Massa y la complicada "foto" con el Papa

Massa y la complicada "foto" con el Papa
El diputado nacional del Frente Renovador quiere conseguir su fotografía con Francisco, sin embargo aún no ha podido lograr el objetivo. Qué hay detrás de esta imagen
Un álbum de mil páginas podría llenarse con las fotos de argentinos con el Papa Francisco. En ninguna hoja aparecería la de Sergio Massa. El diputado buscó el encuentro, y antes del ocaso de 2014 viajó a Europa con esa intención, pero el jefe de la Iglesia Católica le hizo una finta.

La fallida audiencia fue la confirmación de que el Papa no se la hará fácil, como no se la hizo fácil Massa cuando era jefe de Gabinete y Jorge Bergoglio ocupaba el Episcopado. Un par de episodios llevaron al ahora Sumo Pontífice a pensar que Massa fue el responsable de terminar de dinamitar la relación entre él y el Poder Ejecutivo cuando el gobierno de Cristina Fernández transitaba sus primeros días.

Un papel fundamental en el entramado de esta historia tiene el empresario Jorge O´Reilly, a quien Massa llevó a trabajar con él en el gabinete y a quien se endilga la mayor responsabilidad en una maniobra que el Gobierno y la ultraderecha de la Iglesia encararon para sacar del medio a Bergoglio, allá por 2008.

¿Podrá mejorar esa situación, y Massa tener una foto tan deseada y que aparece a esta altura como clave para cualquier candidato? En el massismo, donde inquieta la demora, confían en cerrar pronto el encuentro. Paradójicamente, a quien se le atribuye la responsabilidad de haber cerrado la puerta de la relación ahora sería el dueño de la llave para abrirla. O’Reilly fue a visitar al Papa el 20 de marzo. ¿Fue el approach para lograr el objetivo? ¿Massa mandó a O’Reilly a reconstruir lo que se afirma que destruyó? El empresario sólo puso en su cuenta de Twitter la foto con Francisco, y dejó abierta las suspicacias.

Se sabe, no obstante, que las relaciones con la extrema derecha de la Iglesia y la pertenencia al Opus Dei de O´Reilly, más la cercanía con el sector conservador que Massa supo construir, es un combo poco agradable al pensamiento de Bergoglio.

La historia

“Muchas veces algunos pillos usan al periodismo para armar una historia falsa, y a veces el tiempo los desenmascara”, fue el último tuit de O´Reilly. El empresario inmobiliario que gusta poner a sus countries el nombre de santos, se refiere a la historia creada alrededor del quiebre de la relación entre los Kirchner y Bergoglio.

Esa historia indica que recién llegado Massa a la jefatura de Gabinete, y designado O´Reilly como asesor ad honórem, éste tuvo una activa participación en la jugada para correr al presidente del Episcopado y canalizar las relaciones entre el Gobierno y la santa sede por otro lado.

O´Reilly, quien en algún momento sonó como posible embajador en el Vaticano antes del arribo de Juan Pablo Cafiero, tenía buena llegada a Adriano Bernardini, el entonces Nuncio Apostólico, quien nun-ca tuvo buena relación con Bergoglio.

Se atribuye a ambos la maniobra para correr a Bergoglio, e incluso desplazarlo del Episcopado. En tiempos del papado de Benedicto XVI, el Vaticano pretendió darle una matriz más conservadora a la Iglesia argentina. La intención era llevar a Bergoglio a la sede en Roma, y entronar en Bue-nos Aires a el titular de la diócesis Zárate-Campana, Oscar Sarlinga.

Detrás de la jugada estaba el grupo político cercano a Massa; el arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, y el de Rosario, José Luis Mollaghan, quienes, a través de “Cacho” Caselli, tenían la llave para llegar hasta Angelo Sodano, elector de obispos de todo el mundo y adepto al conservadurismo católico.

Bergoglio zafó de aquella maniobra. Algunos dicen que, pese a ser Papa, no olvida las traiciones, y le costará perdonar. Massa espera que el cambio experimentado por Francisco hacia el Gobierno nacional también opere para él.

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