“Grieta” sudamericana: sin acuerdo entre los presidentes por la crisis venezolana

“Grieta” sudamericana: sin acuerdo entre los presidentes por la crisis venezolana

Macri no logró la condena que pretendía. Tabaré se enojó por la redacción del documento, Bachelet intercedió y Perú se retiró insatisfecho. Los entretelones de la tibia advertencia del Mercosur a Venezuela.

En vísperas de la Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur y los Países Asociados, las delegaciones diplomáticas llegadas a Mendoza habían consensuado un documento con una suerte de ultimátum al gobierno de Nicolás Maduro para que desistiera de convocar a la elección de convencionales constituyentes. Sin embargo, la posición dura promovida por la Argentina fue diluyéndose en el transcurso de la jornada.

 

 

Cara a cara, los presidentes pusieron reparos que cambiaron totalmente la fisonomía de la declaración. En los pasillos se comentaba que el mandatario uruguayo, Tabaré Vázquez, perdió los cabales al constatar un borrador demasiado duro con Caracas, e incluso tachó un párrafo entero del escrito.

 

 

Tabaré llegó a Mendoza con la intención de no innovar en el asunto y fue clave para sacar un comunicado suave y que le permitiera no comprarse una disputa con los partidos que integran el Frente Amplio, alineados ideológicamente con Maduro. Por no fijar una posición fuerte, Perú se bajó de la firma del documento.

 

 

Ante el riesgo de no encontrar consenso y, por tanto, la posibilidad de no emitir una posición, Mauricio Macri y su par brasileño, Michel Temer, debieron conceder mucho más de lo que deseaban. Horas antes de verse con sus pares, ambos mandatarios especulaban con una expulsión directa de Venezuela.

El documento difundido se asemeja más bien a la posición que traía Paraguay. El gobierno de Horacio Cartes fue el primero en solicitar la suspensión de Venezuela, en mayo de 2016, cuando Uruguay ejercía la presidencia temporaria del bloque, pero entonces el canciller oriental, Rodolfo Nin Novoa, desechó la iniciativa.

 

 

Los guaraníes avalaron avanzar con el Protocolo de Ushuaia, el mecanismo político para la suspensión, pero ajustado al “debido proceso”, aunque insistieron en que no repetir lo ocurrido en Mendoza cinco años atrás, cuando el bloque los suspendió una semana después que el presidente Fernando Lugo fuera  removido en juicio político del cargo.

 

 

El consenso logrado en Mendoza satisfizo a muy pocos de los actores involucrados. La grieta también tiene su capítulo sudamericano.

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