La nueva normalidad de la era Milei: una economía estancada con un solo motor, el financiero

La nueva normalidad de la era Milei: una economía estancada con un solo motor, el financiero

La actividad volvió a mostrar cifras positivas y el Gobierno celebró, aunque el aparato productivo se contrae y el empleo formal se derrumba. La expansión financiera y extractiva sostiene el promedio, pero no alcanza para revertir el cuadro: en 2026 el estancamiento se consolidaría como la nueva normalidad.

Por

Eugenia Rodríguez

 

El Gobierno celebró el dato. “Tremendo”, destacó el ministro de Economía, Luis Caputo, después de que el INDEC informara que la actividad económica creció 0,5% en septiembre y 5,0% interanual. Pero detrás del número que evitó, por poco, una recesión técnica, se consolida un fenómeno que ya atraviesa toda la economía: el estancamiento como nueva normalidad.

Desde hace meses el nivel de actividad está amesetado, con un consumo masivo que sigue en retroceso, salarios planchados, destrucción de empleo formal y una industria y construcción que continúan en caída. La paradoja es evidente: ¿cómo puede “dar positivo” la economía cuando se derrumba todo lo que sostiene al mercado interno? La respuesta está en la fuerte heterogeneidad sectorial y en un único motor que mantiene a flote el promedio: más del 65% del crecimiento del EMAE proviene de Impuestos e Intermediación Financiera, dos sectores que no crean empleo y que compensan la profunda caída del aparato productivo. Los sectores de mayor intensidad laboral -Industria, Construcción, Comercio- siguen en terreno negativo. Esa composición explica por qué, aun con crecimiento, la economía no genera empleo y se profundiza la destrucción de empresas.

De cara a 2026, el panorama no cambia: sin recuperación del consumo, con la presión de las importaciones y un modelo cada vez más orientado a la exportación, las consultoras coinciden en que el estancamiento seguirá siendo la regla, no la excepción.

 

La nueva “normalidad”

La economía volvió a mostrar crecimiento en septiembre: 0,5% mensual y 5% interanual, según el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) del INDEC. El dato le permitió al Gobierno nacional celebrar que evitó la recesión. Sin embargo, lejos de señalar una recuperación, la cifra confirma la instalación de una tendencia que ya atraviesa buena parte del 2025: una economía que no cae, pero tampoco avanza, sostenida en pocos sectores ganadores mientras el resto se hunde.

El contraste es marcado: el consumo masivo continúa deteriorándose, los salarios siguen estancados, el empleo formal perdió más de 220.000 puestos desde la llegada de La Libertad Avanza; la industria opera en niveles similares a la pandemia; y la construcción está paralizada. Aún así, el indicador de actividad muestra crecimiento. ¿Cómo se explica? En contrapartida a estos números, se observa un crecimiento exponencial del sector de Intermediación Financiera, que compensa el desempeño del resto.

 

“El análisis sectorial muestra que el desempeño de septiembre se explica principalmente por la contribución de los últimos meses en el sector Intermediación Financiera (gran parte por aumento de los servicios de intermediación asociados al crecimiento de préstamos y depósitos, tanto en bancos públicos como privados y por comisiones bancarias). Otro de los subsectores que crecieron fueron los agentes y sociedades de bolsa por el incremento en el volumen negociado de los títulos públicos”, señaló un comunicado del propio INDEC ante las dudas que disparó la corrección de los valores de meses previos. 

¿Cómo evolucionaron las variables de la demanda agregada? Las cifras de consumo masivo muestran un sostenido deterioro. El último dato oficial disponible indicó que, en el noveno mes del año, las ventas en Supermercados y en Autoservicios y Mayoristas coincidieron en una merma interanual (-0,8% y -13,1%, en cada caso), a la vez que también retrocedieron respecto del lapso previo (-0,2% y -5,2%, respectivamente). A su vez, las ventas minoristas pymes registraron una baja de 4,2% con octubre 2024, según CAME. En base a relevamientos privados, para el décimo mes del año se anticipó una contracción  (-5,1% acumulado en supermercados y -0,5% en Autoservicios independientes, según Scentia). 

Por su parte, también se observa un claro retroceso en términos de empleo. En lo que va de la gestión de La Libertad Avanza (LLA) se perdieron más de 220.000 puestos asalariados registrados, con particular destrucción en el sector privado (-138.000). A nivel provincial solo dos provincias tuvieron un desempeño positivo respecto de dos años atrás (Neuquén: +2,9% y Mendoza: +1,4%). De hecho, en el país hay 19.164 empresas registradas menos. Las jurisdicciones más damnificadas son aquellas con un alto componente industrial como Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. 

