“Jamás me encontrarán un acto de deshonestidad”

“Jamás me encontrarán un acto de deshonestidad”

“Sé lo que hice antes, durante y después de ser presidente. Nunca hice nada ilegal, nada que pudiese manchar mi historia. En vísperas de cumplir 71 años, veo mi nombre en el centro de una verdadera caza judicial”, aseguró el ex mandatario.

El ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva se refirió ayer a las acusaciones de corrupción que lo incriminan y que lo pueden mandar a juicio y advirtió: “Jamás encontrarán un acto deshonesto de mi parte”.

En una columna publicada por el diario Folha de Sao Paulo y titulada “Por qué me quieren condenar”, Lula, líder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), afirmó: “Sé lo que hice antes, durante y después de ser presidente. Nunca hice nada ilegal, nada que pudiese manchar mi historia. En vísperas de cumplir 71 años, veo mi nombre en el centro de una verdadera caza judicial”, aseguró el ex mandatario.

“Se entrometieron en mis cuentas personales, las de mi esposa y mis hijos. Intervinieron mis llamadas teléfonicas y divulgaron el contenido, invadieron mi casa y me llevaron a deponer, sin motivo razonable y sin base legal. Están buscando un crimen para acusarme, pero no lo encontraron ni lo van a encontrar”, continuó.

Además, escribió: “Jamás practiqué, autoricé o me beneficié de actos ilícitos en Petrobras o en otro sector de gobierno. Desde la campaña del 2014 se trabaja en la narrativa de que el PT no es más un partido y sí una ‘organización criminal’, conmigo como jefe. Esa idea fue martillada, sin descanso, por titulares, tapas de revista, radio y televisión. No puedo callarme, sin embargo, frente a los abusos cometidos por agentes del Estado que usan la ley como instrumento de persecución política”, manifestó Lula, en una extensa columna que tiene 21 párrafos.

A su vez, expresó: “Tengo la conciencia tranquila y el reconocimiento del pueblo. Confío en que la Justicia, tarde o temprano, prevalecerá, mas no sea en los libros de historia. Lo que me preocupa, y a todos los demócratas, son las continuas excepciones al Estado de derecho. Es la sombra del estado de excepción que se está irguiendo sobre el país”.

Lula fue jefe de Estado entre 2003 y 2010 y se convirtió entonces en uno de los políticos más influyentes de la región como líder del PT. A la gestión del ex obrero metalúrgico y líder sindical se le atribuye el impulso que convirtió a Brasil en unas de las primeras economías mundiales en la década pasada, aunque recientemente surgieron varias acusaciones en su contra, todas relacionadas con hechos de corrupción.

El 10 de octubre, las autoridades brasileñas lo acusaron de haber favorecido irregularmente a la constructora Odebrecht en negocios con Angola. Antes, el ex presidente ya tuvo que responder ante la Justicia por “ventajas indebidas” en la reforma de un departamento que quiso comprar con un préstamo de una cooperativa gremial en el balneario popular de Guarujá, cerca de San Pablo, compra de la que finalmente desistió. Las acusaciones a Lula se enmarcan todas dentro de la operación “Lava Jato”, considerada la mayor investigación anticorrupción en la historia de Brasil.

Los investigadores de una trama corrupta en torno a la petrolera semiestatal Petrobras lo señalan, incluso, como “el comandante máximo” de la red. Por “Lava Jato” están siendo investigados más de 50 políticos en relación con el presunto pago de sobornos por parte de terceras empresas para obtener un trato de favor en sus negocios con Petrobras, una de las compañías energéticas más grandes de América Latina.

En relación a esto Lula escribió: “La ausencia de seriedad, la desproporción y la falta de base de legal de las denuncias sorprenden y causan indignación, así como la avidez con la que son procesadas en el juicio. Ya no les importan los hechos, pruebas o normas procesales. Denuncian y procesan por mera convicción y es grave que las instancias superiores y los organismos de control funcional no tomen medidas contra los abusos. Me acusan por ejemplo de haber ganado ilicitamente un apartamento que nunca me perteneció y no perteneció por la simple razón de que no quise comprarlo cuando me fue ofrecida la oportunidad, incluso después de unas reformas que se le realizaron que, obviamente, serían incluidas en el precio. Como es imposible demostrar que la propiedad sea mía, porque nunca lo fue, me acusan de ocultarla, en una trama surrealista”.

Luego, aseguró que sus acusadores sabían que no robó, que no fue corrompido y que no intentó obstruir a la justicia, pero dijo que no lo podían admitir. “No pueden retroceder después de la masacre que promovieron en los medios. Se convirtieron en prisioneros de las mentiras que crearon, la mayor parte de las veces a partir de notas periodísticas facciosas y sin rigor. Están condenados a condenar y deben evaluar que, si no me detienen, serán ellos los desmoralizados ante la opinión pública”, agregó el ex presidente.

De acuerdo con las encuestas, Lula lidera la intención de voto de cara a las elecciones presidenciales de Brasil en 2018. Su partido, el PT, gobernó Brasil desde 2003 hasta el 31 de agosto del 2016, cuando su sucesora Dilma Rousseff fue destituida por el Parlamento y Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), asumió la presidencia del país.

“Renuevo mi fe en el pueblo brasileño y en el futuro del país. Constato que está viva en la memoria de nuestra gente cada conquista alcanzada por los gobiernos del PT: los programas Bolsa Familia, Luz Para Todos, Mi Casa Mi Vida, el programa de fortalecimiento de la agricultura familiar y la valorización de los salarios, en conjunto, proporcionaron el mayor ascenso social de todos los tiempos”, dijo Lula y agregó que la gente no olvidará los millones de jóvenes pobres y negros que tuvieron acceso a la educación superior. “Va a resistir a los retrocesos porque Brasil quiere más, y no menos, derechos”, escribió.

Comentá la nota