Mientras se celebran cuatro siglos del primer embarque con valor agregado, hoy las fábricas sobreviven con niveles debajo del 2023. Las pymes denuncian que la decisión del gobierno de Milei de abrir indiscriminadamente las importaciones es “criminal” y alertan sobre una destrucción masiva de empleo.
Por
Eugenia Rodríguez
Esta semana, la industria nacional celebra que hace cuatro siglos atrás se realizaba el primer envío al exterior de un producto argentino con valor agregado. Sin embargo, en el presente, el sector que sufre de lleno los resultados de un plan económico atado a la primarización de la economía, la apertura desregulada de importaciones y el fuerte deterioro del poder de compra de los ingresos: el nivel de actividad todavía se ubica por detrás de noviembre 2023 -antes del inicio del gobierno de Javier Milei-, con gran parte de las actividades con más de la mitad de sus recursos ociosos, mientras la apertura importadora desregulada golpea a la producción local. Ya se registra la destrucción de alrededor de 185.000 puestos registrados, de los cuales unos 40.000 son industriales. Todo esto hace que la mayoría de las empresas sean pesimistas sobre su futuro.
Los números son poco alentadores: la producción local se encareció por la apreciación cambiaria y enfrenta un mercado interno que no se recupera por la decisión oficial de "pisar" las paritarias. “Las firmas pyme que aún sobreviven, promedian un 35% por debajo del 2023 y corren riesgo muchos puestos de trabajo”, alertaron fuentes del sector a este medio y agregaron: “Abrir indiscriminadamente las importaciones es criminal”.
Con una excesiva capacidad ociosa y sin dinamismo en la inversión, la crisis de la industria manufacturera pone en jaque la actividad y el empleo nacional (20% de los asalariados) y agrava un camino de creciente incertidumbre para lo que resta del año, a la vez que afecta a otras empresas comerciales y de servicios que se desarrollan alrededor de la industria. Asimismo, la situación reciente empeoró por el deterioro de las condiciones de acceso al crédito, con super tasas convalidadas por el gobierno libertario que encarecieron el financiamiento.
Radiografía de la industria nacional
Ningún país del mundo logró desarrollarse sin industria, pero además la destrucción del aparato productivo no implica solamente estancarse en el corto plazo sino retroceder unos cuantos casilleros, muchas veces difíciles de revertir. Los datos muestran que, en el segundo año del Día de la Industria bajo el gobierno libertario, las empresas tienen poco que festejar y, por el contrario, temen no resistir la crisis. Esto no es menor si se considera que en Argentina la industria tiene un peso significativo en el PBI, explicando el 19% del Producto, por arriba del agro (7%), el petróleo y la minería (5%).
Los últimos datos publicados por el Índice de Producción Industrial (IPI-INDEC) mostraron para junio de este año una caída mensual en la serie desestacionalizada del 1,2% (tres bajas en seis meses del año). Comparado con igual mes de un año atrás, el indicador se ubicó 9,3% por arriba, aunque hay que considerar que compara contra un nivel bajo para la serie histórica (en jun/24 se había contraído 20,3%). De hecho, si bien en el acumulado del primer semestre de este año el IPI creció 7,5%, todavía se ubica por detrás del noviembre 2023, antes del inicio del gobierno de Javier Milei (-1,8%, s/e).
Asimismo, datos anticipados a julio no evidencian aún una tendencia sostenida al alza: el sector automotor se contrajo (-9,8% mensual) debido una baja en las exportaciones y ajustes por recesos de plantas, así como también presentó una baja el patentamiento de maquinaria industrial (-4,8% mensual), en tanto que el índice Construya/ventas construcción también retrocedió (-0,5%). Por otra parte, el índice de actividad industrial que releva la consultora Orlando J. Ferreres indicó que “la industria anotó el séptimo mes una baja de 0,8% mensual en la medición desestacionalizada, encadenando la segunda baja de forma consecutiva, y quedando 4,1% por debajo del nivel que tenía en diciembre pasado. La variación interanual también resultó negativa, en parte porque en julio de 2024 la industria mostró un importante rebote, y la comparación ya no la estamos haciendo contra los meses malos de 2024”, detallaron.
Según la Encuesta de Indicadores laborales que presenta la Unión Industrial Argentina (UIA), la industria promedió una caída de 1.500 empleos por mes en el último trimestre, con una baja acumulada de 38.000 empleos desde agosto de 2023. “La heterogénea recuperación iniciada el año pasado está mostrando cierto amesetamiento en los últimos 5 meses”, señalaron y agregaron que “las expectativas netas (diferencia entre porcentaje de empresas que espera subas menos las que esperan caídas) se ubicaron en terreno negativo tanto respecto de la cantidad de horas (-11,3) como en el caso de la dotación (-20,3)”. Al comparar históricamente, el empleo industrial cuenta con 105.762 trabajadores menos (-8,4%) que en el máximo de octubre de 2013.
