Este es un modelo circular que intenta reducir los niveles de enterramiento de residuos en el botadero Doña Juana, con el fin de aprovechar los desperdicios orgánicos, plásticos y materiales de construcción y demolición.

“Cambiar a este modelo significa que todo puede ser reciclable y reutilizable. Tenemos que migrar a este proyecto”, manifestó Luz Amanda Camacho, directora de la UAESP.

De 6.200 toneladas de residuos que llegan al botadero, solamente se están aprovechando 1.200. Por esta razón, se implementarán plantas de tratamiento para los materiales orgánicos: así podrán usarse en técnicas como compostaje, lombricultura, biogás y silos.

Además, habrá centros especializados para plástico.

“La conciencia debe empezar por saber qué compramos y qué consumimos. Adicionalmente, saber los empresarios y los industriales cómo producen y cómo podemos reducir la producción de plástico. Esta es una gran oportunidad para que esos plásticos puedan ser transformados”, sostuvo la secretaria de Hábitat, Nadya Rangel.

Los residuos de construcción y demolición serán procesados en centros de tratamiento y aprovechamiento para obtener arena, gravilla, entre otros materiales.

Asimismo, la ciudadanía podrá conocer la cantidad y tipos de residuos sólidos que se generan en la capital, cuánto material es aprovechado y cuánto se entierra en el botadero de Doña Juana por medio del Observatorio de Residuos, una herramienta online disponible en la página web de la UAESP.