Una jornada maratónica marcada por diálogos, diferencias por los pisos y un comunicado que anticipa una interna feroz

Una jornada maratónica marcada por diálogos, diferencias por los pisos y un comunicado que anticipa una interna feroz

Máximo Kirchner quería fijar la base para integrar las listas en el 40% de los votos de la coalición, pero se negoció que sea del 30%; el comunicado que nadie esperaba, y el nuevo nombre de la alianza

Por: Maia Jastreblansk y Cecilia Devanna.

Un comunicado de tres páginas del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires, bajo la órbita de Máximo Kirchner, bastó para dinamitar el clima de concordia que se buscaba instalar. En el ocaso de un día en el que las negociaciones de forma personal, telefónica o virtual para cerrar alianzas de cara a las próximas elecciones fueron permanentes, la misiva apuntó directamente a Daniel Scioli y Alberto Fernández, con durísimas críticas a ambos.

Tras idas y vueltas, todo indica que finalmente habrá PASO, como buscaban Scioli y Fernández, pero también que lo sucedido hoy augura una interna feroz. Tanto o más que lo que se vivió hasta ahora internamente en el propio oficialismo. Con nuevo nombre del espacio, que dejó ser el Frente de Todos para pasar a ser Unión por la Patria, lo que esta en juego es la continuidad o no de un proyecto que nació en 2019 y trocó rápidamente en una convivencia convulsa. El cambio, una formalidad que busca despegarlo de la gestión de Fernández, es visto apenas como un detalla de cara a la munición que se tiraron y tirarán dentro de la coalición sus propios integrantes.

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En lo formal, el reglamento quedó establecido en que el piso para la minoría será del 30% de los votos válidos de la interna, ingresando en la lista de diputados en los puestos 4, 9, 12 y, en el mejor aunque poco probable de los casos, el 17. El punto marca una diferencia sustancial con lo que se buscaba inicialmente. El piso histórico del Partido Justicialista fue del 25% y el kirchnerismo pensó hasta en un 40% para complicar los planes de Scioli, con el ingreso de diputados de la minoría a partir del puesto 10, lo que finalmente no fungió.

En las horas previas distintos actores del oficialismo transmitían que el clima de negociación era bueno, de concordia, con una primera reunión en la primera parte del día entre Máximo Kirchner y Alberto Pérez, en representación del sciolismo. Luego, cuentan, se mantuvieron en contacto durante el resto del día.

La principal molestia pasaba desde las filas del kirchnerismo por la amenaza por parte del sciolismo de la judicialización ante la posibilidad de que se terminara imponiendo el 40%. Entendían que “la paz” estaba de parte de ellos, pero entendían que lo que se planteaba era una papelón. “Una cosa es la voluntad y otra la responsabilidad. Ellos venían victimizándose y amagando con ir a la justicia y no podía terminar así. Primó la responsabilidad”, decían cerca de Máximo Kirchner.

Sobre eso versó precisamente el comunicado del anochecer de este miércoles. “Ojalá hubieran puesto la misma dedicación y esfuerzo en recuperar el poder adquisitivo de ciudadanos y ciudadanas, en la administración de las reservas del Banco Central de la República Argentina, o en el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional”, sostuvo el comunicado, separándose una vez más en lo discursivo, como si en la práctica no fueran parte del gobierno del Frente de Todos.

Cerca del embajador en Brasil enfocaban las miradas en La Cámpora, por el origen del comunicado en el PJ Bonaerense, liderado por el legislador santacruceño. “El comunicado vino de ellos. Hasta último momento todo fue bien, en buenos términos, después insultaron en público desde el PJ de la provincia, que no es representativo, pero en todo momento todo fue bien y terminaron aceptando”, aseguraban.

Lo sucedido fue el corolario de una previa en la que tanto desde el kirchnerismo como el massismo se quiso desalentar las PASO y evitar ceder lugares en las listas. Si bien en La Cámpora aseguraban que no había voluntad de bloquear la candidatura de Scioli, sí reconocían que buscaban fijar requisitos exigentes.

La previa de una jornada agitada en la previa a las definiciones

Máximo Kirchner anoche se había comunicado con Juan Manuel Olmos para decirle que el partido ParTE, el sello creado por Alberto Fernández en 2012 y que ahora promueve la candidatura de Scioli, estaba invitado a participar del cónclave en Matheu. Esta mañana, en tanto, el fundador de La Cámpora mantuvo su reunión a solas con Pérez.

El punto más sensible de la negociación siempre fue representación de las minorías. Hasta esta mañana, la intención de Máximo Kirchner y Massa era fijar el piso del 40% y que la lista perdedora se integre a la nómina de diputados nacionales por la provincia de Buenos Aires recién en el décimo puesto. Un importante colaborador de La Cámpora apuntó a LA NACION: “El Congreso que se viene tiene que ser potente, no puede entrar cualquiera a la nómina definitiva”.

En el campamento de Scioli y de Victoria Tolosa Paz, que quiere ser candidata a gobernadora bonaerense, querían fijar el piso en el 25% y apelar al sistema D’Hondt para la integración de las listas.

Entrada la tarde, en la sede de Matheu del PJ primaba una postura más salomónica, con un piso alrededor del 33%, con un sistema de dos variables: si la lista que salía segunda obtiene hasta el 39% de los votos del frente, habría un tipo de integración, mientras que en el caso de que la lista perdedora consiga más del 40% de los votos de la alianza, habría una distribución más beneficiosa para los derrotados en la PASO. Todo se seguía pulseando pasadas las 18, con el reloj corriendo hasta la hora límite y con el frente opositor Juntos por el Cambio, con su alianza resuelta. Luego llegaría el acuerdo y el comunicado.

En el medio, Gildo Insfrán, presidente del Congreso del PJ y quien tiene formalmente la lapicera para anotar a la alianza, recibió en Matheu a los representantes de los partidos de la alianza. Entre otros, circularon por allí Claudio Ferreño (ParTE), Carlos Castagneto (Kolina) y Diana Conti (Partido de la Victoria).

Los principales titulares de los partidos chicos entendían que el kirchnerismo y el massismo, en matrimonio político, pretendían hacer muy empinado el camino a Scioli y a los otros aspirantes a candidatos presidenciales que piden una PASO. “Se busca una candidatura única y, si no, a lo sumo dos fórmulas. No va a poder anotarse cualquiera”, dijo a LA NACION un importante referente K que, por sus contactos telefónicos de las últimas horas, percibe la línea que se está definiendo en la cúpula.

La voz más resonante fue, esta mañana, la de Aníbal Fernández, apoderado de Scioli, quien advirtió que si Máximo Kirchner fijaba condiciones imposibles para la competencia recurriría a la Justicia “para que ponga las cosas en su lugar”. Más tarde, Tolosa Paz apuntó en declaraciones en el Patio de las Palmeras de la Casa Rosada: “Escriban el reglamento que escriban, Scioli y yo vamos a hacer precandidatos”. La ministra de Desarrollo Social y Máximo Kirchner mantuvieron una reunión ayer por la tarde en la Cámara de Diputados.

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