Los intendentes quieren la re-re

Los intendentes quieren la re-re

Alberto Fernández apoya la idea de voltear la ley que les quitó en la Provincia la reelección indefinida.

La mayoría de la gente se fija en el cepo más molesto, el del dólar. Pero no es el único. Hay políticos importantes por la cantidad de votos que mueven y por el poder que mueven que tienen su propio cepo: los intendentes bonaerenses, que perdieron la reelección indefinida de la que gozaron por largos años.

 

De pronto apareció Alberto Fernández guiñándoles los dos ojos a esos intendentes ya sin chances de seguir. El freno viene del 2016 y se extiende a senadores, diputados, concejales y hasta consejeros escolares. Mucha gente interesada: son puestos importantes y bien pagos, al menos mejor que unos cuantos afuera del paraguas gubernamental. Hoy por hoy son un salvavidas envidiable.

Rarezas de la política: voltear esa ley podría contar con beneplácito de parte de la oposición y bronca de parte del oficialismo. La Cámpora está al acecho, ávida de ocupar intendencias que como todo el mundo sabe es acumular poder. Detalle: la ley fue impulsada por Massa durante la gestión de Vidal y es bastante específica para que no pasara lo que pasó con Menem, que buscó la re-re al no quedar suficientemente aclarado si en la cuenta entraba el período anterior.

En la provincia eso quedó claro: el período 2015/19 entra en la cuenta. Pero, como también sabemos, nada es definitivo en esta materia. Y aunque falta un larguísimo trecho, intentarán con un amparo que la Justicia diga que los que ahora están en un segundo período, están recién en el primero y, por lo tanto, les queda uno más. Aun no decidieron quiénes harán la gestión ni cuando la harán.  

Dos interlocutores de Fernández son los jefes de Hurlingham, Juanchi Zabaleta, y de Almirante Brown, Mariano Cascallares. Los dos habían sonado para cargos en el gabinete nacional pero a los dos los paró el mismo riesgo: los municipios que dejaban iban a caer en manos de militantes de La Cámpora.

Alberto Fernández recibió hace dos semanas en Casa Rosada a los intendentes Juan Zabaleta (Hurlingham) y Alberto Descalzo (Ituzaingó). Foto Presidencia

El apoyo de Fernández a levantar el cepo y la eventual suspensión de las PASO disparó en Lomas la renuncia de Guillermo Viñuales, mano derecha del intendente Martín Insaurralde, otro de los que habla con el presidente y el único en colar algún funcionario en el gobierno de Kicillof: colocó al responsable del juego provincial. Viñuales ha sido el jefe del gabinete de Insaurralde en los últimos diez años.

Kicillof tiene algo de Scioli: ambos llegaron a la gobernación sin aparato propio. Y tiene algo que le pertenece por completo: gobierna de frente a Cristina y de espaldas a los intendentes. Tiene un modelo de gestión cerrado: gobernar no es compartir el poder. Y tiene mucha plata de la Nación. Los intendentes se quejan de recibir poco y nada de la provincia que este año embolsará de la Rosada y por fuera de la coparticipación unos $ 100.000 millones, que puede manejar a su gusto.

En otros sentidos, Kicillof actúa como lo que es: un recién llegado al mundo bonaerense. Lanzó una escuela sindical de género, una de las vetas que le gusta explotar y se metió en un berenjenal con una frase para la historia. Dijo: “Hay una especie de cultura de machismo... como llamar a los intendentes los varones del conurbano”. No sabía que esos barones son barones con b larga  y se los llama así porque son como de una casta instalada.

Uno de los intendentes suena como reemplazo de María Eugenia Bielsa, ministra de Desarrollo Territorial y alfil de Fernández, hoy bajo fuego amigo. Bielsa está más afuera que adentro. Es de las funcionarias que no funcionan de Cristina, que la tiene en la mira desde que rechazó la oferta de ser su candidata en Santa Fe y sobre todo cuando después dijo: “No hay que robar en política”.

​Pero a Bielsa también la critican en el albertismo, que le sacó el manejo de Renabap, con su caja de $ 8.000 millones a cargo de dos militantes de Grabois, para dárselo al ministro Arroyo, de Desarrollo Social. Fernández tuvo que laudar y laudó al estilo Fernández. A Bielsa le habían pisado durante siete meses la designación de una pieza clave: la responsable jurídica del ministerio. Está a la vista: en el kirchnerismo todo el tiempo hay fuego cruzado.

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