de uniformidad en el criterio radical sobre su radicación en la provincia. Mientras que el intendente de Malvinas Argentinas, Daniel Arzani, apoya la instalación de la planta en su localidad, el riocuartente Juan Jure firmó un decreto prohibiendo hasta un laboratorio de investigación de la empresa. Según el mandatario, le pidió a Ramón Mestre una pizca de coherencia radical, como si el intendente de Córdoba sea el tribunal de alzada de las políticas públicas de cuanto boina blanca haya por estos lares. Otra estocada que traía preparada el gobernador fue contra el difuso sujeto colectivo conocido como “policía acuartelado”. Todavía sin digerir el costo político inmenso que tuvo que pagar por la huelga policial y los posteriores saqueos del 3 y 4 D, dijo que hay demasiados efectivos policiales en Córdoba, en un número proporcionalmente superior a provincia de Buenos Aires, aunque olvidó el pequeño detalle de que la fuerza tuvo un llamativo incremento cuantitativo durantes sus dos primeras gestiones y la de su antecesor y socio político, Juan Schiaretti. Como hace cuando está de buen humor, De la Sota se permitió usar una “mala palabra”, seguramente sabiendo su pragmática juvenil e inofensiva. “Los policías boludean con los celulares en lugar de cuidar a la gente”, señaló, y quién no iba a estar de acuerdo.

Navarreando

En lo que no todos los presentes acordaron (algunos, hay que decirlo, porque no supieron a ciencia cierta de qué se trataba) fue en que lo sucedido el 3 y 4 D fue algo similar al “Navarrazo”, el golpe de estado policial que en 1974 derrocó al gobernador provincial constitucional Ricardo Obregón Cano, y que lleva ese nombre justamente por el apellido del jefe de Policía que encabezó la asonada.

De la Sota aseguró que en aquellas horas de acuartelamiento y saqueos tuvo miedo de que estuviera sucediendo un “Navarrazo”, lo que equivale a afirmar que el ahora ex jefe de la Policía, César Almada, junto al estado mayor de la Jefatura, fueron los responsables de un intento de desestabilización en su contra, o el brazo armado de un golpe de estado que él abortó con el acuerdo salarial. Nadie, hasta lo que se sabe, le preguntó al mandatario si denunció en la Justicia semejante sospecha, si pidió que una investigación sobre el “tropero” Almada, ni tampoco cuál es la hipótesis de su Gobierno con respecto a los autores ideológicos del supuesto Navarrazo, que si dejó un derrocado fue el ánimo y la tolerancia de los cordobeses. Algunos periodistas, perspicaces o más conocedores de la historia reciente, murmuraron que Obregón Cano es un peronista de izquierda, a quien le habían matado el vice, el combativo dirigente de la UTA, Atilio López, y que siendo profundamente desigual el antecedente también lo es el consecuente, por lo que De la Sota debería dormir tranquilo y no seguir intentando comparaciones históricas ni aquí ni en Buenos Aires, que fue donde primero lanzó la teoría del Navarrazo posmoderno.

El PI se despegó y criticó la designación de Milani

Aunque se sabe que a vastos sectores del kirchnerismo cordobés le costó deglutir la designación de César Milani como jefe del Ejército Argentino, por los cuestionamientos que sobre él pesan por su supuesta participación durante la dictadura militar, hasta ahora ninguno de los partidos políticos del Frente para la Victoria ni agrupaciones que integran Unidos y Organizados, habían hecho comentario (público) alguno. Sin embargo, en las últimas horas, el Partido Intransigente sentó posición sobre el asunto y expresó, a través de un comunicado de prensa, su “malestar y profundo rechazo” al ascenso de Milani, porque el teniente general “se encuentra investigado por la Justicia por graves acusaciones en su contra por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura militar”. En ese sentido, el PI, un histórico aliado del kirchnerismo, se alineó al Cels y a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, que reclaman “una profunda investigación” sobre el militar.

¿Schiarettistas en fuga?

La decisión comunicada por Juan Schiaretti de no presentarse como candidato a gobernador en 2015, ni tampoco a intendente, habría caído como un misil en el seno del bloque que conduce su esposa Alejandra Vigo. Según comentarios del fin de semana, ya hay varios integrantes de la bancada de Unión por Córdoba (UPC) en el Concejo Deliberante que estarían oteando nuevos horizontes dentro del mismo peronismo. Hasta ahora no se produjo ninguna deserción, pero se aguardan los próximos pasos que darían Claudia Martínez, Carlín Mercado o Eduardo Serrano. No sería el caso de Héctor Lobo, que seguiría en la estructura “schiarettista”, o de Héctor Campana que nunca adhirió a la conducción de Vigo. Según el mismo rumor, algunos estarían buscando abrevar otra vez en el “delasotismo”, mientras otros miran para lado del Frente para la Victoria, con miras a 2015. El verano, por de pronto, paralizará estos movimientos, que se descongelarían en marzo, no bien comience la actividad en el Concejo y la sesión preparatoria donde se designarán las autoridades.

Cambios y líos en la Municipalidad

En el Palacio 6 de Julio esperan más cambios a nivel de directores en las áreas de Inspección que depende del flamante funcionario, José Fernández, y en Desarrollo Social bajo la batuta de Facundo Cortés Olmedo. No obstante, estos cambios no se sabe cuándo serán anunciados, ya que a partir de hoy el intendente Ramón Mestre entra de licencia dejando en el cargo a Marcelo Cossar. Mientras tanto, las relaciones con el Suoem no están muy tranquilas. Desde el sindicato indicaron que el viernes se reunieron con Sergio Torres, quien los atendió en el mismo despacho de cuando era Secretario General, aunque dijo que ya no estaba más en el cargo. “Deberán reunirse con (Alberto) Giménez”, indicó la fuente. Lo raro es que Giménez asumió el jueves, y el viernes seguía Torres en su despacho. El problema que tiene la Municipalidad con el Suoem es concretamente con la Escuela de Tránsito que es la que da el carnet profesional a taxistas y remiseros, el Hogar Padre Lamónaca y Turismo. El retraso en entregar las licencias profesionales está causando algunos inconvenientes debido a que los conductores de taxis y remises que no tengan el carné no podrán trabajar para las fiestas, que es justo el momento que más demanda tiene el servicio. Y la medida podría endurecerse esta semana e incluir a Tránsito y Transporte del cuarto piso del Palacio.

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