De acuerdo a las estimaciones del Centro de Estudios Económicos de la Unión Industrial Argentina (CEU-UIA) se prevé para octubre una baja de la actividad industrial en torno al 2% interanual. Particularmente la construcción continúa siendo uno de los sectores más afectados (-20% vs. 2023). “La actividad industrial aún se encuentra estancada (en los mismos niveles del cuarto trimestre 2024 y en torno a un 10% por debajo de 2022 y 2023), con sólo dos sectores recuperándose respecto del mismo periodo acumulado de 2022 -refinación de petróleo y la producción de motos-”, especificaron.  Así como avanza la destrucción de empleo formal, los ingresos están en un momento crítico. En el sector privado registrado los salarios se estancaron en un nivel cercano al de noviembre 2023 -nivel históricamente bajo- mientras que en el sector público se advierte una caída cercana al 15%. 

¿Cómo se explica entonces la mejora económica? La clave está en la composición: más del 65% del crecimiento del EMAE proviene de Impuestos e Intermediación Financiera, dos sectores que no crean empleo y que compensan la profunda caída del aparato productivo. Los sectores de mayor intensidad laboral siguen en terreno negativo, mientras que las ganancias se concentran en petróleo, minería, servicios financieros y ramas exportadoras. 

“Sacando intermediación financiera e Impuestos netos de subsidios, la actividad económica estaría en los mismos niveles de noviembre de 2023”, señaló un informe de la consultora C-P que analizó el impacto en la actividad si se excluyen ambos sectores. El crecimiento interanual sería de 2,2% (casi 3 puntos menos que el resultado actual). 

 

 

Según detallaron, el 63% de Intermediación Financiera depende de Servicios de Intermediación Financiera Medidos Indirectamente (SIFMI) que “podría mostrar un crecimiento aún en un contexto de caída del crédito, producto de un aumento del spread entre la tasa de referencia y la tasa pasiva”. De acuerdo con las estadísticas elaboradas por el centro de estudios que dirigen los economistas Pablo Moldovan y Federico Pastrana, los sectores que más crecieron desde que Milei es presidente fueron Finanzas (+40,6% vs. nov/23), Petróleo y minería (+15,2%) y Hoteles y Restaurantes (+13,9%) e Impuestos (+11,7%). En contraste, los más afectados por la política económica actual fueron Construcción (-11,8%), Industria (-4,3%) y Administración Pública (-2,4%) y Comercio (-2,3%). Lo anterior evidencia el elevado grado de heterogeneidad de la economía y la poca representación del promedio en este escenario.

De hecho, el economista y ex asesor de Milei, Carlos Rodríguez, coincidió en que “los datos del INDEC demuestran que los sectores básicos de la economía- Comercio, Industria y Construcción- están retrasados respecto del promedio (EMAE) y el sector más favorecido es la Actividad Financiera”, según publicó en la red social “X”.

 

 

“Hay sectores intensivos en mano de obra que siguen sin levantar vuelo. La construcción y la industria manufacturera tienen fuertes caídas si comparamos con noviembre de 2023 (-19,9% y -4,4% respectivamente)”, indicó por su lado Matías Barroetaveña, legislador y director del Centro de Estudios Metropolitanos (CEM). Asimismo, alertó que la capacidad instalada de la industria manufacturera en septiembre (61,1%) se ubicó en un nivel similar a septiembre de 2020, en plena pandemia (60,8%). De ahí la paradoja: la economía crece, pero el empleo formal cae. 

 

Qué puede pasar el próximo año

En este panorama, el 2026 aparece sin motores suficientes: sin recuperación del consumo, con importaciones presionando y un modelo cada vez más orientado a exportar y comercializar, las consultoras coinciden en que el estancamiento será la regla. 

“Habrá que ver si hay lugar para un aumento del consumo vía crédito, como ocurrió a fines de 2024. No obstante, el nivel de endeudamiento y morosidad de los créditos, y las tasas de interés todavía en niveles elevados no permiten pensar que se pueda repetir esa experiencia de fines de 2024 en los próximos meses”, señalaron desde el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO) y agregaron “tampoco vemos grandes cambios en el gasto público que, Presupuesto 2026 mediante, seguirá con signos de ajuste. Además, la inversión que no parece reaccionar más allá de los sectores con potencial exportador, ligados a los recursos naturales”.

Para los economistas, el único motor con signos de crecimiento son las exportaciones. Sin embargo, “dadas las características de la Argentina, donde más del 70% de la actividad económica se concentra en el mercado interno, un aumento de las exportaciones no parece ser suficiente para traccionar el resto de la economía”. De esa manera, “durante 2026 el estancamiento será la nueva normalidad”, sentenciaron.

De acuerdo con la consultora Equilibra el nivel de actividad se habría mantenido en octubre sin cambios en términos mensuales, marcando una desaceleración respecto de la leve suba de septiembre. Por su lado, según el Índice General de Actividad (IGA) elaborado por Orlando J. Ferreres, el nivel general registró en dicho mes un crecimiento de 0,7% siendo, otra vez, la intermediación financiera el sector que lideró la expansión. 

Así las cosas, el resultado es un país con dos velocidades: un país productivo que retrocede y un país financiero que avanza, suficiente para maquillar el promedio, pero insuficiente para impulsar una recuperación real.

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