En una histórica visita a Pearl Harbor, el primer ministro de Japón ofreció sus condolencias

En una histórica visita a Pearl Harbor, el primer ministro de Japón ofreció sus condolencias

Shinzo Abe fue recibido por el presidente Barack Obama en la base naval estadounidense, a 75 años del ataque que precipitó el ingreso de EE.UU. a la II Guerra Mundial.

El primer ministro japonés Shinzo Abe realizó ayer una histórica visita a Pearl Harbor, a 75 años del devastador ataque de su armada a esa base estadounidense en Hawaii. Allí fue recibido por el presidente estadounidense Barack Obama, en un gesto de reconciliación de estas dos potencias militares que se enfrentaron en la II Guerra Mundial, y que hoy son aliados en la región del Pacífico.

El encuentro se da en un momento muy particular del trazado de nuevas alianzas por parte del gigante norteamericano, ya que el presidente electo, Donald Trump, viene alterando el delicado equilibrio establecido en algunas regiones por la diplomacia del gobierno de Obama.

Japón vive con incertidumbre la futura política externa del multimillonario. Un reflejo de esto fue la inmediata visita que Abe hizo a Trump apenas se conocieron los resultados de las elecciones estadounidenses, en noviembre pasado. Allí no sólo dialogó con el magnate, sino también con su influyente hija, Ivanka, que estaba acompañada de su esposo, Jared Kushne.

Estados Unidos y Japón mantienen una significativa alianza militar en el Pacífico sur, en la que también se incluye a Corea del Sur. La preocupación de este bloque es el desarrollo nuclear de Norcorea, así como la constante expansión de China en esa complicada región.

Obama y Abe desarrollaron en los últimos años una relación especial, que estrechó el vínculo entre ambos países. El mandatario japonés apoyó algunas de las políticas impulsadas por el gobierno del estadounidense, pese a la resistencia interna que tuvo.

Por ejemplo, Abe le dijo que sí a la ampliación del apoyo japonés a las bases militares, a pesar de la fuerte oposición de Okinawa. También impulsó la aprobación de normas de seguridad que permitan a las fuerzas armadas japonesas participar de misiones de combate en el exterior. Incluso ofreció ayuda no militar a los países en los cuales se combate contra el ISIS.

Obama, por su lado, declaró oficialmente su apoyo a la necesidad de tener un aliado fuerte contra China, convirtiéndose en el primer presidente estadounidense en hacerlo. La elección de Trump puso un manto de dudas e incertidumbre respecto al futuro.

El encuentro de ayer buscó reforzar esa alianza ante posibles modificaciones que introduzca Trump, pero también sirvió para reconciliar a dos pueblos que se enfrentaron en una de las guerras más atroces que tuvo el mundo.

El 7 de diciembre de 1941, Japón, aliado de Alemania, atacó por sorpresa la gigantesca base naval estadounidense en Pearl Harbor, destruyendo a gran parte de su flota y matando a 2.300 personas. Ante al furibundo ataque, Estados Unidos le declaró la guerra a los nipones, involucrándose así directamente en la II Guerra Mundial.

Durante los años siguientes, Estados Unidos encerró a unos 120.000 estadounidenses de origen japonés en campos de concentración, y en 1945, para forzar la rendición de Tokio, arrojó dos bombas atómicas, una sobre Hiroshima (140.000 muertos) y otra sobre Nagasaki (70.000 muertos). Hace siete meses Obama tuvo un gesto similar al visitar Hiroshima.

“Como primer ministro de Japón, ofrezco mis sinceras y eternas condolencias a los seres queridos de quienes perdieron la vida aquí, así como a los espíritus de los valientes hombres y mujeres cuyas vidas se tomó una guerra que empezó en este lugar, como también a las almas de los incontables inocentes que se convirtieron en víctimas de la guerra”, dijo ayer Abe en Pearl Harbor, parado junto a Barack Obama. “Nunca debemos repetir los horrores de la guerra; este es nuestro compromiso”, agregó conmovido.

Es la primera vez que un primer ministro japonés visita el memorial del "USS Arizona", construido a principios de los años 60 en homenaje a los estadounidenses que murieron cuando el acorazado fue abatido por la aviación nipona. Abe y Obama viajarán en barco a este lugar simbólico, que fue erigido sobre los restos oxidados de la embarcación.

Al reunirse en Pearl Harbor, en medio del océano Pacífico, los dos dirigentes buscaron rendir homenaje a las víctimas de dos eventos que marcaron el inicio y el fin del enfrentamiento entre Estados Unidos y el Japón imperial, y fortalecer una alianza clave que mantiene el equilibrio en el Pacífico sur.

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