Iniciativa barrial de reciclaje es modelo para otros barrios de Guayaquil

Iniciativa barrial de reciclaje es modelo para otros barrios de Guayaquil

La imagen de recicladores informales abriendo fundas de basuras en las aceras se volvió recurrente en la ciudad de Guayaquil, desde el 2012.

Ese año se inició el cobro del impuesto de dos centavos por cada botella de plástico, lo que volcó a la “chamba” callejera a mucha más gente. La práctica de desperdigar la basura en las calles, en busca de botellas, sigue ocasionando problemas en mayor o menor medida en buena parte de los barrios.

Un modelo de reciclaje comunitario, nacido desde la misma ciudadanía, ha sido tomado como ejemplo por el Cabildo, por terminar con efectos adversos para la salud y el ambiente, así como por formalizar y mejorar las condiciones e ingresos de los recicladores.

Se trata del barrio Los Ceibos, en el norte de Guayaquil, que en los últimos nueve años ha logrado que la comunidad, los recicladores y la empresa privada trabajen juntos.

El sector cuenta con 14 recicladores uniformados y carnetizados, que cumplen 12 rutas por una ciudadela de 900 casas y reciclan entre 12 y 15 toneladas de desechos al año.

Javier Rosero, presidente del Comité de Los Ceibos y quien vive 16 años ahí, destaca que “su labor ahora es reconocida por la comunidad y existe colaboración de nuestra parte, porque entendemos que es un trabajo participativo, que genera trabajo y nos beneficia”.

Los vecinos separan los desechos reciclables y dan aviso a los trabajadores o sacan el material los martes, jueves y sábados, antes de que pase el carro recolector de la basura.

“No teníamos esta cultura y los niños nos han ayudado mucho en las casas. Un envase de yogur, de aceite o una tarrina usada tienen que ser lavados para ser reutilizados”, explica.

La mentalizadora fue Mónica Vallejo, coordinadora del programa y quien vive 25 años en Los Ceibos. Ella comenzó a mantener contacto con los recicladores que recorrían el barrio hace 12 años y sirvió de enlace con el comité barrial.

Esa relación devino en el inicio de un proceso de capacitación de los recolectores, apoyado por la empresa Tesalia TBC y por la fundación Redes con Rostro.

El reto mayor consistió en convencer a los residentes que debían separar los desechos. “Llegar a la comunidad fue lo más difícil, porque tuvimos que tocar puerta a puerta; un puñado de familias iniciamos con el ejemplo”, dice Vallejo.

Cuando empezaron a ofrecer talleres a la comunidad el efecto fue multiplicador. Hoy, 60% de las 900 familias participa de forma constante y activa.

También se anima a las familias a realizar el acopio de materiales como plástico, polietileno, vidrio, cartón y papel para donarlos en una “reciclatón” que el barrio realiza el último sábado de cada mes. El lema es: “Saca la funda llena”.

El valor del kilo de botellas de gaseosas suele ser de USD 0,40 en centros de acopio, pero la fábrica que les compra -y recoge el material en el punto- les paga a USD 0,55 el kilo, explica Wagner Zambrano, presidente de la Asociación de Recicladores de Los Ceibos.

“Al principio era feo, porque nos miraban mal, nos corrían, ahora me llaman por teléfono para que recoja fundas con material todas las semanas”, cuenta Zambrano, quien lleva 25 años como reciclador.

Los uniformes llevan inscrito el concepto del programa: “Reciclaje asociativo con valor compartido”.La alcaldesa, Cynthia Viteri, indicó en una visita reciente que Los Ceibos ha trazado una hoja de ruta que el Municipio va a seguir, a través de la Dirección de Medioambiente, para replicar el sistema en la ciudad. Se busca involucrar a 4 000 recicladores que, según cálculos, existen en Guayaquil.

Viteri indicó que el modelo se replicará en inicio en la Vía a la Costa. El Comité de Los Ceibos ha recibido llamadas de las directivas de Bellavista y Lomas de Urdesa, que tienen interés en seguir ese ejemplo.

En Los Ceibos creen que el reciclaje puede ser la punta de lanza para consolidar la organización barrial, emprender otros programas, llegar a acuerdos y “conformar barrios más ordenados y amigables”.

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