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La capacidad instalada de la industria, en tanto, se ubicó en junio en 58,8% (+4,3 puntos vs. jun/24; aunque entonces había evidenciado el menor nivel de los últimos nueve años; salvo en 2020 por la crisis de pandemia). De hecho, en la actualidad el indicador se ubicó 9,8 puntos detrás de junio del 2023, lo que representa el tercer peor registro para ese mes de la serie que comienza en 2016. Esta contracción comparada con antes del inicio del gobierno de La Libertad Avanza (LLA) se observa en casi todos los sectores y los más afectados por el alto nivel de recursos ociosos son: Productos de tabaco (-16,6 puntos vs. jun/23), Productos Minerales no metálicos (-19,3 puntos); Industria automotriz (-12,9 puntos), Productos de caucho y plástico (-13,7 puntos), Metalmecánica excluida industria automotriz (14,2 puntos) Productos textiles (-14 puntos), y Sustancias y productos químicos (-10,7 puntos). Solo Refinación de petróleo se ubicó levemente por arriba (+0,6 puntos).
Sobre el panorama general de la actividad, Julián Moreno, presidente de la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (APYME), dijo a este portal que “la producción local está encarecida por la apreciación cambiaria y, por lo tanto, muy vulnerable a la importación, en tanto que el mercado interno se está desmoronando”. Para el industrial, “las firmas pyme que aún sobreviven, promedian un 35% por debajo del 2023 y corren riesgo muchos puestos de trabajo”.
De acuerdo con el Encuesta Coyuntural de la Fundación Observatorio PyME, en la Argentina actual, 7 de cada 10 empresas pymes aseguran que su nivel productivo se mantiene sin cambios o directamente en baja y, como resultado, el empleo aparece como la principal variable de ajuste al punto de que ya lleva nueve trimestres consecutivos en baja (-4,7% caída promedio interanual). En detalle la cantidad de puestos de trabajo registrados cayó para el 25% de las empresas y, de hecho, en algunos sectores el porcentaje escaló al 40% (Textiles, prendas de vestir, productos de cuero y calzado), según el relevamiento que incluye a unas 500 firmas.
El informe planteó también que “se agudiza la tensión en los precios, costos y rentabilidad”. De esa manera, los precios y las ventas “corren por debajo de los costos” y, en relación, “el 67% enfoca su estrategia en la reducción de costos (personal, importación de insumos, etc)”, así como casi la mitad (48%) se sostiene en base a deudas. De hecho, uno de los grandes problemas que enfrentan hoy las pequeñas y medianas empresas del país es el alto nivel de endeudamiento. “En estas últimas semanas el incremento de tasas generó un freno muy brusco. Los clientes empezaron a estirar la cadena de pagos de manera escandalosa y la inversión se detuvo completamente. Si esta situación se prolonga más allá de las elecciones, muchos no llegaremos a fin de año”, alertó a El Destape el referente de APYME.
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Se suma que de las empresas constituidas como micro y pequeñas firmas apenas el 33% accedió a financiamiento en el último semestre. Entre los principales obstáculos, el 50% de los casos mencionó “requisitos demasiado exigentes para ser cumplimentados”, según los resultados de la encuesta del Indicador de Competitividad y Acceso al Financiamiento (ICAF) que realiza la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME).
Golpe al mercado interno
Según los últimos datos de Situación y evolución del Trabajo Registrado (SIPA) de la Secretaría de Trabajo Nacional, el empleo asalariado evidenció, a mayo de este año, una caída en torno a los 185.000 puestos contra noviembre del 2023, antes del cambio de gestión. A contramano el monotributo, se expandió considerablemente (+112.000 trabajadores). En tanto, el empleo en la industria manufacturera viene en caída libre desde hace siete meses y ya perdió casi 40.000 trabajadores, con un derrotero a la baja que al momento parece no encontrar piso.
Sobre ello, Moreno amplió que “el mercado interno no sólo no repunta porque los salarios no recuperan lo perdido, sino que sigue cayendo y esto es grave porque, además, hay una voluntad manifiesta de que las paritarias no superen a la inflación”. "Tenemos un consumo muy diferenciado entre los sectores de alto poder adquisitivo, que aumentaron su demanda -principalmente automóviles y viajes al exterior- y el resto de los sectores medios y bajos, que cada vez consumen menos”, analizó.
Desde el Observatorio IPA relevan mensualmente la situación del segmento pyme en el país y señalaron que “en abril de este año el número de empresas volvió a ubicarse nuevamente por debajo del umbral simbólico de las 500.000. Esta cifra no solo representa una caída interanual (-7.697 empresas) sino que también consolida una tendencia regresiva particularmente aguda entre las PyMEs”. La situación no solo afecta a las pequeñas industrias: un ejemplo reciente es la siderúrgica Acindar (grupo multinacional ArcelorMittal) que paralizó -desde fines de agosto- la actividad en el área de laminados y en la acería de su planta de Villa Constitución, Santa Fe. Producto de la medida, más de 500 trabajadores fueron suspendidos, cobrando el 75% de su salario.
Por otro lado, en materia de comercio exterior también se presenta un panorama preocupante: si bien las exportaciones crecieron 7,5% interanual en julio, las importaciones se dispararon un 17,7%, reduciendo el superávit a USD 988 millones, la mitad del registrado un año atrás. “El desequilibrio comercial es un signo claro de la fragilidad estructural que afecta la balanza externa y comienza a limitar el margen de maniobra para el sostenimiento macroeconómico”, agregaron desde IPA.
Además de la fuerte caída en la demanda, las empresas declaran que algunos clientes han optado por reemplazar sus productos por otros de origen importado. Datos del Observatorio Pyme evidencian que “la amenaza importadora subió al 45% y las empresas con pérdida de mercado a manos de importadores aumentaron al 33%; máximos en la serie”. La economía transita una mayor desregulación del comercio exterior que impacta directamente en la producción nacional al promover la entrada de productos terminados, así como la sustitución de proveedores locales por externos. “La apertura convive con incentivos a la importación (rebajas impositivas y arancelarias) y ausencia de medidas análogas que promuevan la producción local, lo que podría además deteriorar la balanza comercial”, advirtieron.
“En un país como el nuestro, de desarrollo medio y con un tipo de cambio sobrevaluado, abrir indiscriminadamente las importaciones, es criminal. La industria nacional emplea de manera directa aproximadamente al 19% de los trabajadores privados y estas políticas ponen en riesgo a ese porcentaje de la población y a todas las empresas comerciales y de servicios que vienen alrededor de la industria”, consideraron desde APYME y agregaron: “Las únicas importaciones que creemos deberíamos aceptar son las de insumos difundidos, dado que en nuestro país se manejan monopólicamente”.
Al impacto de la apertura importadora en la producción nacional se suman medidas como el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) que fijó beneficios cambiarios, tributarios y comerciales más que generosos pero que, a un año de su puesta en marcha, dejó “resultados que distan de las expectativas iniciales”, según un relevamiento reciente del Observatorio del RIGI. Hasta el momento se presentaron 19 solicitudes de adhesión al régimen, de las cuales solo 7 fueron aprobadas mientras que una fue rechazada y el resto continúa en evaluación.
“Las inversiones más significativas, en términos de volumen de divisas, se concentran en actividades primario-extractivas, especialmente en proyectos destinados a expandir las exportaciones de Vaca Muerta en proyectos mineros de cobre, oro y litio”, explicaron y advirtieron por “la ausencia de mecanismos de rendición de cuentas y la criminalización de comunidades locales que configuran un escenario especialmente preocupante en proyectos extractivos que se extienden por tres décadas”. “Tampoco se cumple la eterna promesa del empleo local ya que incluso en las proyecciones más optimistas publicadas por el gobierno, las inversiones aprobadas prevén la creación de poco más de mil empleos directos”, concluyeron.
Pocas expectativas a futuro
Desde la consultora de Orlando J. Ferreres consideraron que “hacia adelante prima la incertidumbre sobre la evolución que presentará la industria en lo que queda del año". En esa línea, “el contexto ha empeorado por el deterioro de las condiciones de acceso al crédito, la mayor exposición a la competencia de productos importados, y el menor consumo” todo lo que aparece como "las principales amenazas para la marcha del sector manufacturero”.
Por otra parte, desde APYME plantearon que, en el escenario actual, las pymes necesitan “medidas de emergencia que eviten que más unidades productivas caigan producto de este modelo económico". "Existe un proyecto de Ley de Emergencia Pyme con dictamen de la comisión Pyme, que debe tratarse con urgencia ya que contiene una batería de medidas paliativas”, indicaron y agregaron: "Si pretendemos que las pymes recuperen su protagonismo en el PBI del país y en la generación de empleo digno, debemos cambiar el rumbo del plan económico actual”.
Por último, según los datos relevados de la Encuesta de Producción Industrial del INDEC en torno a las expectativas para los tres meses siguientes (julio–septiembre), tan solo 23,3% de los industriales consultados espera que la situación mejore; mientras que el 76,7% restante considera que no variará o que podría empeorar en los próximos meses.
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